El escándalo de corrupción que involucra a altos dirigentes del Partido Popular (PP), incluyendo a jefe del gobierno, Mariano Rajoy, puede ser el preludio de un golpe de Estado preparado por los burócratas de la Unión Europea, para instalar en el poder a un gobierno tecnocrático no electo e imponer brutales medidas de austeridad, de la misma forma que ocurrió en Grecia e Italia.
Todo comenzó cuando el periódico El País publicó planillas del ex tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, que indican que desde la administración de José María Aznar, el actual presidente español, Mariano Rajoy, cobró durante 11 años unos de 25.200 euros anuales no declarados, procedentes de donaciones de empresas, lo que sucede también con otros dirigentes del PP.
Curiosamente, además de El País, son diarios vinculados a la derecha (y por extensión, al gobierno) como El Mundo, quienes más amplia cobertura han dado al caso, levantando sospechas de los intereses detrás de la revelación.
Como explica Joan Arnau en De Verdad Digital, cuando “dos altavoces como El Mundo o El País –portavoces autorizados de la oligarquía y el hegemonismo- difunden en primera página una noticia como esta, capaz de provocar un terremoto político, es porque alguien –y alguien importante- busca sacar rédito del escándalo”.
Para Arnau, el destape de las sobresueldos bien podría formar parte del ataque de los banqueros internacionales que “capitaneado por el FMI y Bruselas (es decir, por Washington y Berlín) busca no sólo saquear los salarios e ingresos del 90% de la población mediante todo tipo de recortes y ajustes, sino también asaltar y apoderarse de las principales fuentes de riqueza del país”.
Así, “los escándalos que han envuelto a la casa real, con la deriva soberanista de Artur Mas (en Cataluña) y ahora con la salida a la luz pública de la corrupción en las más altas instancias del PP”, estarían todos orientados a desestabilizar al Estado español frente al poder de eurócratas y banqueros.
Como explica Arnau, “Rajoy llegó a enfrentarse públicamente a Merkel en Chile, durante la cumbre UE-CELAC, al exigir a Bruselas “políticas expansivas” que permitan a España un respiro en la aplicación de los ajustes”, lo que fue rotundamente descartado por los eurócratas.
Una eventual caída del gobierno de Rajoy permitiría eliminar “a la llamada “vieja guardia” del PP, precisamente los sectores que en el seno del gobierno han mostrado el pasado año una mayor resistencia a aplicar integralmente los mandatos del FMI y Berlín” y llevar a la instalación de un gobierno tecnocrático no elegido democráticamente, pero con amplias facultades para imponer las medidas de austeridad.
La opción de dar un golpe tecnocrático no es una posibilidad muy alejada de la realidad: ya se hizo en Italia y Grecia durante 2011, como forma de acelerar los programas de ajuste sin escuchar a la voluntad popular.
En junio de 2011, cuando el primer ministro griego, George Papandreu – quien ya llevaba años imponiendo durísimos ajustes – se atrevió a sugerirle al pueblo someter a plebiscito las medidas de austeridad, a los pocos días fue destituido y remplazado por Lucas Papademos, ex vice-presidente del Banco Central Europeo, profesor visitante de Harvard y ex- economista de la Reserva Federal de Boston.
En Italia, a principios de octubre de 2011, “estaba claro que los “mercados” no estaban satisfechos con los esfuerzos de Berlusconi en la implementación de un programa de genocidio social (austeridad fiscal) que fuese de su agrado”,explica Andrew Gavin Marshall.
Así, las élites europeas iniciaron una campaña para desestabilizar al gobierno de Silvio Berlusconi, lo que fue facilitado por sus numerosos escándalos de corrupción y a la creciente oposición popular a los ajustes. Según las encuestas, la renuncia de Il Cavaliere fue aplaudida por un 71% de la población.
Sin embargo, fue la presión de la burocracia europea – no la voluntad popular – la que llevó a la caída de Berlusconi. Una llamada de la canciller alemana Ángela Merkel al presidente italiano Giorgio Napolitano sentenció la renuncia del primer ministro italiano.
En su remplazo fue instalado sin consultar a la ciudadanía el técnico Mario Monti, asesor internacional de Goldman Sachs, presidente europeo de la Comisión Trilateral de David Rockefeller y también miembro directivo del Grupo Bilderberg. Mario Monti es quien ha impuesto recortes aún más duros que los de Berlusconi, con apoyo total desde las altas esferas de la Unión Europea.
Es ese el escenario que podría cernirse sobre España. Para La Mancha Obrera, es bastante sospechoso que un caso de corrupción que se extiende durante décadas, “estalle justo ahora en medio de una crisis estructural, con seis millones de parados y (cuando) la gente que empieza a estar hasta los güevos de tanto político ladrón”, viendo en una dictadura tecnocrática la solución.
También desliza que el ex Comisario Europeo, Joaquín Almunia, podría erigirse como jefe de un eventual gobierno tecnocrático.
http://verdadahora.cl/espana_se_prepara_un_golpe_de_estado_tecnocratico.html
Todo comenzó cuando el periódico El País publicó planillas del ex tesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas, que indican que desde la administración de José María Aznar, el actual presidente español, Mariano Rajoy, cobró durante 11 años unos de 25.200 euros anuales no declarados, procedentes de donaciones de empresas, lo que sucede también con otros dirigentes del PP.
Curiosamente, además de El País, son diarios vinculados a la derecha (y por extensión, al gobierno) como El Mundo, quienes más amplia cobertura han dado al caso, levantando sospechas de los intereses detrás de la revelación.
Como explica Joan Arnau en De Verdad Digital, cuando “dos altavoces como El Mundo o El País –portavoces autorizados de la oligarquía y el hegemonismo- difunden en primera página una noticia como esta, capaz de provocar un terremoto político, es porque alguien –y alguien importante- busca sacar rédito del escándalo”.
Para Arnau, el destape de las sobresueldos bien podría formar parte del ataque de los banqueros internacionales que “capitaneado por el FMI y Bruselas (es decir, por Washington y Berlín) busca no sólo saquear los salarios e ingresos del 90% de la población mediante todo tipo de recortes y ajustes, sino también asaltar y apoderarse de las principales fuentes de riqueza del país”.
Así, “los escándalos que han envuelto a la casa real, con la deriva soberanista de Artur Mas (en Cataluña) y ahora con la salida a la luz pública de la corrupción en las más altas instancias del PP”, estarían todos orientados a desestabilizar al Estado español frente al poder de eurócratas y banqueros.
Como explica Arnau, “Rajoy llegó a enfrentarse públicamente a Merkel en Chile, durante la cumbre UE-CELAC, al exigir a Bruselas “políticas expansivas” que permitan a España un respiro en la aplicación de los ajustes”, lo que fue rotundamente descartado por los eurócratas.
Una eventual caída del gobierno de Rajoy permitiría eliminar “a la llamada “vieja guardia” del PP, precisamente los sectores que en el seno del gobierno han mostrado el pasado año una mayor resistencia a aplicar integralmente los mandatos del FMI y Berlín” y llevar a la instalación de un gobierno tecnocrático no elegido democráticamente, pero con amplias facultades para imponer las medidas de austeridad.
La opción de dar un golpe tecnocrático no es una posibilidad muy alejada de la realidad: ya se hizo en Italia y Grecia durante 2011, como forma de acelerar los programas de ajuste sin escuchar a la voluntad popular.
En junio de 2011, cuando el primer ministro griego, George Papandreu – quien ya llevaba años imponiendo durísimos ajustes – se atrevió a sugerirle al pueblo someter a plebiscito las medidas de austeridad, a los pocos días fue destituido y remplazado por Lucas Papademos, ex vice-presidente del Banco Central Europeo, profesor visitante de Harvard y ex- economista de la Reserva Federal de Boston.
En Italia, a principios de octubre de 2011, “estaba claro que los “mercados” no estaban satisfechos con los esfuerzos de Berlusconi en la implementación de un programa de genocidio social (austeridad fiscal) que fuese de su agrado”,explica Andrew Gavin Marshall.
Así, las élites europeas iniciaron una campaña para desestabilizar al gobierno de Silvio Berlusconi, lo que fue facilitado por sus numerosos escándalos de corrupción y a la creciente oposición popular a los ajustes. Según las encuestas, la renuncia de Il Cavaliere fue aplaudida por un 71% de la población.
Sin embargo, fue la presión de la burocracia europea – no la voluntad popular – la que llevó a la caída de Berlusconi. Una llamada de la canciller alemana Ángela Merkel al presidente italiano Giorgio Napolitano sentenció la renuncia del primer ministro italiano.
En su remplazo fue instalado sin consultar a la ciudadanía el técnico Mario Monti, asesor internacional de Goldman Sachs, presidente europeo de la Comisión Trilateral de David Rockefeller y también miembro directivo del Grupo Bilderberg. Mario Monti es quien ha impuesto recortes aún más duros que los de Berlusconi, con apoyo total desde las altas esferas de la Unión Europea.
Es ese el escenario que podría cernirse sobre España. Para La Mancha Obrera, es bastante sospechoso que un caso de corrupción que se extiende durante décadas, “estalle justo ahora en medio de una crisis estructural, con seis millones de parados y (cuando) la gente que empieza a estar hasta los güevos de tanto político ladrón”, viendo en una dictadura tecnocrática la solución.
También desliza que el ex Comisario Europeo, Joaquín Almunia, podría erigirse como jefe de un eventual gobierno tecnocrático.
http://verdadahora.cl/espana_se_prepara_un_golpe_de_estado_tecnocratico.html