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¿Por qué ecuador ama a Rafael Correa?

No es suerte, pero el buen juicio financiero que ha implementado el presidente han forjado su camino a la victoria en las próximas elecciones.

Rafael Correa está muy lejos de sus rivales políticos en las elecciones presidenciales de este domingo y se espera que fácilmente gane el proceso para proclamarse presidente por un período de cuatro años más. No es complicado ver el por qué.

El desempleo cayó al 4,1 por ciento a finales del 2012, convirtiéndose en un récord histórico en los últimos 25 años. La pobreza se redujo en un 27% desde el 2006; el gasto público en educación se incrementó en más del doble en términos reales. 
 
Se ha incrementado el gasto en Salud y se ha incrementado substancialmente otros tipos de gasto, incluido el de préstamo para vivienda.

Todo ese gasto suena a que debería ser insostenible para una nación, pero no lo es. El pago de intereses de deuda pública son menores al 1% del Producto Interno Bruto lo cual es bastante bajo. 
 
The Economist, medio al que no le importan mucho los gobiernos de izquierda que ahora administran la vasta mayoría de países en Sudamérica, atribuye el éxito de Correa a una mezcla entre ?suerte, oportunismo y habilidad?.

Correa podría haber tenido suerte, pero no fue precisamente buena suerte: llegó a la presidencia en enero del 2007 y a año seguido Ecuador fue una de las economías más golpeadas del hemisferio debido a la crisis financiera internacional y la consecuente recesión mundial. 
 
Esto debido a que la economía ecuatoriana tiene una fuerte dependencia de las remesas extranjeras (de trabajadores en España y Estados Unidos), y de las exportaciones de crudo que cubren al menos el 62% de las exportaciones de la nación y al menos un 34% de los ingresos del Estado.

Los precios del petróleo colapsaron en aquel año hasta caer un 79%, al igual que el volumen de las remesas. Este efecto combinado en la economía ecuatoriana era comparable con la burbuja inmobiliaria que azotó Estados Unidos y que la condujeron a la gran recesión.

Ecuador también tuvo la mala suerte de no tener una moneda nacional (adoptó el dólar estadounidense desde el año 2000), lo que le impidió aplicare medidas de devaluación que le ayuden a aplacar los estragos del mal momento tal como lo hizo la Reserva Monetaria estadounidense buscando el mismo objetivo. 
 
Pero Ecuador supo sortear el mal tiempo cargando una leve recesión que duró tres trimestres para luego recolocarse en la senda del crecimiento y los logros que han hecho de Correa uno de los presidentes más populares del hemisferio.

¿Cómo lo hicieron? Probablemente lo más importante fue el estímulo fiscal que se dio en el 2009 de cerca del 5% del Producto Interno Bruto (PIB) del País (¡Hay si hubiéramos hecho lo mismo aquí en Estados Unidos).

La mayor parte de ese flujo monetario se destinó a la construcción con el incremento del gasto estatal en créditos de vivienda de cerca de 600 millones de dólares en el 2009 que continuaron hasta el 2011.

Pero el Gobierno tuvo que reformar y regular el sistema financiero del país e hizo probablemente la más comprensiva maniobra que no ha hecho ningún otro país en el siglo XXI. 
 
El Gobierno tomó control del Banco Central y lo obligó a repatriar unos 2.000 millones de dólares de Reserva Internacional que se mantenían en bancos extranjeros. Este dinero fue colocado en los bancos públicos para que se entregue a los ahorristas en forma de créditos para vivienda, infraestructura, agricultura y otros negocios locales.

Se creó un nuevo impuesto a la salida de divisas del país para proteger la moneda y se obligó a los bancos privados a mantener al menos el 60% de sus inversiones líquidas dentro del país reduciendo las tasas de interés locales e incrementando el pago de impuesto de los bancos.
 
 El Gobierno además renegoció sus contratos con las empresas petroleras extranjeras que extraían crudo en la nación cuando los precios crecieron. Con ello, las ganancias obtenidas de la actividad aumentaron hasta un 40% en el 2012 desde el 27% que se obtenía en el 2006.

El resultado final de esta y otras reformas fue impulsar el sector financiero de manera que sirva a los intereses de la gente y no los de los grupos de poder (como se hizo en Estados Unidos). Con este objetivo, el Gobierno también separó el sector financiero del mediático ya que los bancos eran los mayores propietarios de los medios de comunicación.

Por supuesto, los comentarios llegaron. Las practicas de negociación de los contratos petroleros, el incremento de impuestos y las trabas para el libre movimiento de los capitales fueron calificados como ?no amigables a los negocios? y se auguró que tales políticas llevarían al país a un desastre económico.

Ecuador también renegoció su deuda externa reduciéndola en un tercio de su antiguo valor con el argumentando la ilegalidad de sus cláusulas contractuales. 
 
Esto, acompañado de la toma de control del Banco Central fue considerada como un grave error por los economistas tradicionales los cuales fueron ignorados por Correa, un Economista con PHD.

Correa ha tenido que enfrentar a una ?mala-prensa? por ir en contra de las prácticas políticas convencionales.
 
 La peor arremetida de la prensa contra el mandatario surgió cuando este decidió otorgar asilo al periodista de WikiLeaks, Julian Assange. 
 
En esto, al igual que con su política financiera y económica, Correa tuvo razón. 
 
Fue claro que las circunstancias de Assange, respondían a una persecución política y esto se comprobó después de que el Gobierno Británico hizo un movimiento sin precedentes para intentar invadir la embajada de Ecuador en Londres.
 
 Qué raro es para un político que se mantenga firme contra fuerzas tan poderosas - Estados Unidos y sus aliados en Europa, y los medios de comunicación internacionales ? solo por la defensa de un principio. 
 
Pero la tenacidad y la valentía de Correa han servido a su país también.

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