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Mensaje al Secretario de Estado (EEUU) Kerry: Deje de financiar a los matones

Los Estados Unidos está ampliando su presencia militar en Honduras a escala espectacular.
 
 La Associated Press informó este mes en un artículo de investigación que en 2011 Washington autorizó $ 1.3 mil millones para electrónica militar estadounidense en Honduras.
 
 Esto está ocurriendo mientras el régimen post-golpe de Estado de Honduras del presidente Porfirio Lobo está más fuera de control que nunca, sobre todo porque el Congreso de Honduras organizó un "golpe de Estado técnico" en diciembre.

Pero a medida que el gobierno de Obama profundiza su alianza con Honduras, con el pretexto de combatir la guerra contra las drogas, los demócratas en el Congreso están cada vez más rebeldes. 
 
Aquí hay un mensaje, entonces, para el nuevo secretario de Estado, John Kerry: Refundación de la política de los EE.UU. en Honduras y la lucha contra la droga asesina que lo justifica.

En los últimos años, los EE.UU. ha estado aumentando sus operaciones militares en toda América Latina en lo que la agencia Associated Press llamó "la iniciativa más cara de América Latina desde la Guerra Fría". 
 
La acumulación ha costado a los contribuyentes estadounidenses más de $ 20 millones de dólares desde 2002, por las tropas, barcos, bases clandestinas, radares militares y entrenamiento de policías y otros gastos.

Los gastos militares de EE.UU. para Honduras en particular, han aumentado cada año desde 2009, cuando un golpe militar depuso al presidente democráticamente elegido Manuel Zelaya.
 
 Costando $67,4 millones, los contratos del Departamento de Defensa de los EE.UU. para Honduras en 2012 están a tres veces más de lo que estaban hace diez años. 
 
Los EE.UU. gastaron $ 25 millones el año pasado para hacer permanente el cuartel de EE.UU. en la base aérea de Soto Cano, y $ 89 millones para mantener a 600 soldados estadounidenses estacionados allí.
 
 La ayuda directa de EE.UU. a los militares hondureños y a la policía sigue subiendo también.

Pero el creciente compromiso militar del gobierno de Obama en Honduras sólo profundiza su apoyo al gobierno corrupto y represivo de Lobo. 
 
Las fuerzas de seguridad del Estado siguen disfrutando de impunidad casi total en miles de presuntas violaciones de los derechos humanos e incluso asesinatos desde el golpe de 2009. 
 
El gobierno no ha pagado a muchos de sus maestros durante al menos seis meses, y el país está cerca de la bancarrota.

El 13 de diciembre, en un enfrentamiento entre dos grupos igualmente corruptos, y en competencia entre ellos, el Congreso hondureño depuso ilegalmente a cuatro miembros de la Corte Suprema de Justicia, con la toma de juramento sucediendo sólo horas después. 
 
Desde entonces, el Congreso ha atropellado a la Constitución, aprobando rápidamente una serie de leyes que habían sido anuladas por la corte, incluyendo una ley de minería muy criticada y una ley infame autorizando las denominadas "ciudades modelo" donde la propia Constitución no se aplicará.

Estas acciones descaradas hace caso omiso del estado de derecho. 
 
Sin embargo, el Departamento de Estado de los EE.UU. miró para otro lado cuando ocurrió este "golpe de Estado técnico".

Al otorgar recursos militares de Estados Unidos hacia el gobierno corrupto de Honduras, Washington sostiene que está ayudando a combatir el tráfico de drogas, que efectivamente, es rampante, asesino y creciente. 
 
Sin embargo, el gobierno de Honduras y las elites que lo controlan son ampliamente acusadas de estar implicados en el tráfico de drogas.

La guerra contra las drogas, sin embargo, sí enmascara una nueva ola de agresión de EE.UU. en América Latina.
 
 Honduras, con la única gran base de la Fuerza Aérea de los EE.UU. entre Norteamérica y América del Sur, ha sido durante mucho tiempo un importante eje de la dominación militar estadounidense en la región. 
 
Entre otros, la participación de EE.UU. en el golpe de 1954 en Guatemala y la guerra de los "Contras" en la década de los 80s contra el gobierno de Nicaragua.
 
 Hoy en día, el papel creciente de EE.UU. en expansión representa una enorme amenaza para toda la región, y a la soberanía de Honduras.

Además, como los medios de comunicación han informado, la guerra en contra de las drogas en Honduras del gobierno de Obama ha sido un desastre. 
 
En mayo de 2012, agentes de la Administración de Drogas y Narcóticos (DEA, por sus siglas en Inglés) participaron en una operación en la que cuatro afro-indígenas murieron y varios fueron heridos en la región de la Moskitia de Honduras. 
 
La DEA admite haber matado a dos presuntos narcotraficantes en incidentes separados en junio y julio. 
 
En julio, después de que los militares hondureños usaran balas para derribar a dos aviones que supuestamente llevaban drogas, lo que estuvo en violación del protocolo internacional, los EE.UU. suspendieron la cooperación radar para vuelos con drogas. 
 
En enero, durante la primera operación conjunta desde que se volvió a iniciar esta cooperación, los guardacostas hondureños mataron a un presunto traficante de drogas usando inteligencia proveída por agentes de la DEA.

Para muchos demócratas en el Congreso ya es suficiente. 
 
El 30 de enero 58 miembros de la cámara baja, liderados por los representantes Hank Johnson (D- Georgia), Karen Bass (D-Los Angeles), John Conyers Jr. (D-Michigan) y Gregory W. Meeks (D-NY) le mandaron una carta a Secretario Kerry y el al fiscal general Eric H. Holder Jr. exigiendo que el incidente de Mayo 2012 que involucra a la DEA sea investigado, llamando la atención sobre la represión por parte del gobierno de los afro-indígenas hondureños, y cuestionando la guerra contra las drogas. 
 
El Senador Patrick Leahy (D-VT) tiene en espera 30 millones de dólares en ayuda de EE.UU. a las fuerzas de seguridad de Honduras, que no se han permitido entregar, en espera de recibir respuestas a preguntas sobre los abusos de civiles y la corrupción.

Es un comienzo, pero Kerry y el gobierno de Obama tienen que dar marcha atrás en la política de los EE.UU. en Honduras, del todo. 
 
Terminen con la sangrienta guerra contra las drogas y en su lugar enfóquense en la creación de empleo y la justicia social. 
 
Dejen de tratar el actual gobierno de Honduras como un compañero amistoso, y denuncien con fuerza y abiertamente sus abusos de derechos humanos y la corrupción del estado de derecho. 
 
Y ayuden a garantizar elecciones presidenciales libres en noviembre, al condenar los asesinatos de por lo menos cinco activistas de la oposición en el último año. 
 
Y exijan protección adecuada para los cientos de hondureños en la oposición que han recibido amenazas de muerte.

En otras palabras, dejen de armar a los matones de Honduras y permitan espacio a aquellos en la oposición que buscan definir su propio futuro, libre de interferencia de EE.UU.

Dana Frank, profesora de historia en la Universidad de California en Santa Cruz, cuyo trabajo se centra en Honduras moderna.

Fuente: http://www.latimes.com/news/opinion/commentary/la-oe-frank-honduras-drug-war-20130212,0,1104889.story

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