Aunque de ellos surgieron casi todas las otras culturas mesoamericanas, a ciencia cierta muy poco se sabe acerca del origen de los olmecas.
Son, por así decirlo, un pueblo misterioso...
De hecho, su nombre, que significa algo así como “el pueblo de la goma”, les fue adjudicado en 1929, como derivado de las palabras náhuatl “olli” (goma) y “mecatl” (estirpe), haciendo referencia a la cultura que se hubo desarrollado en el área que se extiende entre el sur de Veracruz y el norte de Tabasco (región mexicana de la goma, precisamente ), durante el periodo denominado Preclásico Inferior y Medio, que abarca desde el 1200 a. C. hasta el año 400 a. C.
A ellos se les atribuye la práctica del sacrificio humano, de la deformación craneana y de la mutilación dentaria, como también el afianzamiento de la casta sacerdotal y la creación de los primeros centros ceremoniales y las primeras pirámides.
Pero además, los olmecas, evidentemente dueños de muy antiguos conocimientos, aportaron a la cultura de Mesoamérica decisivos adelantos como el calendario, el sistema de numeración, la escritura jeroglífica y las observaciones astronómicas.
Asimismo, en el campo del arte el contenido de su legado resulta de enorme valor. Figuras que conjugan rasgos humanos y animales (del jaguar en su mayor parte, conceptualizado como animal totémico que representaba la tierra y el inframundo); estelas talladas en relieve que combinan la presencia de seres humanos y sobrenaturales; hachas, orejeras y otras figurillas pequeñas trabajadas en piedra verde, revelan un acabado nivel de expresión escultórica que encuentra su punto más alto en las colosales cabezas humanas, hoy mundialmente famosas.
En efecto, sin la menor duda la carta de presentación por excelencia del arte olmeca son las gigantescas cabezas de piedra, cuyos distintos rasgos faciales hacen pensar en fieles retratos de diferentes personajes que, según se discute todavía, habrían sido reyes o sacerdotes, o bien jugadores de pelota decapitados (con lo cual se procura explicar el raro tocado que presentan todas las cabezas interpretándolo como si fuera el casco de protección utilizado en ese juego ritual).
Son, por así decirlo, un pueblo misterioso...
De hecho, su nombre, que significa algo así como “el pueblo de la goma”, les fue adjudicado en 1929, como derivado de las palabras náhuatl “olli” (goma) y “mecatl” (estirpe), haciendo referencia a la cultura que se hubo desarrollado en el área que se extiende entre el sur de Veracruz y el norte de Tabasco (región mexicana de la goma, precisamente ), durante el periodo denominado Preclásico Inferior y Medio, que abarca desde el 1200 a. C. hasta el año 400 a. C.
A ellos se les atribuye la práctica del sacrificio humano, de la deformación craneana y de la mutilación dentaria, como también el afianzamiento de la casta sacerdotal y la creación de los primeros centros ceremoniales y las primeras pirámides.
Pero además, los olmecas, evidentemente dueños de muy antiguos conocimientos, aportaron a la cultura de Mesoamérica decisivos adelantos como el calendario, el sistema de numeración, la escritura jeroglífica y las observaciones astronómicas.
Asimismo, en el campo del arte el contenido de su legado resulta de enorme valor. Figuras que conjugan rasgos humanos y animales (del jaguar en su mayor parte, conceptualizado como animal totémico que representaba la tierra y el inframundo); estelas talladas en relieve que combinan la presencia de seres humanos y sobrenaturales; hachas, orejeras y otras figurillas pequeñas trabajadas en piedra verde, revelan un acabado nivel de expresión escultórica que encuentra su punto más alto en las colosales cabezas humanas, hoy mundialmente famosas.
En efecto, sin la menor duda la carta de presentación por excelencia del arte olmeca son las gigantescas cabezas de piedra, cuyos distintos rasgos faciales hacen pensar en fieles retratos de diferentes personajes que, según se discute todavía, habrían sido reyes o sacerdotes, o bien jugadores de pelota decapitados (con lo cual se procura explicar el raro tocado que presentan todas las cabezas interpretándolo como si fuera el casco de protección utilizado en ese juego ritual).
En cualquier caso, una u otra opinión no echa ninguna luz sobre un detalle que no puede pasarse por alto; esto es: monarcas teocráticos o jugadores de pelota, ¿por qué muchos de esos rostros olmecas poseen características negroides tales como labios gruesos y nariz achatada entre otras? ¿Vinieron acaso de África como sostiene una provocativa teoría acerca de su origen?
También es interesante destacar que los olmecas vivieron en una región donde las grandes rocas no formaban parte del paisaje natural, de modo que resulta por lo menos llamativo que acabaran convirtiéndose en los primeros mayúsculos canteros mesoamericanos, habida cuenta de que las enormes piedras de basalto que fueron utilizadas para esculpir las cabezas fueron traídas, se sabe, de las canteras ubicadas en la zona de los Tuxtlas, recorriendo para ello una distancia de algo así como 80 km. a través de montañas, selvas, pantanos y ríos caudalosos; lo cual puede considerarse ,como poco, una tarea titánica si se tiene en consideración que el peso de tales rocas oscila entre las 10 y las 25 toneladas, y eso sin contar la cabeza descubierta en el Rancho Cobata, en Veracruz, cuyo peso se anota en el orden de las 65 toneladas.
Hasta el presente, se han hallado un total de 17 cabezas; 2 en Tres Zapotes – donde fue descubierta la primera en 1862 - , 1 en Cobata – antes mencionada - , 4 en La Venta y 10 en San Lorenzo, lo que en conjunto constituye lo que se conoce como “área metropolitana” o “zona nuclear”, debido a que se supone era la región donde se erigieron las capitales olmecas.
También es interesante destacar que los olmecas vivieron en una región donde las grandes rocas no formaban parte del paisaje natural, de modo que resulta por lo menos llamativo que acabaran convirtiéndose en los primeros mayúsculos canteros mesoamericanos, habida cuenta de que las enormes piedras de basalto que fueron utilizadas para esculpir las cabezas fueron traídas, se sabe, de las canteras ubicadas en la zona de los Tuxtlas, recorriendo para ello una distancia de algo así como 80 km. a través de montañas, selvas, pantanos y ríos caudalosos; lo cual puede considerarse ,como poco, una tarea titánica si se tiene en consideración que el peso de tales rocas oscila entre las 10 y las 25 toneladas, y eso sin contar la cabeza descubierta en el Rancho Cobata, en Veracruz, cuyo peso se anota en el orden de las 65 toneladas.
Hasta el presente, se han hallado un total de 17 cabezas; 2 en Tres Zapotes – donde fue descubierta la primera en 1862 - , 1 en Cobata – antes mencionada - , 4 en La Venta y 10 en San Lorenzo, lo que en conjunto constituye lo que se conoce como “área metropolitana” o “zona nuclear”, debido a que se supone era la región donde se erigieron las capitales olmecas.
Todas ellas, como abonando el misterio de su razón de ser, fueron encontradas ocultas bajo tierra y mutiladas en gran mayoría (cosa que algunos explican como producto de actos de violencia de grupos no olmecas, o, por el contrario, como un acto de los mismos olmecas para significar la muerte del retratado).
EL AUTOR estudió abogacía en la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Es periodista versado en ciencia y fue coordinador documental de la revista Cuarta Dimensión, jefe de redacción de otras publicaciones especializadas y actualmente es el editor de antiguosastronautas.com. Desde 1980 ha publicado gran número de artículos referidos a la hipótesis de las paleovisitas extraterrestres.
© César Reyes de Roa – Todos los derechos reservados.
Fuente: ANTIGUOS ASTRONAUTAS
EL AUTOR estudió abogacía en la Universidad de Buenos Aires (Argentina). Es periodista versado en ciencia y fue coordinador documental de la revista Cuarta Dimensión, jefe de redacción de otras publicaciones especializadas y actualmente es el editor de antiguosastronautas.com. Desde 1980 ha publicado gran número de artículos referidos a la hipótesis de las paleovisitas extraterrestres.
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