Después de las...opiniones del ex presidente Arias sobre la
personalidad y el desempeño de la presidente en ejercicio -una muestra
más de su soberbia patológica- me quedó un amargo sabor...fueron tan
escandalosas, el tono tan poco educado y de tan poca altura,... que me
produjo...
Después de las poco felices opiniones
vertidas por el ex presidente Arias sobre la personalidad y el desempeño
de la presidente en ejercicio -una muestra más de su soberbia
patológica- me quedó un amargo sabor.
No había querido referirme a ello
anteriormente, sino dejar que las aguas volvieran a su curso normal. Es
decir, que pasaran más de los tres días acostumbrados localmente para
darle atención a cualquier escándalo, y tomar el tema con la cabeza
fría.
Las contradicciones fueron tan
escandalosas, el tono tan poco educado y de tan poca altura, el
resentimiento que las motivaba tan evidente, que me produjo un cierto
nivel de dolor por la señora presidente Chinchilla (que no es
precisamente “santo de mi devoción”), porque transparentaba claramente
una traición y evidentemente una hipocresía burda, muy propia de lo que
se acostumbra dentro del Partido Liberación Nacional, en donde se están
dando claras señales de ruptura entre diversas tendencias internas.
Es decir, no todos están con el
candidato, sino que más bien esperan que se “queme” definitivamente en
las próximas elecciones, se haga a un lado como gato escaldado, y deje
el espacio libre al próximo “iluminado” que nos presentarán el 2018.
Como podemos apreciar, se evidencia una manipulación que trata de enviar
un mensaje a los electores, bastante equívoco.
Por ello se considera en los círculos
académicos más serios que la consciente e inteligente manipulación de
los comportamientos y las opiniones de la masa es un elemento importante
de la sociedad supuestamente democrática.
Y que ello se ha convertido
en toda una disciplina que se aprende y resulta de enorme utilidad en
las campañas políticas y en el ejercicio del gobierno.
Sin embargo,
aquellos que manipulan estos mecanismos no percibidos de la sociedad
constituyen el gobierno invisible que en realidad maneja el poder de
cualquier país.
Estamos gobernados, nuestras mentes son
moldeadas, formados nuestros gustos, sugeridas nuestras ideas, de una
forma que jamás podríamos imaginar. Esto es el resultado lógico de la
manera en que está organizada nuestra sociedad.
Estos gobernantes invisibles son, en
muchos casos, los que están detrás de los que aparecen como las cabezas
visibles de las organizaciones públicas.
Nos gobiernan a través del
ejercicio de su liderazgo y sus habilidades para impulsar ideas y
fortalecer determinadas posiciones en la estructura social.
(Un ejemplo
claro, aunque aldeano, en nuestro medio, resultó el comportamiento de la
“fracción arista” dentro de la bancada liberacionista en este período
de gobierno.
Los diputados no obedecían a los lineamientos que se supone
provenían de la presidencia de la república, sino del binomio Oscar y
Rodrigo Arias, y resultaba tan escandaloso y evidente, que los medios de
comunicación se encargaban de señalarlo, cada vez que surgía alguna
disputa a lo interno de la fracción. Ver nuestro artículo “Pintadita en
la Pared”.)
Son los que no vemos, los que manejan el
poder real, a quienes obedecen los designados por el pueblo a través de
elecciones generales, o los nombrados como cabezas de organizaciones
públicas de los tres poderes.
Es decir, una especie de logia secreta y
superior a los rostros visibles de los gobernantes, legisladores y
jueces, contralores y fiscales.
En la actual situación de dominio del
capitalismo neoliberal, son las grandes corporaciones, las instituciones
financieras, y hasta los poderes de otros gobiernos los que determinan
en gran medida el sendero por el que transcurre el devenir de nuestros
países.
Pequeños, indefensos, maleables.
Y los “figurones” locales no
son más que sus marionetas, a quienes se les paga con el oropel del
reconocimiento que proviene de doctorados honoris causa, premios que
nadie conocía antes, salidas frecuentes a los medios de comunicación, y
un cierto margen de maniobrabilidad que les hace creer que son
independientes.
En algunos casos con cargos en organismos
internacionales, o con exilios dorados, como en el caso del traidor al
pueblo costarricense que colocaron como embajador ante el Vaticano.
Hemos llegado, pues, al borde de la
ignominia más evidente.
Sin embargo, una noticia aparecida hoy en los
medios electrónicos (no sé si en broma o en serio) nos indica que el
“curiosity” que incursiona por el planeta Marte, captó la presencia de
vida extraterrestre inteligente.
Y me pregunto: ¿sería posible que los
gringos nos prestaran esa maquinita, para ver si encontramos vida
inteligente en nuestro país?
Pero reflexionando un poco, llegué a la
conclusión de que no sería posible, aunque los gringos aceptaran, pues
la Asamblea Legislativa no aprobaría su arribo argumentando que es un
arma de guerra, y sucedería como lo que acabamos de ver, con relación al
atraco de naves gringas que trabajan en el control del tráfico de
drogas por nuestros mares.
Pero en realidad la causa sería que el
resultado de tal investigación descubriría que no existe en Costa Rica
“vida inteligente”. ¡Y ya está! Ello no conviene antes de las
elecciones.
Pero volviendo a nuestro tema, resultó
increíble que un ex presidente se manifestara de forma tan poco decente
de su vicepresidenta, correligionaria, incluso cómplice durante su
gobierno, impulsada por él mismo para que heredara el cargo de
presidente, solamente porque demostró cierto nivel de independencia,
botó de Zapote al hermanito, que ni transcurrido el primer mes de
gobierno ya estaba instalado en la casa presidencial, haciendo campaña y
dando órdenes como si fuera el poder detrás del trono, y se permitió
decisiones propias no consultadas con “el capo”, como se esperaba.
O
sea: un gobierno obediente al verdadero poder detrás del cargo, al menos
en ciertos estamentos liberacionistas, sino que se destapó como
independiente y se permitió todas las trastadas que ha cometido, los
actos corruptos que conocemos, y estableció su “red de cuido” para los
maleantes que la acompañan, protegiéndolos siempre que se descubrían.
¿Será que los beneficiados no estaban en la lista de los “favoritos del
capo” y de allí el resentimiento?
¡Vaya Usted a saber! Los recovecos de la
política criolla son tan inescrutables como lo es la forma de descubrir
quiénes son los que mandan realmente en este país.
Pero lo que parece
evidente es que dentro de un partido carcomido por la corrupción más
abyecta en sus altos mandos y “figurones” (como el caso del director de
la campaña de Monge, haciendo negocios extraños en Panamá con tierras
indígenas) las cosas no andan bien, y estarán peor.
Cada día están más cerca la campaña
política y las elecciones generales, pero cada día está más lejos una
visión clara de lo que queremos todos, encarnada en un liderazgo surgido
del consenso político de diversas tendencias.
Estamos tan acostumbrados
al cacicazgo político, a que nos traten como ignorantes, a que nos
asusten con premoniciones horrendas, que es posible que la fiesta de
corrupción continúe por cuatro años más.