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USA: El mito David “CIA” Petraeus: NO todo lo que tiene tarros es venado


DAVID URRA / CONTRAINJERENCIA- La cultura del Mito en los EE.UU esta tan entronizada como la Coca Cola, los chicles Adams y Mickey Mouse. Para los estadounidenses, el mito es como la energía que alimenta el ego norteamericano y permite construir falsos héroes y creencias convenientes para sostener el sistema.
El caso Petraeus puede ser uno de los tantos en que la mitología sustituye a la realidad, hasta tal punto que es difícil determinar en las circunstancias actuales que ocurre con el ex General, un linchamiento político o una promoción a las mas altas esferas.

La profusión de información sobre el caso de “infidelidad” del ahora ex Director de la CIA, es un ejemplo clásico del sistema de manipulación psicológica que emplean los MMD en occidente y digo occidente, porque como ya sabemos las transnacionales de la información no se circunscriben a un país, sus tentáculos abarcan a casi todo el mundo.

Analicemos con detenimiento que ocurre con la “inmoralidad” cometida por el ex General que provoco su “dimisión” a tan importante cargo en el establishment norteamericano.

Ante todo debemos señalar que en la sociedad norteamericana donde la infidelidad es casi parte de la cotidianidad, como el caso Petraeus ha tenido tanta publicidad. Por demás, a pesar de las afirmaciones, todavía no se ha divulgado ninguna evidencia que demuestre el “acto”, salvo fotos totalmente normales en que se ve a la “adultera” conversando con el “adultero”.

Por otro lado se habla del intento de intromisión ilegal de la Broadwell en el correo electrónico, por demás público, del ex General norteamericano. Si no nos dejamos llevar por el hilo conductor de los MMD, este asunto se trata de una “supuesta” violación de la intimidad de Petraeus, por parte de su biógrafa y no de otra cosa.

Los medios nos están tratando de “convencer” de que el Director de la CIA tenía “presuntos” secretos en su correo publico en Gmail y la Broadwell trataba de capturarlos. Esto es tan infantil como los cuentos de Blanca Nieves y la Sirenita. Aquí cabria preguntarse ¿Buscaba en realidad el FBI esto?

Igualmente sospechoso es el tratamiento que la prensa occidental – no solo la norteamericana – da a la destitución. Frases como: “Intenso, ambicioso y sumamente competitivo”; “se le atribuye la creación de alianzas exitosas entre fuerzas estadounidenses y las tribus sunitas”; 
“Bajo el liderazgo de Petraeus, la CIA siguió aumentando su participación en operaciones encubiertas”; “se le atribuye una decisiva estrategia en la guerra de Irak y que llegó a ser señalado como posible futuro Presidente de Estados Unidos”; “Petraeus reescribió el manual del Ejército para la guerra contra la insurgencia”;
 “Este hábil deportista escapó dos veces a la muerte”; “Ningún general desde William Westmoreland en la época de la Guerra de Vietnam había sido tan destacado ni había tenido tanta influencia”; “en el 2009 corría el rumor sobre su posible candidatura -claramente republicana- a la Casa Blanca”;
 “Petraeus se sentía cómodo con los periodistas, a quienes concedió suculentas entrevistas en Irak mientras en Washington los líderes políticos preferían mantener la boca cerrada sobre las dificultades de la guerra”; “se movía como pez en el agua por los bastidores del poder en Washington y se mostraba tan calmo testificando en el Capitolio”; “cultivaba una imagen de guerrero erudito en su camino hacia la promoción”; “Petraeus insistía en que no tenía ambiciones políticas”; “Fue el primero de su promoción en el Colegio de Mando y Estado Mayor del Ejército estadounidense en 1983”; 
“Algunos ex agentes de la CIA y analistas coinciden en que el general ha desempeñado a la perfección su rol en la agencia de espionaje”; “logró el cargo tras no haber conseguido el que realmente quería, ser jefe del Estado Mayor Conjunto, por tensiones con la Casa Blanca”; “..la aplicación de la llamada ‘Doctrina Petraeus’ llevó a una estabilización sustancial de la situación en Irak, donde se redujo el número de muertes”; “se le atribuye la creación de alianzas exitosas entre fuerzas estadounidenses y las tribus sunitas en la provincia de Anbar, para enfrentarse a al Qaeda en Irak”; “uno de los militares más laureados y respetados de toda la historia de Estados Unidos”; “Obama, que aceptó la dimisión, calificó a Petraeus de – uno de los generales más destacados de su generación, su servicio ha hecho nuestro país más seguro y más fuerte”; 
“El director de la Inteligencia Nacional, James Clapper, confirmó la dimisión del general Petraeus, a quien despidió, en un comunicado oficial, como – uno de los más grandes patriotas de nuestro país”; “alcanzó relevancia internacional como jefe de la última fase de la presencia de tropas norteamericanas en Irak”.

A todos les debe asaltar la misma duda que a mi, ¿Están defenestrando o glorificando a Petraeus? ¿Se estará construyendo, por los círculos de poder imperial, el “mito Petraeus”?

La carencia de verdaderos “héroes” en la historia norteamericana ha hecho de la creación de mitos en ese país, una verdadera especialidad. Súper Man, el pato Donald, Batman, los cowboys, la sargento Lynch, son solo algunos de los ejemplos del “Star system” de los héroes Made in USA.

Pero parece que ahora hace falta crear un “personaje mitológico” que sirva a los intereses de los círculos de poder mundial. La época del “analfabeto” Bush y el “ilegítimo” Obama ha transcurrido y se necesita de un súper Presidente acorde a los nuevos tiempos: blanco, rubio, de ojos azules, ario, intenso, ambicioso, competitivo, líder, hábil deportista, influyente, carismático, pragmático, guerrero erudito, laureado y no podía faltar el titulo de “Gigoló”.

En realidad ¿es un demerito tener una aventura amorosa con una subordinada o colaboradora, por un alto dirigente, a 37 años de casado en EE.UU? Sic.

Recordemos como el caso de la relación de Clinton con la Lewinsky catapultó al Presidente norteamericano a elevadísimos niveles de popularidad. En Francia con Sarkozy y en Italia con Berlusconi, hay otros ejemplos de que ser “adultero” en las grandes esferas, es una condición necesaria para transcender en la vida política, es casi como un titulo nobiliario.

Pero esta historia tiene otras aristas, pues resulta que el personaje que asume pro tempore las riendas de la agencia no es cualquier cosa, su estrecha relación con el clan Bush y su participación en hechos oscuros de la actividad de inteligencia en EE.UU, lo hacen “sospechoso” de tener “gato encerrado”.

Resulta que Michael Morell, cuya intervención en los hechos del 11 de septiembre – estaba con el Presidente Bush en el momento de las acciones de las torres gemelas y fue el que le comunicó el evidente “desliz” de anunciar el Presidente que había visto caer la primera torre cuando este hecho no se había transmitido – y posterior participación en el Puesto de Mando que dirigió la operación de eliminación del Osama Bin Laden pakistaní, lo hacen una figura tenebrosa y relacionada con operaciones sucias y clandestinas.

¿Habrá sido este el artífice de la “fuga” de información relacionada con las andadas del Jefe?

Todos no preguntaríamos en este caso ¿Con que objetivo?

Deslicemos algunas hipótesis:
Asumir el poder, como parte de la ofensiva republicana por retomar las riendas después del fracaso electoral,

Destruir a su Jefe que le impedía ascender en la escala de mando,
Realizar una maniobra que pareciera ser una sanción contra el “adultero”, pero que considerando el sistema de valores norteamericanos y la posibilidad que da el empleo de los medios para resaltar los méritos del ex general, catapultarlo a planos superiores que le permitan aspirar a “algo” mayor en los próximos años,
Cobrar una vieja deuda.

Lo cierto es que este caso tiene muchas interrogantes y el “harakiri” del ex Jefe de la CIA, profundiza más aun las dudas.

Por lo general la reacción inicial ante estos hechos es la de rechazarlos, máxime que no existen, o no se han divulgado evidencias que sustenten la acusación. Petraeus simplemente aceptó la imputación y en una reunión breve con el Presidente “colgó los guantes” sin ninguna resistencia. Como si se tratara de una jubilación por tiempo de servicio.

Esto no es consecuente con la imagen que, del ahora “interrupto” General, dan su biógrafa y los MMD.

Intenso, ambicioso, competitivo, líder, guerrero erudito, hacen de Petraeus una piedra inexpugnable, una especie de Tigre de Bengala que de la noche a la mañana se convierte en un “gatito” siamés.

Pero esto no acaba aquí. Dentro de las valoraciones que se vierten sobre el “mixtifico General” están las de ser responsable del desastre de Bengasi, donde murió el embajador de EE.UU en Libia y que era en realidad un emporio de la CIA. Igualmente se le achaca que en el período en que era la cabeza del Comando de Transición Multinacional de Seguridad, los resultados en la formación y creación de un ejército y una policía iraquí fueron deficientes. 
En el caso de su paso por Afganistán, su legado se considera incierto, por la situación que persiste en la nación todavía ocupada por las tropas de la alianza occidental. Aspiró a ser Jefe del Estado Mayor Conjunto, pero sus contradicciones con la Casa Blanca se lo impidieron.

O sea, que el reconocimiento de algunas “verdades” de la vida del general vienen a fortalecer su imagen para que la historia parezca real. Ustedes se preguntaran ¿Y como es eso?

Resulta que la creación de mitos consiste en una combinación de las realidades conocidas de la vida, con las acciones fantásticas de los héroes. La comprensión por el hombre de las realidades circundantes por intermedio de los mitos se basa, no en conocimientos científicos, sino en la fe y convicciones de los representantes de una cultura concreta, etnia o grupo social.

De esta forma, el fenómeno Petraeus necesita combinar hechos ficticios o hiperbolizados con otros reales inclusive si son negativos, para dar verosimilidad al procedimiento.

El sistema necesita generar los mitos sociales que representan percepciones distorsionadas de la realidad, deliberadamente implantadas en la conciencia de las personas con el fin de crear las reacciones sociales necesarias.

Lo más notable de los mitos sociales es que, la mayoría de la sociedad no lo ve como ficción, sino como un estado natural de las cosas. Bajo la influencia de los mitos sociales la historia del surgimiento y desarrollo de las naciones y grupos étnicos, por lo general se distorsiona tanto, que su análisis objetivo puede ser realizado solamente por medio de una comparación crítica de diferentes fuentes. Es por ello que tratamos por todos los medios de poner ante ustedes los hechos y matices que conforman este caso.

Pero a pesar de todo, la tarea no es tan fácil, este análisis se ve seriamente obstaculizado por la subjetividad tendenciosa de los MMD y los autores del proceso manipulador (o sea, falsificado), lo que caracteriza la naturaleza de las fuentes de la mayoría de la información.

De hecho, la casi totalidad de lo escrito en la historia del mundo, desde el principio, representa un objetivo de constante manipulación.

Pero en realidad, que se quiere con la creación del “mito Petreaus”:

Por un lado tener un impacto simultáneo en las esferas intelectual y emocional de la conciencia de la gente en EE.UU. Esto hace que se crea en la realidad del contenido del mito;

Hacer una descripción hiperbólica del caso particular del modelo ideal de la conducta deseada. Esto permite que el contenido de los mitos influyan en el comportamiento humano;

Basarse en tradiciones específicas existentes en la sociedad.

De lo que se trata es de influir en las personas desde el interior de su mundo, no desde “afuera” y de esta forma formar la imagen deseada.

Esto permitirá en su momento que la sociedad norteamericana acepte a Petraeus como un Paladín del modelo deseado, del tipo duro, decidido y valiente que llevará al país por el camino del “sueño americano”.

Hay una ultima arista que quisiéramos abordar en la “creación” de la historia.

En algunas informaciones se hace hincapié en la cercanía de la Broadwell a la vida “íntima” de Petraeus, afirmándose cosas tales como: “la escritora Paula Broadwell, trató de acceder de forma ilícita a la cuenta de correo electrónico personal de Petraeus”; 
“Para su elaboración (se refieren al libro que ella escribió) estuvo casi un año en Afganistán siguiendo al general”; “Broadwell tuvo frecuente contacto con el objeto de su investigación”; “dio diversas entrevistas de televisión sobre la personalidad y el carácter del general”;
 “En la página web de Broadwell, se explica con detalle cómo la biógrafa tuvo un ‘amplio acceso’ a Petraeus – a sus mentores, sus subordinados y sus amigos de toda la vida”; “Broadwell estuvo en Afganistán junto al general y sus soldados, para narrar desde dentro, a través de – cientos de horas de entrevistas exclusivas con Petraeus y sus altos mandos y soldados”.

Como podemos ver, a falta de evidencias tangibles, se trata de incidentalmente implantarnos la idea de la intimidad entre Petraeus y su biógrafa seductora. 
Algo así como una especia de Mata Hari moderna, que se introduce persuasivamente en la vida del General y lo arrastra hasta la lujuria.

Muchos pensarán en este momento de que estoy contaminado por el “síndrome de la conspiración”, que implica que en EE.UU todo se hace por obra y gracia de una tendencia conspirativa.

No diré que no es cierto que los constantes escándalos, secretos revelados después de 50 años y acciones de la cúpula política en el país norteño, no hayan generado en mi conciencia una cierta tendencia a pensar en lo “malo”.
Ellos se lo buscaron.

A pesar de todo he tratado de ser lo mas compensado posible, si lo logre o no, lo sabré por sus reacciones.

Yo acepto que no todo lo que tiene tarros es venado, pero el “asesinato” político de Petraeus me huele mal.

No será que están jugando la carta que refiere el refrán “Después de muerto hasta el diablo se vuelve santo”.

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