
Ex magistrado liberal en el CSE, Julio César Osuna Ruiz, usurpaba la identidad de personas fallecidas, bebedores consuetudinarios y enfermos mentales, a fin de otorgárselas a ciudadanos extranjeros ligados al narcotráfico internacional, entre estos al costarricense Alejandro Jiménez, alias El Palidejo, quien portaba una cédula nicaragüense con el nombre de José Fernando Treminio.
Lo anterior es parte de las afirmaciones hechas contra Osuna, por su ex secretaria Carolina González, quien expresó que su participación en el delito de falsificación ideológica (o de documentos) se da por acatar las órdenes del ex magistrado liberal.
González fue presentada como testigo de cargo por los representantes del Ministerio Público, quienes con su testifical pretenden demostrar el involucramiento y la participación de Osuna, como uno de los principales líderes de la célula de narcotraficantes, que supuestamente blanqueó capital por el orden de los 434 millones de córdobas y otros 10 millones de dólares.
Osuna Ruiz además de ser el principal gestor de cédulas falsas a extranjeros, también aprovechaba su inmunidad que le otorgaba su posición de ex magistrado liberal en el CSE, para trasladar cuantiosas sumas en dólares a Costa Rica. Este dinero era el pago de la droga que otros personeros de la célula, trasladaban a Guatemala a la agrupación Los Charros.
Vestida de negro, González fue llamada al estrado judicial para responder primeramente las preguntas del Fiscal del Ministerio Público y posteriormente la que hicieron los abogados defensores de Osuna, Francisco Somarriba, María Isabel Rayo, Jorge Luis Acevedo, todos coludidos para fabricar las cédulas falsas.
En su testimonio González aseguró que al despacho de Osuna, llegaban ciudadanos mexicanos, costarricenses, guatemaltecos y colombianos, todos con un mismo objetivo, obtener una identificación nicaragüense. También aseguró que estos sujetos aparentaban ser muy amigos del ex funcionario electoral.
Entre estos que lo frecuentaban con mucha insistencia, era un sujeto al que identificó como “José”, el cual posteriormente reconoció como Alejandro Jiménez, El Palidejo.
“Eran constante las visitas al mes, algunas veces tres veces, otra veces se perdían un tiempo y otras veces regresaban al despacho. El señor José siempre permaneció callado y él (Julio César Osuna) me dijo que le llenara los datos, yo procedí a llenarles los datos conforme a la partida (de nacimiento) que me estaba presentando”, dijo González, al referirse a El Palidejo, a quien en ese momento identificó como José.
Aseguró que una vez fabricada la cédula de José Treminio, este siguió llegando al despacho de Osuna, lo que demostraba una fuerte relación.
“Siempre me demostró el apuro de que había que sacar (fabricar) esas cédulas y cuando ya estaban hechas, el magistrado Osuna me las pedía personalmente”, indicó.
Pero no solamente cédulas se tramitaba en el despacho de Osuna, sino también partidas de nacimientos, mismas que tenían como origen, los municipios de Nagarote y Tipitapa.
“Me llamó la atención mucho que siempre llegaban partidas de nacimientos de Nagarote y de Tipitapa y era del conocimiento del magistrado Julio César Osuna”, declaró González.
González siempre recalcó que seguía orientaciones de su jefe, pero en un momento de su testifical, al ser cuestionada por el abogado defensor de Osuna, Álvaro Chica Larios, del porque no puso al tanto de los hechos a otro funcionario del CSE, titubeó en tres ocasiones para responder y solo se limitó a decir que nunca lo denunció.
De la nada mejoró su nivel de vida
Esta mujer de contextura recia, gordita y de piel clara laboró en el CSE desde el 2005 hasta el primer trimestre del 2012, y desde el 2006 como secretaria de Osuna Ruiz.
Indicó que su jefe a pesar de tener un salario de 89 mil córdobas mensuales, antes del 2007, siempre se quejaba de sus deudas, incluso todos los días tenía que contestar las llamadas de funcionarios de diversas entidades bancarias, cobrando el pago de las tarjetas de crédito.
Inició afirmando que en su computadora de trabajo tenía acceso al Padrón de Ciudadanos Nicaragüenses, mismo que también utilizaba Jorge Luis Acevedo, principal asesor del ex magistrado, quien se daba a la tarea de localizar los nombres de personas.
Pero estas personas no eran escogidas al azar, sino aquellas, cuyos nombres aparecían reportados como muertos, borrachos y con problemas mentales en los periódicos de circulación impresa.
“Siempre me llamó la atención que en el periódico buscaba personas que habían fallecido, personas enfermas mentales o bien picaditos (bebedores consuetudinarios) de la calle que habían aparecido en el periódico muertos, ellos procedían en la base de datos a buscar si esas personas había tenido o no cédulas”, dijo la testigo al referirse a Osuna y al asesor Jorge Luis Acevedo.
Estas cédulas eran gestionadas supuestamente por la Gata, a como era conocida en el despacho de Osuna, la acusada María Isabel Rayos Orellana, quien fue vista unas tres ocasiones junto a una cubana identificada solamente como Odalys.
Pero el asunto de cédulas a extranjeros no paraba ahí, sino también tramitaba cédulas para connacionales, las cuales eran entregadas en grandes cantidades a dos sujetos, uno identificado como Guillermo Gais y otro nombrado como Manuelon.
Familia viajaba a Europa como turistas
Pero las penurias económicas de Osuna, cambiaron de la noche a la mañana partir del 2007, cuando según su secretaria, el mismo ex magistrado le comentó que ya había pagado sus deudas, incluso comenzó a construir otra vivienda y hasta un muro perimetral en su hogar que cita en Residencial Los Marañones en el kilómetro 18 y medio carretera a Masaya.
De acuerdo al testimonio de González, la solvencia económica de su jefe era más notoria a partir de su amistad iniciada con los extranjeros, cuyas solicitudes de cédulas de identidad eran fabricadas en un plazo de 8 días, pues Osuna siempre ordenaba tramitarlas de forma especial.
“Desde que comenzamos a trabajar siempre comentó que tenía deudas y que las cubría poco a poco, pero después ya como para el año 2007 se le empezó a observar una excelente solvencia y gastos fuera de lo que era su salario. Al momento que ellos empezaban a llegar, él también empezó a demostrar la solvencia económica”, dijo.
Incluso detalló que Osuna comenzó a llegar a sus oficinas en el CSE de Metrocentro, vehículos de todo tipo, entre estos camionetas Toyotas, una Chevrolet color negra, entre otras.
Pero no solamente de vehículos se estaba haciendo el ex magistrado, también de estos ingresos que obtenía producto de su vínculo con el narcotráfico, la familia se pudo dar una gran vida, pues González aseguró que su hijo mayor viajaba a países europeos, mientras Osuna salía constantemente a Costa Rica, donde permanecía entre 2 y cincos días.
Las remesas provenientes de México
El relato de González prosiguió con el detalle de las remesas de miles de dólares que recibía el ex magistrado liberal desde México, incluso, según ella, utilizó su nombre para que sus contactos mexicanos le pusieran dinero.
Aseguró que Osuna le ordenaba que fuera a retirar el dinero a la sucursal de Western Unión ubicada en el sector del Hospital Militar, pero que nunca recibió pago por parte del ex funcionario. Otro que llegaba a retirar remesas, era Francisco Somarriba. En esa ocasión González retiro cinco mil dólares en billetes de 20 dólares, dinero que entregó directamente a Osuna Ruiz.
Dijo desconocer en cuantas ocasiones le llegó dinero de México a su nombre, pero le advirtió a su jefe no gustarle esa situación y que en caso de continuar iba renunciar a su cargo de secretaria. Además de González, también recibían remesas desde México el conductor Francisco Somarriba y el asesor Jorge Luis Acevedo.
En la declaración salió a relucir el nombre de Karla Fariñas, hermana de Henry Fariñas, el líder de la célula en Nicaragua, la cual supuestamente llegó a la sede del CSE y le solicitó le ayudase en un trámite de cédula y para ganarse su confianza, le prometió un perfume caro.
Una vez concluida las preguntas de la fiscalía, los abogados defensores la contrainterrogaron, siendo el defensor de Osuna Ruiz el más activo con unas seis preguntas, entre estas una donde cuestiona si alguna vez observó que los extranjeros le entregaron dinero a su cliente, respondiendo negativamente la interrogada. Chica Larios también preguntó si la computadora que usaba tenía contraseña, siendo la respuesta afirmativa.
González fue presentada como testigo de cargo, después de acordar con el Ministerio Público asumir el delito de falsificación ideológica, a cambio de destapar la olla podrida de su jefe liberal y que le retirasen los cargos por lavador de dinero, crimen organizado y transporte internacional de droga.
González fue presentada como testigo de cargo por los representantes del Ministerio Público, quienes con su testifical pretenden demostrar el involucramiento y la participación de Osuna, como uno de los principales líderes de la célula de narcotraficantes, que supuestamente blanqueó capital por el orden de los 434 millones de córdobas y otros 10 millones de dólares.
Osuna Ruiz además de ser el principal gestor de cédulas falsas a extranjeros, también aprovechaba su inmunidad que le otorgaba su posición de ex magistrado liberal en el CSE, para trasladar cuantiosas sumas en dólares a Costa Rica. Este dinero era el pago de la droga que otros personeros de la célula, trasladaban a Guatemala a la agrupación Los Charros.
Vestida de negro, González fue llamada al estrado judicial para responder primeramente las preguntas del Fiscal del Ministerio Público y posteriormente la que hicieron los abogados defensores de Osuna, Francisco Somarriba, María Isabel Rayo, Jorge Luis Acevedo, todos coludidos para fabricar las cédulas falsas.
En su testimonio González aseguró que al despacho de Osuna, llegaban ciudadanos mexicanos, costarricenses, guatemaltecos y colombianos, todos con un mismo objetivo, obtener una identificación nicaragüense. También aseguró que estos sujetos aparentaban ser muy amigos del ex funcionario electoral.
Entre estos que lo frecuentaban con mucha insistencia, era un sujeto al que identificó como “José”, el cual posteriormente reconoció como Alejandro Jiménez, El Palidejo.
“Eran constante las visitas al mes, algunas veces tres veces, otra veces se perdían un tiempo y otras veces regresaban al despacho. El señor José siempre permaneció callado y él (Julio César Osuna) me dijo que le llenara los datos, yo procedí a llenarles los datos conforme a la partida (de nacimiento) que me estaba presentando”, dijo González, al referirse a El Palidejo, a quien en ese momento identificó como José.
Aseguró que una vez fabricada la cédula de José Treminio, este siguió llegando al despacho de Osuna, lo que demostraba una fuerte relación.
“Siempre me demostró el apuro de que había que sacar (fabricar) esas cédulas y cuando ya estaban hechas, el magistrado Osuna me las pedía personalmente”, indicó.
Pero no solamente cédulas se tramitaba en el despacho de Osuna, sino también partidas de nacimientos, mismas que tenían como origen, los municipios de Nagarote y Tipitapa.
“Me llamó la atención mucho que siempre llegaban partidas de nacimientos de Nagarote y de Tipitapa y era del conocimiento del magistrado Julio César Osuna”, declaró González.
González siempre recalcó que seguía orientaciones de su jefe, pero en un momento de su testifical, al ser cuestionada por el abogado defensor de Osuna, Álvaro Chica Larios, del porque no puso al tanto de los hechos a otro funcionario del CSE, titubeó en tres ocasiones para responder y solo se limitó a decir que nunca lo denunció.
De la nada mejoró su nivel de vida
Esta mujer de contextura recia, gordita y de piel clara laboró en el CSE desde el 2005 hasta el primer trimestre del 2012, y desde el 2006 como secretaria de Osuna Ruiz.
Indicó que su jefe a pesar de tener un salario de 89 mil córdobas mensuales, antes del 2007, siempre se quejaba de sus deudas, incluso todos los días tenía que contestar las llamadas de funcionarios de diversas entidades bancarias, cobrando el pago de las tarjetas de crédito.
Inició afirmando que en su computadora de trabajo tenía acceso al Padrón de Ciudadanos Nicaragüenses, mismo que también utilizaba Jorge Luis Acevedo, principal asesor del ex magistrado, quien se daba a la tarea de localizar los nombres de personas.
Pero estas personas no eran escogidas al azar, sino aquellas, cuyos nombres aparecían reportados como muertos, borrachos y con problemas mentales en los periódicos de circulación impresa.
“Siempre me llamó la atención que en el periódico buscaba personas que habían fallecido, personas enfermas mentales o bien picaditos (bebedores consuetudinarios) de la calle que habían aparecido en el periódico muertos, ellos procedían en la base de datos a buscar si esas personas había tenido o no cédulas”, dijo la testigo al referirse a Osuna y al asesor Jorge Luis Acevedo.
Estas cédulas eran gestionadas supuestamente por la Gata, a como era conocida en el despacho de Osuna, la acusada María Isabel Rayos Orellana, quien fue vista unas tres ocasiones junto a una cubana identificada solamente como Odalys.
Pero el asunto de cédulas a extranjeros no paraba ahí, sino también tramitaba cédulas para connacionales, las cuales eran entregadas en grandes cantidades a dos sujetos, uno identificado como Guillermo Gais y otro nombrado como Manuelon.
Familia viajaba a Europa como turistas
Pero las penurias económicas de Osuna, cambiaron de la noche a la mañana partir del 2007, cuando según su secretaria, el mismo ex magistrado le comentó que ya había pagado sus deudas, incluso comenzó a construir otra vivienda y hasta un muro perimetral en su hogar que cita en Residencial Los Marañones en el kilómetro 18 y medio carretera a Masaya.
De acuerdo al testimonio de González, la solvencia económica de su jefe era más notoria a partir de su amistad iniciada con los extranjeros, cuyas solicitudes de cédulas de identidad eran fabricadas en un plazo de 8 días, pues Osuna siempre ordenaba tramitarlas de forma especial.
“Desde que comenzamos a trabajar siempre comentó que tenía deudas y que las cubría poco a poco, pero después ya como para el año 2007 se le empezó a observar una excelente solvencia y gastos fuera de lo que era su salario. Al momento que ellos empezaban a llegar, él también empezó a demostrar la solvencia económica”, dijo.
Incluso detalló que Osuna comenzó a llegar a sus oficinas en el CSE de Metrocentro, vehículos de todo tipo, entre estos camionetas Toyotas, una Chevrolet color negra, entre otras.
Pero no solamente de vehículos se estaba haciendo el ex magistrado, también de estos ingresos que obtenía producto de su vínculo con el narcotráfico, la familia se pudo dar una gran vida, pues González aseguró que su hijo mayor viajaba a países europeos, mientras Osuna salía constantemente a Costa Rica, donde permanecía entre 2 y cincos días.
Las remesas provenientes de México
El relato de González prosiguió con el detalle de las remesas de miles de dólares que recibía el ex magistrado liberal desde México, incluso, según ella, utilizó su nombre para que sus contactos mexicanos le pusieran dinero.
Aseguró que Osuna le ordenaba que fuera a retirar el dinero a la sucursal de Western Unión ubicada en el sector del Hospital Militar, pero que nunca recibió pago por parte del ex funcionario. Otro que llegaba a retirar remesas, era Francisco Somarriba. En esa ocasión González retiro cinco mil dólares en billetes de 20 dólares, dinero que entregó directamente a Osuna Ruiz.
Dijo desconocer en cuantas ocasiones le llegó dinero de México a su nombre, pero le advirtió a su jefe no gustarle esa situación y que en caso de continuar iba renunciar a su cargo de secretaria. Además de González, también recibían remesas desde México el conductor Francisco Somarriba y el asesor Jorge Luis Acevedo.
En la declaración salió a relucir el nombre de Karla Fariñas, hermana de Henry Fariñas, el líder de la célula en Nicaragua, la cual supuestamente llegó a la sede del CSE y le solicitó le ayudase en un trámite de cédula y para ganarse su confianza, le prometió un perfume caro.
Una vez concluida las preguntas de la fiscalía, los abogados defensores la contrainterrogaron, siendo el defensor de Osuna Ruiz el más activo con unas seis preguntas, entre estas una donde cuestiona si alguna vez observó que los extranjeros le entregaron dinero a su cliente, respondiendo negativamente la interrogada. Chica Larios también preguntó si la computadora que usaba tenía contraseña, siendo la respuesta afirmativa.
González fue presentada como testigo de cargo, después de acordar con el Ministerio Público asumir el delito de falsificación ideológica, a cambio de destapar la olla podrida de su jefe liberal y que le retirasen los cargos por lavador de dinero, crimen organizado y transporte internacional de droga.