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El Papa no va a nombrar cardenal a una mujer

Los medios de la caverna católica se hacen eco de un artículo en tono humorístico publicado por el blogger “Elentir”, «El País ya puede leer tus pensamientos y convertirlos en noticia: lo hizo con el Papa». 
 
Elentir se indigna y bromea un poco sobre el ridículo artículo del diario español El País, «¿Una mujer cardenal?» en el que el periodista y escritor Juan Arias afirma que el papa se ha planteado “nombrar cardenal a una mujer”.

Ignoro si la explicación de la posibilidad en términos de derecho canónico de tal nombramiento es correcta. Lo cierto es que la “noticia” carece totalmente de fuentes, siquiera anónimas, a menos que —como Elentir teoriza jocosamente— Arias pueda leer la mente de Francisco, de manera que ese asunto es académico: se trata de algo cuya plausibilidad sólo podría interesarle a Dan Brown o algún otro escritor de esa calaña.

Confieso que el disparate me atrajo al principio. Soy culposo fan de las películas de cine catástrofe hollywoodenses sin visos de plausibilidad científica; el nombramiento de mujeres cardenales —o para el caso, cualquier relajamiento notable de la misoginia constitutiva y vertebral de la Iglesia Católica— calificaría como un evento catastrófico de una magnitud comparable a la de Armagedón, El día después de mañana o 2012. 
 
La idea de ser testigo de un cisma en la Iglesia Católica durante mi vida es tan atrayente que me es difícil sustraerme a la ficción de Arias.

Pero como no todo puede ser, hay que decir que no hay signo alguno de que Francisco plantee reformas radicales en la Iglesia. Cierto, está haciendo algunos cambios en la Curia, principalmente para sacar del medio a personajes cuyos vínculos con el lavado de dinero, el tráfico de influencias y Zeus sabe qué más estaba volviéndose demasiado notoria.
 
 Pero no creo que nadie pueda imaginar un cónclave o cualquier otra agrupación o institución eclesiástica donde los vetustos y misóginos cavernícolas que hoy conforman el Colegio Cardenalicio aceptaran compartir poder con una hembra humana. Dentro de trescientos o cuatrocientos años, tal vez (si nos guiamos por los tiempos católicos), pero no durante el papado de Jorge Bergoglio.

Para terminar: hay muy poco en el artículo de Elentir con lo que pueda estar de acuerdo, además de la obvia falta de profesionalismo periodístico de parte de Juan Arias. 
 
El País ya metió la pata otras veces, pero el ejemplo en el que insiste Elentir no lo prueba: no es cierto que El País haya dicho que “los fetos humanos no son humanos, pero los huevos de tortuga sí son tortugas”, como puede comprobar cualquiera que lea los artículos pertinentes sin las estrechísimas anteojeras del catolicismo y con un mínimo de buena fe, sentido común y capacidad de comprensión de textos.
 
 Un artículo sin fuentes es mal periodismo, pero no peor que un artículo con fuentes distorsionadas a propósito.


Fuente

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