Nicaragua: “Oenegé” de Javier Meléndez Quiñónez facturó C$88 millones anuales

El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Algunas barbaridades desconocidas

Lootie, Botincito, fue el primer perro pequinés que llegó a Europa. 
 
Viajó a Londres en 1860. 
 
Los ingleses lo bautizaron así, porque era parte del botín arrancado a China, al cabo de las dos largas guerras del opio.

Victoria, la reina narcotraficante, había impuesto el opio a cañonazos. 
 
China fue convertida en una nación de drogadictos, en nombre de la libertad, la libertad de comercio.

En nombre de la libertad, la libertad de comercio, Paraguay fue aniquilado en 1870. 
 
Al cabo de una guerra de cinco años, este país, el único país de las Américas que no debía un centavo a nadie, inauguró su deuda externa. 
 
A sus ruinas humeantes llegó, desde Londres, el primer préstamo. 
 
Fue destinado a pagar una enorme indemnización a Brasil, Argentina y Uruguay.
 
El país asesinado pagó a los países asesinos, por el trabajo que se habían tomado asesinándolo.

Haití también pagó una enorme indemnización.
 
 Desde que en 1804 conquistó su independencia, la nueva nación arrasada tuvo que pagar a Francia una fortuna, durante un siglo y medio, para expiar el pecado de su libertad.

Las grandes empresas tienen derechos humanos en Estados Unidos. 
 
En 1886, la Suprema Corte de Justicia extendió los derechos humanos a las corporaciones privadas, y así sigue siendo.

Pocos años después, en defensa de los derechos humanos de sus empresas, Estados Unidos invadió 10 países, en diversos mares del mundo.

Entonces Mark Twain, dirigente de la Liga Antiimperialista, propuso una nueva bandera, con calaveritas en lugar de estrellas, y otro escritor, Ambrose Bierce, comprobó:

–La guerra es el camino que Dios ha elegido para enseñarnos geografía.

Los campos de concentración nacieron en África.
 
 Los ingleses iniciaron el experimento, y los alemanes lo desarrollaron. 
 
Después Hermann Göring aplicó, en Alemania, el modelo que su papá había ensayado, en 1904, en Namibia. 
 
Los maestros de Joseph Mengele habían estudiado, en el campo de concentración de Namibia, la anatomía de las razas inferiores. 
 
Los cobayos eran todos negros.

En 1936, el Comité Olímpico Internacional no toleraba insolencias.
 
 En las Olimpiadas de 1936, organizadas por Hitler, la selección de futbol de Perú derrotó 4 a 2 a la selección de Austria, el país natal del Führer. 
 
El Comité Olímpico anuló el partido.

A Hitler no le faltaron amigos.
 
La Fundación Rockefeller financió investigaciones raciales y racistas de la medicina nazi. La Coca-Cola inventó la Fanta, en plena guerra, para el mercado alemán. 
 
La IBM hizo posible la identificación y clasificación de los judíos, y ésa fue la primera hazaña en gran escala del sistema de tarjetas perforadas.

Operaciones de marketing. 
 
La opinión pública es el target. 
 
Las guerras se venden mintiendo, como se venden los autos.

En 1964, Estados Unidos invadió Vietnam, porque Vietnam había atacado dos buques de Estados Unidos en el golfo de Tonkin. 
 
Cuando ya la guerra había destripado a una multitud de vietnamitas, el ministro de Defensa, Robert McNamara, reconoció que el ataque de Tonkin no había existido.

Cuarenta años después, la historia se repitió en Irak.

Miles de años antes de que la invasión estadounidense llevara su "Civilización" a Irak, en esa tierra bárbara había nacido el primer poema de amor de la historia universal. 
 
En lengua sumeria, escrito en el barro, el poema narró el encuentro de una diosa y un pastor.
 
 Inanna, la diosa, amó esa noche como si fuera mortal. 
 
Dumuzi, el pastor, fue inmortal mientras duró esa noche.

El Aleijadinho, el hombre más feo del Brasil, creó las más hermosas esculturas de la era colonial americana.

El libro de viajes de Marco Polo, aventura de la libertad, fue escrito en la cárcel de Génova.

Don Quijote de La Mancha, otra aventura de la libertad, nació en la cárcel de Sevilla.

Fueron nietos de esclavos los negros que generaron el jazz, la más libre de las músicas. 
 
Uno de los mejores guitarristas de jazz, el gitano Django Reinhardt, tenía no más que dos dedos en su mano izquierda.

No tenía manos Grimod de la Reynière, el gran maestro de la cocina francesa. Con garfios escribía, cocinaba y comía.

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