Un nuevo libro sostiene que David Petraeus fue traicionado por sus propios guardaespaldas y enemigos de alto rango dentro de la CIA, exponiendo ante el público la relación extramarital que derivó en su dimisión.
MailOnline puede revelar un nuevo ángulo de la historia que sacudió Washington el otoño pasado.
Emana de dos comandos de operaciones especiales retirados – un Navy SEAL y un Boina Verde – quienes aseguran haber descubierto un complot contra el ex director de la CIA mientras investigaban los ataques contra el consulado estadounidense en Bengasi, Libia.
Altos oficiales de la CIA fueron detrás de Petraeus porque discrepaban con la forma en que dirigía la Agencia, enfocándose más en operaciones paramilitares que en análisis de inteligencia.
Altos oficiales de la CIA fueron detrás de Petraeus porque discrepaban con la forma en que dirigía la Agencia, enfocándose más en operaciones paramilitares que en análisis de inteligencia.
Usaron su poder y vínculos políticos para forzar una investigación del FBI sobre su relación amorosa con Paula Broadwell y la hicieron pública, según el nuevo libro ‘Benghazi: The Definitive Report’.
Los autores Jack Murphy y Brandon Webb también revelan que el ataque terrorista del 11 de septiembre en Bengasi, el cual acabó con la vida de cuatro estadounidenses incluyendo al embajador Chris Stevens, fue una represalia de militantes islámicos radicales que habían sido víctimas de operaciones encubiertas del Ejército de Estados Unidos.
John Brennan, el asesor de Seguridad Nacional del presidente Barack Obama, había estado autorizando ‘operaciones unilaterales en África del Norte fuera de la estructura tradicional de comando’, según el libro.
Los autores Jack Murphy y Brandon Webb también revelan que el ataque terrorista del 11 de septiembre en Bengasi, el cual acabó con la vida de cuatro estadounidenses incluyendo al embajador Chris Stevens, fue una represalia de militantes islámicos radicales que habían sido víctimas de operaciones encubiertas del Ejército de Estados Unidos.
John Brennan, el asesor de Seguridad Nacional del presidente Barack Obama, había estado autorizando ‘operaciones unilaterales en África del Norte fuera de la estructura tradicional de comando’, según el libro.
Brennan fue recientemente elegido por Obama para encabezar la CIA en reemplazo de Petraeus.
‘Benghazi: The Definitive Report’, publicado por William Morrow and Company, fue lanzado en formato electrónico el pasado martes. Los autores, Webb and Company, son editores de SOFREP.com, un sitio dedicado a noticias y artículos escritos por miembros retirados y activos en comandos de operaciones especiales.
Quizás la acusación más sorprendente del libro es que el affair de Petraeus con la biógrafa Paula Broadwell fue filtrado por miembros de su equipo personal de protección.
Los autores dicen que altos oficiales de inteligencia apostados en el séptimo piso de los cuarteles de la Agencia en Langley, Virginia, usaron sus influencias políticas para asegurarse de que el FBI investigara la vida personal del ex general del Ejército.
‘Benghazi: The Definitive Report’, publicado por William Morrow and Company, fue lanzado en formato electrónico el pasado martes. Los autores, Webb and Company, son editores de SOFREP.com, un sitio dedicado a noticias y artículos escritos por miembros retirados y activos en comandos de operaciones especiales.
Quizás la acusación más sorprendente del libro es que el affair de Petraeus con la biógrafa Paula Broadwell fue filtrado por miembros de su equipo personal de protección.
Los autores dicen que altos oficiales de inteligencia apostados en el séptimo piso de los cuarteles de la Agencia en Langley, Virginia, usaron sus influencias políticas para asegurarse de que el FBI investigara la vida personal del ex general del Ejército.
Luego dijeron a Petraeus que lo humillarían públicamente si no admitía la relación y renunciaba.
‘Era bien sabido para el Agregado de Seguridad Personal (guardaespaldas) de Petraeus que él y Broadwell estaban teniendo un affair. Él no era el único jefe de alto rango de la Agencia o general involucrado en relaciones extramaritales, pero cuando el séptimo piso quiso sacar a Petraeus, hicieron lo suyo”, escriben Webb y Murphy.
El libro continúa: ‘La realidad de la situación es que altos oficiales de la CIA ya habían descubierto el affair consultando a los guardaespaldas de Petraeus y luego encontrando la forma de iniciar una investigación en el FBI para crear una cadena de evidencia y rastro investigativo que llevara a la información ya poseída – en otras palabras, una investigación oficial que pudiese ser utilizada para obligar a Petraeus a renunciar.’
Webb y Murphy dicen que la burocracia de la CIA quería que Petraeus abandonara la Agencia. Altos oficiales estaban furiosos por cómo había dirigido la CIA desde su asignación en septiembre de 2011.
Estaba transformando el enfoque de la Agencia desde la recopilación y análisis de inteligencia a operaciones paramilitares. Adicionalmente, dirigía la CIA como un general de cuatro estrellas, en vez de tratarla como una institución política, aseguran los autores. Su estilo de administración creó innumerables enemigos poderosos dentro de la CIA.
El 9 de noviembre, tres días después de la reelección de Obama, Petraeus sorprendió a la nación al renunciar como director de la Agencia Central de Inteligencia y admitir que se había acostado con Broadwell – a la cual había conocido cuando ésta investigó su vida para escribir la biografía ‘All In: The Education of General David Petraeus’.
Antes de ser castigado públicamente, Petraeus era el comandante de más alto perfil y respeto en el Ejército. Su estrategia de contra-insurgencia recibió el crédito de solucionar los problemas de la guerra de Irak y asegurar el país para que las tropas estadounidenses se retiraran.
‘Era bien sabido para el Agregado de Seguridad Personal (guardaespaldas) de Petraeus que él y Broadwell estaban teniendo un affair. Él no era el único jefe de alto rango de la Agencia o general involucrado en relaciones extramaritales, pero cuando el séptimo piso quiso sacar a Petraeus, hicieron lo suyo”, escriben Webb y Murphy.
El libro continúa: ‘La realidad de la situación es que altos oficiales de la CIA ya habían descubierto el affair consultando a los guardaespaldas de Petraeus y luego encontrando la forma de iniciar una investigación en el FBI para crear una cadena de evidencia y rastro investigativo que llevara a la información ya poseída – en otras palabras, una investigación oficial que pudiese ser utilizada para obligar a Petraeus a renunciar.’
Webb y Murphy dicen que la burocracia de la CIA quería que Petraeus abandonara la Agencia. Altos oficiales estaban furiosos por cómo había dirigido la CIA desde su asignación en septiembre de 2011.
Estaba transformando el enfoque de la Agencia desde la recopilación y análisis de inteligencia a operaciones paramilitares. Adicionalmente, dirigía la CIA como un general de cuatro estrellas, en vez de tratarla como una institución política, aseguran los autores. Su estilo de administración creó innumerables enemigos poderosos dentro de la CIA.
El 9 de noviembre, tres días después de la reelección de Obama, Petraeus sorprendió a la nación al renunciar como director de la Agencia Central de Inteligencia y admitir que se había acostado con Broadwell – a la cual había conocido cuando ésta investigó su vida para escribir la biografía ‘All In: The Education of General David Petraeus’.
Antes de ser castigado públicamente, Petraeus era el comandante de más alto perfil y respeto en el Ejército. Su estrategia de contra-insurgencia recibió el crédito de solucionar los problemas de la guerra de Irak y asegurar el país para que las tropas estadounidenses se retiraran.
También dirigió a un conglomerado de fuerzas americanas en Afganistán.
Petraeus, de 60 años, ganó un doctorado en la Universidad de Princeton y el título de “erudito guerrero”. Antes de su renuncia, fue barajado como un posible nominado vicepresidencial para el candidato Mitt Romney.
La imagen pública de Petraeus fue sucumbida después de salir su affair a la luz.
Petraeus, de 60 años, ganó un doctorado en la Universidad de Princeton y el título de “erudito guerrero”. Antes de su renuncia, fue barajado como un posible nominado vicepresidencial para el candidato Mitt Romney.
La imagen pública de Petraeus fue sucumbida después de salir su affair a la luz.
‘Es casi como si ellos no sólo quisieran que renunciara, sino expulsarlo del juego político al menos por unos cuantos años’, dijo Murphy a MailOnline.
Reportes de prensa indican que el FBI comenzó a investigar el affair entre Petraeus y Boradwell después de que Jill Kelley, una amiga de Petraeus y su esposa Holly, reportara que había recibido correos amenazadores advirtiéndole que se mantuviera alejada de Petraeus.
Los autores dicen que el reporte de Kelley pudo haber iniciado la investigación del FBI, pero oficiales de la CIA presionaron al Departamento de Justicia para mantener la indagación abierta.
Webb dice que sus fuentes en el FBI le dijeron que agentes federales querían cerrar la investigación cuando se enteraron de que nada ilegal había ocurrido, pero se les ordenó seguir buscando.
Reportes de prensa indican que el FBI comenzó a investigar el affair entre Petraeus y Boradwell después de que Jill Kelley, una amiga de Petraeus y su esposa Holly, reportara que había recibido correos amenazadores advirtiéndole que se mantuviera alejada de Petraeus.
Los autores dicen que el reporte de Kelley pudo haber iniciado la investigación del FBI, pero oficiales de la CIA presionaron al Departamento de Justicia para mantener la indagación abierta.
Webb dice que sus fuentes en el FBI le dijeron que agentes federales querían cerrar la investigación cuando se enteraron de que nada ilegal había ocurrido, pero se les ordenó seguir buscando.
Los investigadores del FBI, dice Webb, nunca tenían la intención de descubrir el affair de Petraeus.
Murphy asegura haber sabido del ‘golpe’ de la CIA por miembros activos y retirados de la Agencia.
Los autores dicen que Petraeus ya estaba encaminado a la renuncia cuando estalló el escándalo.
Murphy asegura haber sabido del ‘golpe’ de la CIA por miembros activos y retirados de la Agencia.
Los autores dicen que Petraeus ya estaba encaminado a la renuncia cuando estalló el escándalo.
Supieron que semanas antes había estado buscando empleo como profesor en la Universidad de Princeton.
Petraeus estaba enfurecido, dicen, porque se le mantuvo en la oscuridad respecto a redadas conducidas sin su conocimiento por el Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC) del Pentágono en Libia y África del Norte.
Webb y Murphy dicen que el ataque del 11 de septiembre de 2012 al consulado de Estados Unidos y un puesto de la CIA en Bengasi demostró que Petraeus estaba marginado de la administración Obama y que ello seguiría igual mientras se mantuviera en la CIA.
La premisa central de ‘Benghazi: The Definitive Report’ es que los ataques fueron precipitados por redadas secretas que el JSOC había realizado en Libia.
Petraeus estaba enfurecido, dicen, porque se le mantuvo en la oscuridad respecto a redadas conducidas sin su conocimiento por el Comando Conjunto de Operaciones Especiales (JSOC) del Pentágono en Libia y África del Norte.
Webb y Murphy dicen que el ataque del 11 de septiembre de 2012 al consulado de Estados Unidos y un puesto de la CIA en Bengasi demostró que Petraeus estaba marginado de la administración Obama y que ello seguiría igual mientras se mantuviera en la CIA.
La premisa central de ‘Benghazi: The Definitive Report’ es que los ataques fueron precipitados por redadas secretas que el JSOC había realizado en Libia.
Un ataque contra el grupo islámico radical Ansar al-Sharia, días antes del 11 de septiembre, pudo haber dado la razón final.
Militantes fuertemente armados de Ansar Al-Sharia atacaron el consulado el 11 de septiembre como represalia, sostiene el libro.
Militantes fuertemente armados de Ansar Al-Sharia atacaron el consulado el 11 de septiembre como represalia, sostiene el libro.
El embajador Chris Stevens y el Oficial del Servicio Exterior, Sean Smith, murió por inhalación de humo cuando los insurgentes prendieron fuego al consulado.
Luego de la redada, los militantes lanzaron un segundo ataque contra un anexo de la CIA cerca del sitio del suceso.
Luego de la redada, los militantes lanzaron un segundo ataque contra un anexo de la CIA cerca del sitio del suceso.
Fue ahí que los contratistas de seguridad de la CIA Ty Woods y Glen Doherty – ambos ex Navy SEALS de Estados Unidos – fueron asesinados.
Webb y Murphy señalan que escribieron el libro para revelar “la verdad” detrás del ataque.
Webb y Murphy señalan que escribieron el libro para revelar “la verdad” detrás del ataque.
Dijeron que las noticias sobre el incidente fueron desacertadas porque los periodistas no tenía acceso a la gente que protagonizó el incidente en aquel entonces.
Los autores estaban frustrados, manifestaron, por políticos que habían intentado torcer los hechos del caso por sus propios intereses.
Los autores estaban frustrados, manifestaron, por políticos que habían intentado torcer los hechos del caso por sus propios intereses.
Los conservadores buscaron utilizar el ataque como un asunto electoral, poniendo la culpa sobre Obama.
Los demócratas y la administración de Obama han trabajado para desviar la responsabilidad y subestimar señales de advertencia presentes antes del ataque al consulado.
Webb y Murphy dicen que la “historia interna” sobre el ataque – según lo expresado por sus conexiones en la CIA y unidades de operaciones especiales del Ejército – muestra que Brennan nunca advirtió a la CIA o a Stevens sobre las operaciones militares dentro del país.
Los demócratas y la administración de Obama han trabajado para desviar la responsabilidad y subestimar señales de advertencia presentes antes del ataque al consulado.
Webb y Murphy dicen que la “historia interna” sobre el ataque – según lo expresado por sus conexiones en la CIA y unidades de operaciones especiales del Ejército – muestra que Brennan nunca advirtió a la CIA o a Stevens sobre las operaciones militares dentro del país.
De haber sabido el Departamento de Estado y la comunidad de inteligencia sobre lo ocurrido, éstos habrían aumentado la seguridad en Bengasi y prevenido la tragedia.
Webb cuenta a Doherty, de 42 años, como uno de sus mejores amigos, y está enfadado de que la verdadera historia sobre lo que ocurrió no haya salido a la luz pública.
Dijo que Doherty y un equipo de oficiales de seguridad de la CIA se embarcaron en un vuelo desde Tripoli a Bengasi cuando el consulado fue atacado – a pesar de una resistencia inicial de la Agencia – para acelerar la ayuda a los estadounidenses que se encontraban en peligro.
Ambos autores están bien posicionados para tener acceso a información clasificada sobre el ataque.
Además de dirigir SOFREP.com, Webb sirvió como Navy SEAL por diez años, siendo enviado cinco veces al extranjero.
Webb cuenta a Doherty, de 42 años, como uno de sus mejores amigos, y está enfadado de que la verdadera historia sobre lo que ocurrió no haya salido a la luz pública.
Dijo que Doherty y un equipo de oficiales de seguridad de la CIA se embarcaron en un vuelo desde Tripoli a Bengasi cuando el consulado fue atacado – a pesar de una resistencia inicial de la Agencia – para acelerar la ayuda a los estadounidenses que se encontraban en peligro.
Ambos autores están bien posicionados para tener acceso a información clasificada sobre el ataque.
Además de dirigir SOFREP.com, Webb sirvió como Navy SEAL por diez años, siendo enviado cinco veces al extranjero.
Abandonó la Marina en 2006. Murphy sirvió ocho años en el Ejército de Estados Unidos, siendo desplegado tres veces al extranjero antes de retirarse en 2010.
Actualmente estudia ciencia política en la Universidad de Columbia.