Estados Unidos ha descartado este lunes la suspensión de la ayuda financiera a Egipto, además de manifestar su preocupación ante la violencia desatada en el país norteafricano en los últimos días.
Durante una rueda de prensa, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, ha rechazado "pronunciarse innecesariamente rápido" respecto a la cancelación de la ayuda militar a Egipto, además de negarse a considerar la deposición del presidente egipcio, Mohamad Mursi, como un golpe de Estado.
El titular estadounidense ha afirmado que Washington se tomará el tiempo necesario para llegar a un consenso sobre si el derrocamiento militar de Mursi, acaecido el pasado miércoles, debe calificarse de un golpe de Estado, lo que es fundamental para la continuación de la asistencia económica que supera los 1500 millones de dólares anuales, de los que solamente 1300 millones son destinados a las secciones militares.
"No iría en nuestro mejor interés cambiar inmediatamente nuestros programas de asistencia a Egipto. Estamos revisando nuestras obligaciones bajo la ley y consultaremos con el Congreso cómo proceder en lo referente al paquete de asistencia que proveemos", ha detallado Carney.
De conformidad con las leyes del país norteño, la Casa Blanca tiene que cortar el envío de ayudas al "Gobierno de cualquier país cuyo jefe debidamente electo ha sido derrocado por un golpe de Estado o decreto en el que el Ejército juega un papel importante”.
Por otra parte, la portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Jen Psaki, se ha manifestado preocupada por la escalada de violencia y la polarización política en Egipto, al tiempo que ha exhortado a los militares a usar la máxima moderación a la hora de responder a los manifestantes.
Durante los recientes días el país árabe ha sido testigo del caos y los choques sangrientos entre decenas de miles de partidarios y detractores del destituido presidente egipcio, que han dejado 90 muertos y más de 1850 heridos.
rb/rh/msf
Durante una rueda de prensa, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, ha rechazado "pronunciarse innecesariamente rápido" respecto a la cancelación de la ayuda militar a Egipto, además de negarse a considerar la deposición del presidente egipcio, Mohamad Mursi, como un golpe de Estado.
El titular estadounidense ha afirmado que Washington se tomará el tiempo necesario para llegar a un consenso sobre si el derrocamiento militar de Mursi, acaecido el pasado miércoles, debe calificarse de un golpe de Estado, lo que es fundamental para la continuación de la asistencia económica que supera los 1500 millones de dólares anuales, de los que solamente 1300 millones son destinados a las secciones militares.
"No iría en nuestro mejor interés cambiar inmediatamente nuestros programas de asistencia a Egipto. Estamos revisando nuestras obligaciones bajo la ley y consultaremos con el Congreso cómo proceder en lo referente al paquete de asistencia que proveemos", ha detallado Carney.
De conformidad con las leyes del país norteño, la Casa Blanca tiene que cortar el envío de ayudas al "Gobierno de cualquier país cuyo jefe debidamente electo ha sido derrocado por un golpe de Estado o decreto en el que el Ejército juega un papel importante”.
Por otra parte, la portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Jen Psaki, se ha manifestado preocupada por la escalada de violencia y la polarización política en Egipto, al tiempo que ha exhortado a los militares a usar la máxima moderación a la hora de responder a los manifestantes.
Durante los recientes días el país árabe ha sido testigo del caos y los choques sangrientos entre decenas de miles de partidarios y detractores del destituido presidente egipcio, que han dejado 90 muertos y más de 1850 heridos.
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