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El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Balseros de Miami a La Habana


“Los cubanos que llegan a Estados Unidos rara vez dicen ser víctimas de persecución política.

Ellos quieren un mejor futuro económico, o para reunirse con familiares que ya están aquí, o ambos – al igual que la mayoría de las personas que desean emigrar a cualquier otro lugar”, publicó el diario Chicago Tribune en su editorial del pasado 16 de febrero, a casi medio siglo después de la expedición de la Ley de Ajuste Cubano:

Enseguida, los congresistas republicanos, Marco Rubio e Ileana Ross-Lehtinen, salieron a confirmar la realidad innegable que hoy y siempre ha tenido esta ley, ocupada durante la Guerra Fría para culpar al comunismo de la emigración, pero que al paso del tiempo y el avance de las nuevas realidades, tan sólo ha servido para aliviar el trance migratorio de cubanos que aspiran a mejorar su economía trabajando en Estados Unidos y cobrando en dólares, como así por casi un siglo lo han hecho mexicanos o centroamericanos.

Y es que resulta que en el ajedrez, La Habana le ha tumbado el alfil a Washington con las nuevas reformas migratorias, cuyas anteriores restricciones, eran tergiversadas para hacerlas pasar como tiranías de un régimen que no permitía salir del país a sus habitantes, sin decir que por décadas los cubanos han podido viajar a cualquier parte del mundo siempre y cuando cumplieran con los requisitos e impuestos necesarios, excepto para Estados Unidos cuyas restricciones eran mayores a causa de un conflicto que derivaba de dos intentos de invasión, asesinato de líderes y continuos proyectos de desestabilización dirigidos desde la Casa Blanca.

Por eso ahora, miles de familias cubanas residentes de Miami y otras regiones estadounidenses, han solicitado su visa para regresar a Cuba a vacacionar, disfrutar de su país de origen, reunirse con sus familiares y volver a Estados Unidos sin alguna clase de problema, más que aquel que ya ven quienes por años han defendido la Ley de Ajuste Cubano como una respuesta a esa tiranía, sin saber qué hacer ahora que esa tiranía es la que ha abierto sus puertas en tanto la democracia trata de impedirlo.


Ha dicho un enojado Marco Rubio: “La Ley de Ajuste Cubano fue aprobada para proteger a los refugiados políticos y no para que se beneficien de ella, quienes llegan a Estados Unidos sólo para convertir en una rutina su regreso a un régimen opresivo” .

Mientras que Ileana Ros-Lehtinen, roja de coraje, se pronunció por reajustar la Ley de Ajuste:


“Para que aquellos que usan este beneficio singular y único que es solo para nacionales cubanos, no puedan regresar de visita a Cuba. No se puede afirmar que uno podría ser perseguido por razones políticas en Cuba y, al mismo tiempo, regresar de visita”.

¿Qué pensarán miles de familias cubanas de este par de próceres de las libertades de Cuba que ahora quieren negarles la libertad de viajar a su propio país? 
¿Qué no la tiranía estaba del otro lado de Florida?

Pasa que se derrumba el mito de la persecución política.
Ya no podrá continuar vivo el ejemplo de Tony Montana de ‘Scarface’ que bajo la facha de “exiliado”, construyó un imperio de violencia y manipulación mediática, como desde su escaño lo hacen quienes han traficado con las vidas de miles de cubanos y cubanas con el pretexto de huir del régimen, arriesgándolas a los tiburones o a caer en redes de tratantes.

Las familias cubanas en Estados Unidos podrán hacer lo que sus compatriotas en Latinoamerica o Europa: regresar a su país. 
Tan simple como eso. 
Pero es eso lo que los “defensores de la libertad”, no toleran.

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