Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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Chavistas cierran filas con Maduro


En medio de escenas de luto y dolor por la muerte del presidente Hugo Chávez, los seguidores del fallecido mandatario venezolano aprovecharon para ofrecer su apoyo irrestricto a la eventual candidatura del presidente encargado Nicolás Maduro.
 La procesión fúnebre que acompañó los restos del presidente Hugo Chávez desde el Hospital Militar de Caracas hasta la Academia Militar tuvo por momentos una doble condición de evento luctuoso y virtual acto político electoral.

La manifestación tuvo una asistencia masiva. Incluso para un país que en los últimos años se ha acostumbrado a gigantescas movilizaciones callejeras de todo signo político, la marea roja que desbordó las calles de la capital venezolana fue una de las mayores que se hayan realizado en torno a la figura del hoy desaparecido líder de la Revolución Bolivariana, publicó BBC Mundo.

Decenas de miles de personas acudieron, muchos de ellos por sus propios medios y sin necesidad de -o quizá sin esperar- recurrir a la típica maquinaria de movilización del partido de gobierno, el Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV. Habían personas montadas precariamente en partes traseras de camiones. 
Personas mayores caminando con dificultad hacia el Paseo de Los Próceres, en el suroeste de Caracas, donde fue colocado el féretro con los restos de Chávez en capilla ardiente hasta el próximo viernes. 
Aunque se trataba de un funeral, varios de los oradores que se turnaban en las plataformas colocadas a lo largo de la ruta repartían por igual alabanzas al líder desaparecido y duras críticas a la oposición "golpista". 
A veces solo estas últimas.

Cantos y llantos

El cortejo salió cerca de mediodía del Hospital Militar, en el oeste de la capital venezolana, donde Chávez fue ingresado hace tres semanas cuando fue trasladado desde Cuba.
Fue una procesión con varias paradas, para que las personas que se apostaron a lo largo de la ruta desde las primeras horas de la mañana pudieran ver el féretro de su líder.

Muchos esperaban sentados conversando, otros permanecían en silencio y otros entonaban cantos de tono revolucionario.
 Pero a todos por igual se les aguaban los ojos cuando veían acercarse la carroza. 
En varios puntos de la procesión había oradores improvisados animando a la multitud que esperaba.

También camiones con altavoces reproducían música de Alí Primera, un fallecido cantante folclórico y de protesta muy conocido en Venezuela en los años setenta.
 Incluso en las cercanías de Los Próceres un par de conjuntos de música llanera, ritmo favorito de Chávez, quien era oriundo de Barinas, un estado llanero.
 Los aplausos los dedicaban los artistas "al Comandante, allá en el cielo".

Maduro, presidente encargado

El ahora presidente encargado, Nicolás Maduro, encabezó la procesión enfundado en la característica chaqueta con el tricolor de la bandera venezolana. 
Le acompañó en el recorrido el presidente de Bolivia, Evo Morales. 
Mientras las decenas de miles de personas atravesaban una buena parte de Caracas, en la Gaceta Oficial salía publicado el nombramiento de Maduro al frente del poder ejecutivo. 
La misma gaceta en la que Maduro firmó su primer decreto declarando siete días de luto por la muerte del presidente.

Para portavoces de la oposición, el nombramiento es ilegal, ya que entienden que la Constitución establece que la falta absoluta del presidente debe ser cubierta por el titular de la Asamblea Nacional, en este caso, Diosdado Cabello. 
Quienes junto a Maduro y el gabinete de gobierno venezolano participaron el miércoles en el desfile fúnebre, no tenían problemas en alabar al candidato ungido por Chávez en diciembre, en su última aparición pública en televisión nacional antes de partir a Cuba para ser operado por cuarta vez de un cáncer del que, aun después de su muerte, se desconoce con exactitud su naturaleza.

"Ahora hay que apoyar a Maduro, porque ese fue el que nos dejó el comandante para que siga con su obra revolucionaria", dijo Alexis, un motociclista, mientras mostraba orgulloso la foto de Chávez con sus hijas, la última imagen del presidente en vida. 
"Un rostro sereno aún con el rigor de la muerte"

Vestido impecablemente de traje verde olivo y corbata negra, coronado con su emblemática boina roja, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, luce un rostro sereno aún con el rigor de la muerte, tras el cristal del féretro en el salón de honor de la Academia Militar. 

La retina del ojo se esfuerza por conservar cada detalle, en los escasos segundos permitidos para estar ante el ataúd donde yace el cuerpo de quien fuera el hombre que transformó a Venezuela y empujó hacia a la izquierda a América Latina. 

Vencido no en la política sino en la enfermedad, Chávez murió en la tarde del martes de un cáncer que le fue diagnosticado en junio de 2011 y por el que fue operado cuatro veces en La Habana, describió la agencia AFP.

 Una bandera venezolana cubre la caja de madera flanqueada por una guardia de honor del Ejército, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional. A la cabeza una gran cruz dorada. 

A sus pies una espada de oro, símbolo del Libertador Simón Bolívar. Una vela, a un costado, no para de titilar. Abierta la urna hasta la mitad de su cuerpo, se aprecia sobre su abdomen una banda roja que en letras bordadas con hilos dorados forman la palabra "Milicia", un cuerpo de 120.000 civiles en armas, que él formó. 

No es fácil reparar en los detalles, son cientos de miles los que están afuera esperando su turno. 

Uno a uno vamos pasando tras horas de interminables fila al inmenso salón.

 Desde lo alto de un pasillo de vitrales, sólo la cámara oficial toma la escena, sin mostrar el rostro, para trasmisión ininterrumpida en cadena de televisón. Está absolutamente prohibido tomar fotografías del cuerpo.

Cientos de miles, en su mayoría vestidos con camisetas y gorras rojas -color que identifica al chavismo-, llegan hasta allí agotados, entre empellones que a ratos desbordan en desesperación, con hambre y sed. 

Nadie está dispuesto, sin embargo, a cejar en su empeño de ver al "comandante-presidente" para darle un ultimo adiós. 

"El hablaba mucho ¿sabe?. Voy a extrañar su voz, sus canciones, sus chistes, sus palabras, como habla el pueblo... su 'Aló Presidente'", comenta en la larga espera Petra Meza, un ama de casa de 66 años, oriunda de Valencia. Petra estuvo en la mancha roja que acompañó el cortejo por unas siete horas desde el hospital militar donde murió hasta la Academia Militar. 

Allí permanecerá en capilla ardiente hasta sus funerales el viernes. 

"No me importa el cansancio, uno como él no vuelve a nacer", dice la mujer, vestida de blanco.


oliver@cartabodan.net

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