Pablo Gonzalez

Estadounidenses están perdiendo la paciencia


DIARIONY.COM – El debate por el cese de funciones del gobierno estadounidense llegó hasta Twitter, Facebook e Instagram porque los estadounidenses hartos de la situación, que este miércoles cumple su segundo día, recurrieron a las redes sociales para manifestar su disgusto con los legisladores federales por la falta de acuerdos.

Los ciudadanos lo hicieron sin tapujos, llamando a los congresistas “inmaduros”, “estúpidos” e “idiotas” que necesitan “madurar”.
 
 También hubo algunos aplausos por parte de gente que se describió como conservadora y que celebró la postura inflexible de los republicanos contra el plan de salud del presidente Barack Obama aunque esto significara dejar de pronto sin sueldo a unos 800,000 empleados federales y amenazar a populares programas nacionales.

Pero en su mayoría, los tuiteros decían que no podían entender por qué no podían lograr un acuerdo ambas partes.

“#DearCongress (#QueridoCongreso), no deberías de recibir un salario. De hecho, ¡deberían despedirlos!”, escribió en Twitter Bruce Swedal, un agente de bienes raíces de 46 años que vive en Denver y que está preocupado de lo que el cierre del gobierno pueda hacer a la venta de casas si se agotan los préstamos federales.

El clamor público manifestado en las redes sociales esta semana es un nuevo giro. En el último cierre de operaciones del gobierno en 1995, los estadounidenses furiosos tuvieron que buscar las direcciones de sus legisladores y sentarse a escribir una carta a la antigua. Pero con la llegada de Twitter, etiquetas populares como #governmentshutdown (cierre del gobierno) y “#DearCongress permiten a los electores manifestar sus quejas a los 532 integrantes del Congreso de una sola vez, siempre y cuando lo hagan en 140 caracteres o menos.

Los electores también tomaron las cosas por el lado humorístico, proponiendo frases para iniciar una conversación que los empleados federales podrían utilizar en bares, algunos de los cuales, por cierto, están ofreciendo algunas bebidas con descuento a los burócratas que están de licencia sin goce de sueldo.

“De todas formas mañana no trabajo”, escribió alguien con la etiqueta #ShutdownPickupLines.

Por su parte, los legisladores utilizan Facebook y Twitter para reiterar los puntos de mayor debate, provocando todavía más enfado a los electores que los critican.
 
Los republicanos dicen que sería catastrófico permitir el programa de salud de Obama, mientras que los demócratas acusan a los republicanos de enviar al gobierno en caída libre para apaciguar a una pequeña minoría.

Se intercambian culpas

En un mal presagio, líderes de ambos partidos han dejado entrever que el cierre, que cumple este miércoles su segunda jornada, podría durar semanas, ampliarse y abarcar una posible moratoria de pagos de parte del Tesoro si el Congreso no aumenta el límite del endeudamiento de la nación a partir del próximo 17 de octubre.

Ambas situaciones se convirtieron “ahora una sola”, dijo el senador Dick Durbin, demócrata de Illinois.

En declaraciones en la Casa Blanca, el presidente Barack Obama acusó a los republicanos de ser los responsables del primer cierre parcial del gobierno en 17 años y la atribuyó a una incesante “cruzada ideológica” que busca sepultar la ley de salud por él decretada y que es emblemática de su gobierno. Obama advirtió que cuanto más dure esta situación “más familias saldrán perjudicadas”.

Pero los republicanos afirmaron que la parálisis del gobierno era culpa del mandatario y no de ellos. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, de Ohio, reviró con la misma moneda.

“El presidente no cuenta toda la historia”, afirmó Boehner en un artículo de opinión difundido en la edición digital del periódico USA Today. “El hecho es que los demócratas en Washington dieron el portazo a la reapertura del gobierno al rehusarse a sostener conversaciones bipartidistas”.

Fracasa el último intento

Ambas cámaras del Congreso sesionaron anoche en el Capitolio, sin llegar a un acuerdo. Los republicanos de la Cámara de Representantes pretendían una aprobación rápida de un proyecto de ley tendente a reanudar las actividades en algunas partes del estamento federal. 
 
Las iniciativas cubrían el Departamento de Asuntos para Veteranos de Guerra, el Servicio de Parques y una porción del gobierno en Washington, D.C. con financiación procedente de ingresos fiscales locales.

Los demócratas en el Congreso anunciaron su rechazo y la Casa Blanca amenazó con vetar las medidas; afirmaron que no debería permitirse a los republicanos escoger cuáles agencias debían abrir y cuáles continuar cerradas.

Ante tal postura, Michael Steel, portavoz de Boehner, afirmó que Obama “no podía continuar quejándose de las consecuencias de la paralización gubernamental sobre los veteranos de guerra, los visitantes en los parques nacionales y el Distrito de Columbia al tiempo de que veta iniciativas para ayudar a estos sectores”.

El cotilleo de vincular la disputa actual con otra que involucre el límite de la deuda nacional deja entrever que el cierre del gobierno podría durar algún tiempo. 
 
En la actual controversia, los republicanos intentan frustrar la ley de salud mediante la retención del financiamiento para el año fiscal que comenzó el primer minuto del 1 de octubre.

El Eobierno advirtió que el techo de la deuda debe ser elevado para mediados de mes en tanto que los republicanos dijeron hace tiempo que buscarían reducciones al gasto al mismo tiempo, condición rechazada por Obama.

En Washington, algunos republicanos reconocieron en privado que podrían sufrir la peor parte de la ira de la ciudadanía a causa del cierre gubernamental, y parecían resignados a una eventual rendición en su más reciente contienda traumática con Obama.

Los demócratas tienen “toda la ventaja y nosotros ninguna”, dijo el senador Saxby Chambliss, de Georgia.

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