Pablo Gonzalez

Cómo vimos el documental de Oliver Stone

Ayer finalizó en La 2 de TVE la serie documental "La historia no contada de los Estados Unidos”, narrada por el famoso cineasta Oliver Stone. 
 
Quien esto suscribe considera que sus denuncias, valientes eso es cierto, en absoluto son nuevas ni trascendentales, pues ya las han realizado, y siguen haciéndolo, multitud de analistas anónimos de todo el mundo. 
 
El problema que vemos es que el documental no cuestiona el sistema capitalista, por eso pensamos que La 2 ha permitido su difusión.

Oliver plantea de manera más objetiva que otros una serie de hechos, pero sigue aportando datos inventados por la burguesía para descalificar, más dulcemente si se quiere, a Stalin.
 
 La URSS sí fue una dictadura como la cita de manera peyorativa, pero una dictadura del proletariado de la que no renegamos porque es sinónimo de voluntad de la mayoría sobre una minoría,y si eso es así es porque cuando dejar de actuar de esa manera, la minoría será la que tomará el poder y oprimirá a la inmensa mayoría.

A Stalin lo denomina “dictador sanguinario”, ignora su papel en la guerra civil rusa, la construcción del socialismo en circunstancias muy complejas, la industrialización y colectivización de la agricultura.
 
 Aunque reconoce su victoria sobre los nazis en la Segunda Guerra Mundial, no cita su habilidad para jugar con las contradicciones interimperialistas. 
 
Firmó un pacto de no agresión con Hitler (hoy los súper lo habrían puesto de traidor), lo que facilitó ganar algo de tiempo, pues sabía que la URSS era el objetivo final.
 
 Es cierto que sus purgas en el ejército pasaron factura pero no es menos cierto que, gracias a ellas, sólo un militar soviético de alto rango se pasó a las filas alemanas.

El director de cine considera a Kruschev "un héroe olvidado" y muestra su simpatía por él y Gorbachov; sin embargo el primero negó la lucha de clases en la URSS lo que, a la postre, desembocó en la desaparición del bloque socialista de la mano de Gorbachov.
 
 Ambos personajes fueron el principio y el fin de una esperanza y sus actitudes los hacen responsables ante la historia de la muerte de millones de personas a manos del imperialismo que obtuvo vía libre para cometer genocidios por doquier. No pueden hacerse héroes de villanos.

Stone plantea que fue al final de la Segunda Guerra Mundial cuando EEUU pasó de un sistema democrático a un régimen más o menos dictatorial. 
 
Entendemos que no fue así. EEUU desde su nacimiento como nación soberana, comenzó su aventura imperialista intentando apoderarse sin éxito de Canadá aprovechado que Gran Bretaña luchaba en Europa contra Napoleón, después provocó el exterminio de los indígenas en el oeste, la invasión de México en el sur y sus intervenciones en América Latina.
 
 Todo ello sucedió mucho antes de esa supuesta transformación denunciada por él y que que concreta en el traspaso de la presidencia de Roosevelt a Truman. 
 
Nadie puede venderme la supuesta bondad de una democracia burguesa secuestrada porque, es justo al revés, la democracia burguesa es la secuestra a las masas mediante la alienación.

Tras recordar las barbaridades de los Bush, cree ciegamente en la historia oficial sobre la operación que dio muerte a Ben Laden, un muerto que nadie ha visto. 
 
Según otras fuentes, el ex colaborador del Pentágono falleció tiempo antes en un hospital de Arabia Saudita porque padecía una enfermedad renal. 
 
En el colmo del despropósito compara a Ben Laden con Lenin y Hitler y termina diciendo que Obama fue la promesa frustrada de un regreso de EEUU al humanismo y al respeto medioambiental 
 
¿Pero cuándo Washington ha hecho eso en toda su historia? EEUU es un país que hizo de la expansión a costa de otros pueblos, una ideología con contenidos parecidos al nazismo.

En definitiva, y bajo mi punto de vista, más de lo mismo, más visión americana del mundo, más “American way of life” pero en versión Oliver Stone.

Publicado por JM Álvarez

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