Al menos 405 condenados esperan hoy su ejecución en el corredor de la muerte en Florida, uno de los estados de la Unión que, junto a California, tiene el mayor número de reos en esa condición en cárceles federales.
La información trascendió porque este lunes será ejecutado allí Marshall Lee Gore, de 49 años, sentenciado a la pena capital por el asesinato de dos mujeres en 1988.
Lee Gore será el tercer recluso en morir por inyección letal en el sureño territorio estadounidense en lo que va de año.
El 12 de junio pasado se cumplió la sentencia de William Van Poyck, quien llevaba 26 años en el corredor de la muerte.
Estados Unidos figura entre los países donde más se aplica la pena máxima, en lo que va del 2013 cerca de una veintena de personas fueron ejecutadas y más de mil 300 lo han sido desde que en 1976 se instauró la medida.
Críticos de la pena de muerte la asocian en no pocos casos al perfil racial del condenado y a su condición económica.
De acuerdo con datos oficiales, la pena de muerte está en vigor en 32 de los 50 estados y es Texas, con 498, seis de ellas en 2013, donde más veces se ha aplicado desde 1976.
Para Toshi Kazama, fotógrafo de los condenados a muerte, lo peor de este tipo de sentencia es “que lo hacemos en nombre de la justicia y en nombre de las víctimas”, sin embargo, “esto es una auténtica locura”.
Medios de prensa afirman que en Estados Unidos 140 sentenciados a morir han sido puestos en libertad por errores judiciales en las últimas tres décadas.
