El descubrimiento de una variedad de trigo mutado de la empresa estadounidense Monsanto, proveedora de productos para la agricultura, en una parcela en el estado de Oregón (oeste de EE. UU.), llevó a los Gobiernos de Japón y Corea del Sur a cancelar algunas importaciones de trigo del país norteamericano.
El hallazgo, revelado por el propio Gobierno estadounidense, dio lugar a cierto malestar en los mercados mundiales de productos agrícolas, donde la manipulación genética encuentra gran oposición.
A su vez, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que ha abierto investigaciones para analizar el caso, insistió en que no existe trigo modificado genéticamente en los cereales que han recibido la autorización de ser vendidos en Estados Unidos o en el trigo que exporta la nación norteamericana.
No obstante, la información generó preocupación en algunos países asiáticos y europeos.
Japón, el segundo importador de trigo estadounidense después de México, suspendió las compras de trigo blanco y el de ración. La decisión de las autoridades niponas fue adoptada inmediatamente después de que revelaran la detección de la presencia de una variedad de trigo transgénico que no ha sido aprobada en un campo de Oregón.
El inquietante hallazgo también llevó al Gobierno surcoreano a cancelar las compras y suspender los embarques hasta que se den a conocer más detalles al respecto.
Asimismo, la Unión Europea (UE) dio la orden de controlar de forma rigurosa las importaciones de trigo procedentes de Estados Unidos.
La multinacional norteamericana Monsanto generó 13 505 millones de dólares en 2012, con unos 21 000 empleados en todo el mundo. Durante la guerra de Vietnam (1955-1975), el Ejército estadounidense empleó el agente naranja fabricado por Monsanto, lo que provocó enormes secuelas en la población, pues su uso causó que decenas de miles de vietnamitas nacieran con malformaciones congénitas, sin recibir ni siquiera una compensación de parte del Gobierno estadounidense; además, miles de hectáreas quedaron contaminadas y no podrán ser cultivadas por lo menos hasta dentro de un siglo, según dictámenes de especialistas.
En la actualidad, a Mosanto se le acusa de presionar a Gobiernos, como por ejemplo el de Paraguay, para permitir el cultivo de transgénicos. España es de los pocos países europeos que permite su cultivo, pero el 80 % de la producción de este tipo de cultivos transgénicos sigue restringida a cuatro países del continente americano: Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina.
lmr/aa/
El hallazgo, revelado por el propio Gobierno estadounidense, dio lugar a cierto malestar en los mercados mundiales de productos agrícolas, donde la manipulación genética encuentra gran oposición.
A su vez, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que ha abierto investigaciones para analizar el caso, insistió en que no existe trigo modificado genéticamente en los cereales que han recibido la autorización de ser vendidos en Estados Unidos o en el trigo que exporta la nación norteamericana.
No obstante, la información generó preocupación en algunos países asiáticos y europeos.
Japón, el segundo importador de trigo estadounidense después de México, suspendió las compras de trigo blanco y el de ración. La decisión de las autoridades niponas fue adoptada inmediatamente después de que revelaran la detección de la presencia de una variedad de trigo transgénico que no ha sido aprobada en un campo de Oregón.
El inquietante hallazgo también llevó al Gobierno surcoreano a cancelar las compras y suspender los embarques hasta que se den a conocer más detalles al respecto.
Asimismo, la Unión Europea (UE) dio la orden de controlar de forma rigurosa las importaciones de trigo procedentes de Estados Unidos.
La multinacional norteamericana Monsanto generó 13 505 millones de dólares en 2012, con unos 21 000 empleados en todo el mundo. Durante la guerra de Vietnam (1955-1975), el Ejército estadounidense empleó el agente naranja fabricado por Monsanto, lo que provocó enormes secuelas en la población, pues su uso causó que decenas de miles de vietnamitas nacieran con malformaciones congénitas, sin recibir ni siquiera una compensación de parte del Gobierno estadounidense; además, miles de hectáreas quedaron contaminadas y no podrán ser cultivadas por lo menos hasta dentro de un siglo, según dictámenes de especialistas.
En la actualidad, a Mosanto se le acusa de presionar a Gobiernos, como por ejemplo el de Paraguay, para permitir el cultivo de transgénicos. España es de los pocos países europeos que permite su cultivo, pero el 80 % de la producción de este tipo de cultivos transgénicos sigue restringida a cuatro países del continente americano: Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina.
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