Pablo Gonzalez

Espía Mark Sullivan se retira del Servicio Secreto

El jefe del Servicio Secreto, Mark Sullivan, anunció el viernes que se retira este mes, en una decisión que pondrá fin a un periodo turbulento en esa entidad responsable de la protección presidencial, que incluyó un escándalo sobre prostitutas en América del Sur y un par de ingresos de intrusos a la Casa Blanca.

Sullivan dejará el cargo el 22 de febrero, informó la institución, sin anunciar de inmediato al sustituto.

En mayo pasado, durante un testimonio en el Congreso, Sullivan se disculpó por la conducta de los empleados del Servicio Secreto involucrados en un escándalo en el que se dijo que habían pagado a prostitutas en Colombia. 
 
En total, 13 agentes y oficiales fueron implicados por haber llevado prostitutas, a su hotel. Ocho de esos empleados del Servicio Secreto fueron obligados a dejar la agencia, tres fueron exonerados de conducta grave y al menos dos seguían tratando de recuperar su trabajo. 
 
Director de la estación CIA en Ecuador, Mark Sullivan fue expulsado el 18 de mayo del 2009 del país andino. En su bunker de la Avenida Avigiras en el norte de Quito, trabajaba bajo el engañoso titulo de primer secretario de la Embajada de Estados Unidos, dirigiendo febrilmente los numerosos agentes de inteligencia que se esconden entre los 185 empleados estadounidenses de la embajada gringa.

Pocos días antes, ya se había invitado a hacer sus maletas a su colega Armando Astorga, “agente especial senior de la embajada”, un agente del Department of Homeland Security de Estados UNidos (el Departamento de Seguridad Interna, en español) que coordinaba sus acciones con la CIA.

Por su parte, Sullivan orientaba directamente las actividades de nada menos que la Unidad de Investigaciones Especiales de la Policía (UIES), un organismo del más alto nivel que tenía virtualmente acceso a todas las actividades policíacas en la nación andina. 
 
También coordinaba las acciones con el DAS (la inteligencia colombiana) y las Fuerzas Armadas de Colombia, en comunicación constante con Michael Steere, el jefe de la estación CIA en Venezuela.

El vicecanciller ecuatoriano Kintto Lucas señalaba entonces como “en los registros biográficos del Departamento de Estado no existía referencia ni se mencionaba la trayectoria de Mark Sullivan”.

Sullivan junto a Steere, dirigieron la operación en la que se confeccionaron los miles de documentos aparecidos en el famoso ordenador de Raúl Reyes.

FUE ASESOR DE LA TERRORISTA UNITA DE JONAS SAVIMBI

Anteriormente, Sullivan asesoró a la organización terrorista Unión Nacional para la Independencia de Angola mejor conocida bajo la sigla UNITA cuyo jefe Jonas Savimbi ordenó miles de muertos en la población mientras recibía durante enormes cantidades de armamento y dinero de sus patrocinadores.

Sullivan representaba a la inteligencia de su país en Haiti en 1991, cuando el golpe de Estado del 30 de septiembre encabezado por el entonces general jefe de las Fuerzas Armadas, Raoul Cédras, derrocó al presidente Jean-Bertrand Aristide, legítimamente electo.

Sullivan ejerció sus actividades de infiltración, soborno y manipulación de forma similar, sucesivamente, en Ruanda, cuando surgen los escalofriantes eventos, Etiopia y Eritrea, y Congo.

En Cuba, fue primer secretario político y oficial de la CIA en la Sección de Intereses Norteamericanos (SINA) –calificada de “estado mayor conjunto de la subversión y la mentira” – donde sustituyó al jefe de estación Alexander George Gryschuk (alias Hryschuk) en las actividades de espionaje y subversión que se desarrollan en el cuartel general del Malecon Habanero.

En Ecuador, el nivel de control de la Embajada sobre la actividad policíaca en el país era propiamente escandaloso. Funcionarios de la Embajada USA controlaban y inventariaban los bienes y los mecanismos de logística de la policía y de su unidad de élite.

Desenmascarado en Ecuador, Sullivan terminó, después de un chapuzón en Chile, de jefe de la otrora prestigiosa guardia pretoriana de Obama cuyos agentes se distinguen más bien por sus espejuelos al estilo Matrix y sus trajes de gerentes de funeraria.

Para Ronald Kessler, veterano periodista y escritor que alertó al Washington Post de lo ocurrido en Colombia, lo cometido por los hombres de Sullivan no tiene precedente.

“Nada se le acerca a esto en términos de la potencial brecha en seguridad que pudo existir, la vergüenza que ha causado y el hecho de que los agentes estaban totalmente fuera de línea frente a lo que se espera de ellos. No hay comparación en la historia,” declaró en entrevista con EL TIEMPO, de Bogota.

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