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Estadounidense en Siria "trabajaba para la CIA"


El padre del veterano del Ejército Eric Harroun, arrestado por el FBI el martes acusado de combatir junto a un grupo de Al Qaeda en Siria, afirma que su hijo estaba trabajando en realidad para la CIA.

En enero de 2013, Harroun arribó a Siria para vincularse a Jabhat al-Nusra, un grupo de Al Qaeda que está dirigiendo a las fuerzas rebeldes sirias.
A pesar de ser considerados una organización terrorista por el Departamento de Estado, y haber combatido a las tropas en Irak, 29 movimientos de oposición siria respaldados por Estados Unidos rinden tributo a este grupo.

Harroun fue arrestado por agentes del FBI en un hotel cerca del Aeropuerto Internacional Washington Dulles, en Virginia, acusado de usar propulsores de cohetes para un movimiento afiliado a Al Qaeda.


Darryl Harroun, el padre del veterano, dijo ayer a los reporteros que su hijo es “muy patriótico” y que nunca se uniría al terrorismo.

 La afirmación queda en la duda ya que el joven Harroun aparece en numerosos videos compartiendo con al-Nusra, en los cuales se jacta de ayudarlos a derribar un helicóptero militar.

Harroun también admitió a los agentes del FBI que disparó a lo menos a 10 personas durante su estadía en Siria.

El padre desliza lo que probablemente representa la clave de toda la historia.

“Sé que allá estaba haciendo algo de trabajo para la CIA”, afirmó a los medios.

“Sé con seguridad que estaba pasando información a la CIA”.

La implicancia de la CIA en asistir, entrenar y equipar a insurgentes rebeldes no es ningún secreto.

 La semana pasada, el New York Times reportó que la CIA había trabajado con Turquía y otros gobiernos árabes de la región para supervisar un “abastecimiento aéreo secreto de armas y equipos para la revuelta contra el Presidente Bashar al-Assad”.

La conexión de Harroun con la CIA y su alianza con Jabhat al-Nusra sólo confirma que la Agencia ha estado apoyando, e incluso promoviendo, acciones de terroristas radicales en Siria.

Éstos han realizado atentado suicidas y otros ataques con bombas a escuelas, universidades, como también ataques químicos, torturas y descabezamientos.

Los rebeldes han irrumpido en iglesias cristianas, torturando a sus miembros como parte de represalias sectarias. Incluso han sido captados en cámara quemando banderas estadounidenses, alzando cánticos y consignas a favor de Osama Bin Laden, y glorificando los ataques del 11-S.

El arresto de Harroun probablemente refleja una conocida rivalidad y descoordinación entre dos instituciones: el FBI y la CIA. Antes del 11-S, una investigación del FBI a la familia Bin Laden fue detenida por la misma CIA.

 La indagación podría haber prevenido los ataques al World Trade Center.

Otro estadounidense que combatió junto a terroristas de Al Qaeda en Libia y Siria, Matthew VanDyke, regresó recientemente a Estados Unidos y dio charlas en Washington DC a inicios de este mes.

 VanDyke admitió su deseo por unirse a la CIA, pero aseveró que prefirió convertirse en un “luchador por la libertad”.

La historia de Harroun subraya la hipocresía de la política exterior estadounidense en Siria.

 Mientras Estados Unidos y numerosos países de la OTAN apoyan públicamente a extremistas de Al Qaeda en ese país, esforzándose por imponer un cambio de gobierno, cuando los militantes vuelven a casa son inmediatamente arrestados como terroristas.

Gran Bretaña también ha detenido a numerosos ciudadanos en su regreso desde Siria, pese a impulsar, simultáneamente, el apoyo logístico a los rebeldes sirios.

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