La “misteriosa” joven de pelo largo que ha estado guiando y acompañando al ex exmpleado de la CIA, Edward Snowden, en su batalla diplomática para evitar ser deportado a Estados Unidos, donde enfrenta cargos por filtrar a los medios, información secreta, es Sarah Harrison.
Sarah es la novia del carismático líder de WikiLeaks, Julian Assange, de 41 años, y se ha convertido en una figura central de la organización.
Sarah es hija de Ian Harrison, ejecutivo de una cadena de tiendas, retirado y de Jennifer Harrison, quien ha dedicado su vida a desarrollar métodos de ayuda para niños con dificultad de aprendizaje, y viven su retiro en su acogedora casa de campo en East Sussex.
Estudió bachillerato en el prestigioso Sevenoaks School, cuya matrícula anual es actualmente de $45.000 y en donde también estudiaron -entre otras conocidas figuras- el esposo de la princesa Ana, el actor Daniel Day-Lewis y Sir Jonathan Evans, jefe del servicio secreto británico, MI5, hasta abril de este año.
“Sarah era una buena corredora y nadadora brillante también” – “una buena todo terreno, que disfrutó su tiempo en la escuela”, dice su padre con orgullo.
Luego de terminar su bachillerato internacional, se tomó un año sabático para esquiar y viajar, después estuvo un tiempo estudiando Inglés en la Universidad Queen Mary de Londres y decidió que quería ser periodista.
En 2009, con 27 años sin haber llegado a ser periodista, solicitó con éxito para trabajar como interna, sin remuneración, como investigadora en el Centre Of Investigative Journalism, organización sin fines de lucro que entrena y ayuda a los periodistas, con sede en la City University de Londres.
Ella era positiva, brillante y entusiasta y en 2010 fue contratada como investigadora, por la recién creada Oficina de Periodismo de Investigación, que opera en la misma universidad.
Sarah se dedicó a ayudar a ordenar los archivos de documentales de televisión sobre la guerra de Irak, que enviaba Assange.
Assange había llegado a Londres y pasó varios días en la oficina paseándose en jeans y, según los amigos de Sarah, “todas las mujeres se babeaban por él”.
“Todas las mujeres estaban hipnotizadas con él de una manera u otra”, dice un partidario de alto nivel. “Assange ejerce una extraña fascinación en las mujeres”, dice otro.
Más tarde ese mismo año, empezó la relación sentimental de Sarah con Assange.
Sarah es la novia del carismático líder de WikiLeaks, Julian Assange, de 41 años, y se ha convertido en una figura central de la organización.
Sarah es hija de Ian Harrison, ejecutivo de una cadena de tiendas, retirado y de Jennifer Harrison, quien ha dedicado su vida a desarrollar métodos de ayuda para niños con dificultad de aprendizaje, y viven su retiro en su acogedora casa de campo en East Sussex.
Estudió bachillerato en el prestigioso Sevenoaks School, cuya matrícula anual es actualmente de $45.000 y en donde también estudiaron -entre otras conocidas figuras- el esposo de la princesa Ana, el actor Daniel Day-Lewis y Sir Jonathan Evans, jefe del servicio secreto británico, MI5, hasta abril de este año.
“Sarah era una buena corredora y nadadora brillante también” – “una buena todo terreno, que disfrutó su tiempo en la escuela”, dice su padre con orgullo.
Luego de terminar su bachillerato internacional, se tomó un año sabático para esquiar y viajar, después estuvo un tiempo estudiando Inglés en la Universidad Queen Mary de Londres y decidió que quería ser periodista.
En 2009, con 27 años sin haber llegado a ser periodista, solicitó con éxito para trabajar como interna, sin remuneración, como investigadora en el Centre Of Investigative Journalism, organización sin fines de lucro que entrena y ayuda a los periodistas, con sede en la City University de Londres.
Ella era positiva, brillante y entusiasta y en 2010 fue contratada como investigadora, por la recién creada Oficina de Periodismo de Investigación, que opera en la misma universidad.
Sarah se dedicó a ayudar a ordenar los archivos de documentales de televisión sobre la guerra de Irak, que enviaba Assange.
Assange había llegado a Londres y pasó varios días en la oficina paseándose en jeans y, según los amigos de Sarah, “todas las mujeres se babeaban por él”.
“Todas las mujeres estaban hipnotizadas con él de una manera u otra”, dice un partidario de alto nivel. “Assange ejerce una extraña fascinación en las mujeres”, dice otro.
Más tarde ese mismo año, empezó la relación sentimental de Sarah con Assange.
Ella se quedó con él en su habitación en el Frontline Club de Paddington hasta que fue detenido y recluido en la cárcel de Wandsworth pendiente del proceso de extradición a Suecia, donde lo acusan de haber violado a dos mujeres.
Cuando se le concedió la libertad bajo fianza y se fue a vivir en Suffolk en la casa solariega del partidario de Wikileaks, Vaughan Smith, Sarah fue con él.
Y cuando él se quedó en la casa de otra partidaria, la empresaria Sarah Saunders, Sarah también lo acompañó.
Con la ayuda de estos partidarios, así como Jemima Khan, el director de cine Ken Loach y otros, Sara logró cubrir la fianza de Assange.
Sara aportó $7.5000, de los cuales perdió $4.750, cundo Assange logró refugiarse en la embajada ecuatoriana en Knightsbridge hace más de un año.
Se sabe que los trabajadores de WikiLeaks ganan muy poco.
Cuando se le concedió la libertad bajo fianza y se fue a vivir en Suffolk en la casa solariega del partidario de Wikileaks, Vaughan Smith, Sarah fue con él.
Y cuando él se quedó en la casa de otra partidaria, la empresaria Sarah Saunders, Sarah también lo acompañó.
Con la ayuda de estos partidarios, así como Jemima Khan, el director de cine Ken Loach y otros, Sara logró cubrir la fianza de Assange.
Sara aportó $7.5000, de los cuales perdió $4.750, cundo Assange logró refugiarse en la embajada ecuatoriana en Knightsbridge hace más de un año.
Se sabe que los trabajadores de WikiLeaks ganan muy poco.
Así que ¿de dónde sacó Sarah el dinero, lo obtuvo de su padre?
“Oh, yo no puedo decirlo”, dice el señor Harrison, que es encantador pero discreto.
Su esposa Jennifer, consultora educativa, trabajó para el Consejo del Condado de Kent hasta que su departamento fue cerrado hace dos años.
“Oh, yo no puedo decirlo”, dice el señor Harrison, que es encantador pero discreto.
Su esposa Jennifer, consultora educativa, trabajó para el Consejo del Condado de Kent hasta que su departamento fue cerrado hace dos años.
Ahora dirige una compañía que proporciona programas de lectura para niños con dificultades de aprendizaje.
Los amigos de Sarah dicen que ella llevó a Assange a conocer a sus padres en su casa, pero Ian Harrison se niega a confirmarlo o negarlo. “Yo no puedo hacer ningún comentario”, dice.
Los amigos de Sarah dicen que ella llevó a Assange a conocer a sus padres en su casa, pero Ian Harrison se niega a confirmarlo o negarlo. “Yo no puedo hacer ningún comentario”, dice.
Pero se refiere a Assange como ‘Julian’.
En cuanto a WikiLeaks, sólo dice: ‘Mi hija es una gran muchacha que tiene su propia vida hoy en día”
Snowden estaba en Hong Kong cuando EE.UU., lo acusó de espionaje -lo que puede significarle cárcel por el resto de su vida- y pidió su extradición de inmediato.
Aquí es cuando entra Sarah, quien se ha convertido en una experta en asuntos de inmigración y extradición, debido a la difícil situación de Assange, cuyos visitantes en la embajada ecuatoriana, son investigados por ella, y a pesar de que WikiLeaks no tiene nada que ver con las últimas filtraciones sobre el espionaje de la NSA, Assange la instruyó, para que volara a Hong Kong a acompañar a Snowden y ayudarlo en su solicitud de asilo en Ecuador.
Wikileaks, no podía permitirse mantenerse al margen en este importante caso de filtración de información secreta, dice un prominente partidario.
Sarah y Snowden están aparentemente atrapados en un limbo en el aeropuerto Sheremetyevo de Moscú, ya que Ecuador ha advertido que le podría tomar meses “procesar su solicitud de asilo”.
Algunos se refieren a Sarah como la “ex novia” de Assange, pero otros creen que esto es sólo porque él está encerrado en Knightsbridge.
En cuanto a WikiLeaks, sólo dice: ‘Mi hija es una gran muchacha que tiene su propia vida hoy en día”
Snowden estaba en Hong Kong cuando EE.UU., lo acusó de espionaje -lo que puede significarle cárcel por el resto de su vida- y pidió su extradición de inmediato.
Aquí es cuando entra Sarah, quien se ha convertido en una experta en asuntos de inmigración y extradición, debido a la difícil situación de Assange, cuyos visitantes en la embajada ecuatoriana, son investigados por ella, y a pesar de que WikiLeaks no tiene nada que ver con las últimas filtraciones sobre el espionaje de la NSA, Assange la instruyó, para que volara a Hong Kong a acompañar a Snowden y ayudarlo en su solicitud de asilo en Ecuador.
Wikileaks, no podía permitirse mantenerse al margen en este importante caso de filtración de información secreta, dice un prominente partidario.
Sarah y Snowden están aparentemente atrapados en un limbo en el aeropuerto Sheremetyevo de Moscú, ya que Ecuador ha advertido que le podría tomar meses “procesar su solicitud de asilo”.
Algunos se refieren a Sarah como la “ex novia” de Assange, pero otros creen que esto es sólo porque él está encerrado en Knightsbridge.
Amigos cercanos dicen que ambos están muy enamorados.
Así que la futura libertad de Snowden está en gran parte en manos de Sarah, a quien sus amigos describen como “muy comprometida, muy decidida y una buena organizadora que le encanta involucrarse en cosas donde hay un poco de emoción”.
“Ella sabe lo que está haciendo, estará bien”, dice uno.
Como era de esperarse, no es así como Ian Harrison y su esposa Jennifer lo ven.
Así que la futura libertad de Snowden está en gran parte en manos de Sarah, a quien sus amigos describen como “muy comprometida, muy decidida y una buena organizadora que le encanta involucrarse en cosas donde hay un poco de emoción”.
“Ella sabe lo que está haciendo, estará bien”, dice uno.
Como era de esperarse, no es así como Ian Harrison y su esposa Jennifer lo ven.
Ellos no esperaban ver a su hija en el ojo de una tormenta diplomática internacional.
“No hemos oído nada de Sarah y eso me preocupa, aunque no tanto como a mi esposa”, admite el Sr. Harrison, de 74 años.
“Lo único que sé es lo que he leído en los periódicos.
“No hemos oído nada de Sarah y eso me preocupa, aunque no tanto como a mi esposa”, admite el Sr. Harrison, de 74 años.
“Lo único que sé es lo que he leído en los periódicos.
Sarah siempre ha sido muy consciente, diligente, y creo que le gustaría ver un mundo mejor.
Pero solo Dios sabe en que va a terminar esto”, termina expresando su padre.
DAILY MAIL
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