"Mucho antes que Feuerbach, Lucrecio ataca la religión en su fundamento mismo, acosa lo que la constituye e ilumina las razones por las que los hombres fabrican ídolos, profesan un culto, se desentienden de sí mismos, se alinean y terminan por dejar su destino en manos de sacerdotes, del clero que, sin ninguna vergüenza, utiliza la fe y la piedad como ocasiones propicias para asegurar su dominación sobre cuerpos y almas y ejercer luego real y temible poder político.
Los hombres crean los dioses a su imagen hipostasiada.
Partiendo de sus debilidades, estructuran fuerzas en las que depositan su confianza, para su mayor desdicha."
~Michel Onfray~