El ex presidente Nicolas Sarkozy llegó hoy jueves por la mañana al Palacio de Justicia de Burdeos, a los efectos de ser interrogado respecto a la investigación iniciada en 2010, sobre la presunta ilegalidad en la financiación de su campaña electoral de 2007.
En el momento de su llegada, se negó a responder a ningún periodista de los allí presentes.
Este primera declaración del ex mandatario podría ser el comienzo de una serie interminable de problemas con la justicia, aunque ya sabemos que en esta “democracia” neoliberal, por muy delincuente que pudiera ser un político, no pasará jamás por la cárcel aunque fuera condenado y más aún conociendo secretos de estado con los que pudiera chantajear a Françóis Hollande.
Sarkozy, al que popularmente se le conoce como “Nico Narkozy“, llegó al palacio de justicia a bordo de un automóvil blindado, rodeado de unas espectaculares medidas de seguridad, habituales en los desplazamientos y actividades de un presidente en ejercicio de sus funciones, pero rara vez adoptadas para un ciudadano que no detenta cargo oficial alguno.
Los magistrados quieren conocer el trasfondo de la financiación de dicha campaña electoral, una vez que se han hallado pruebas suficientes para deducir que se utilizaron más de 4 millones de euros de dudosa procedencia, como figura en el expediente “Bettencourt”, referido a uno de sus ministros (André Bettencourt, fallecido en 2007), así como a notorias irregularidades financieras que también salpican a ex funcionarios y altos cargos de Hacienda, entre las que se encuentran algunas cuentas en Suiza, de las que Sarkozy hubiera podido ser beneficiado.
El juez Jean-Michel Gentil y sus colegas Cécile Ramonatxo y Valerie Nöel, quieren conocer la opinión del ex presidente, no solo sobre lo apuntado, sino acerca de una jugosa suma de dinero que la dueña del imperio L’Orèal, Lilianne Bettencourt, pudiera haberle entregado a los mismos fines electorales.
En suma, un affaire que ya se conocía durante el mandato de este criminal (saltó a la prensa en plena invasión de Libia), pero que la misma justicia francesa soslayó hasta que el hoy interrogado dejara la presidencia.
Se admiten apuestas sobre si Sarkozy pagará su delito, en caso de ser declarado culpable, y si pasará un solo día en prisión.