Al mirar esta foto memorable en donde la cúpula del fascismo colombiano, Londoyos con su mirada omnicomprensiva, la esposa de Uribe Vélez quien dubitativa se aferra a su complacido marido, el general Santoyo que de agache firma el histórico documento oficial de su ascenso y nombramiento en la casa de Nariño y el vicepresidente “facho” Santos con su típica mirada perdida; vuelvo a confirmar lo que hace cerca de dos años, cuando JM Santos el ministro de Defensa de Uribe Vélez se posesionó como presidente de Colombia y escribimos sobre las consecuencias que iría a tener en la vida de los colombianos, la contradicción (objetiva= intereses rentísticos y subjetiva= estilos y personalidades) habida entre Uribe Vélez y JM Santos, los dos actuales mascarones de proa del depredador proyecto neo-liberal y trasnacional impuesto al pueblo trabajador colombiano.
Y en efecto, hoy asistimos no solo a la cerradura del circulo narco terrorista que se tomó a Colombia definitivamente en 2002, gestado en Medellín por los sucesores de Pablo Escobar y consolidado en 1995, durante la gobernación de Uribe Vélez, con sus hermanos (los 12 apóstoles + el clan de los Villa+ José Obdulio) los generales Rito Alejo del Río, Alfonso Manosalva, Montoya, los generales de la policía Hugo Aguilar y Santoyo el posterior jefe de la seguridad de Uribe Vélez ; junto con los reconocidos narco- paramilitares Castaño, Mancuso y Don Berna con su pavorosa oficina de Envigado.
Pero, no ha sido la fiscalía de Colombia, también capturada por ellos, la encargada de comprobar o esclarecer estos vínculos: ha sido la justicia estadounidense quien investigando al condecorado general Santoyo por narcotráfico, cambió la confesión de boca por su larga carrera “colateral” como narco-paramilitar.
El más grande Terrorista Oficial que servía de “enlace intimo” entre el presidente de Colombia (a quien guardaba y protegía) con la tenebrosa oficina narco paramilitar que funciona en las afueras de Medellín, ha quedado ahora en manos de la Justicia estadounidense y, solamente trascenderá al publico lo que a ella interese.
¿Dirá el general algo incriminatorio contra su Jefe y Padrino?
Es poco menos que improbable. ¿Podrá el fiscal colombiano Monte-alegre hacer algo para defender los intereses de las victimas del terror oficial en Colombia?
No lo creo. Lo realista es suponer que primarán los intereses geoestratégicos del Hegemón, para proteger a uno de sus más caracterizados agentes y sirvientes.
Una primera consecuencia, es que al haberse percibido la fractura de la cúpula dominante; todos los partidos de garaje o mejor los grupos políticos de Colombia, sin excepción, han percibido la grieta por donde pueden introducir sus intereses y han comenzado con una prisa extraña y una torpeza inimaginable, a hacer apresuradamente sus cálculos mezquinos y a preparar su aparato electoral para tratar de desenroscar el grueso tornillo Trasnacional que asegura a JM Santos a la silla presidencial de Colombia: Vargas Lleras, Clara López, Navarro, Marta Lucía Ramírez, Oscar Iván Zuluaga, Fajardo, Mokus y hasta el fanático e intolerante procurador Ordoñez, han medido sus nombres en profusas encuestas de opinión como posibles candidatos presidenciales, mientras esperan con una evidente agonía, los desenlaces a las múltiples incertidumbres maduradas por la grave y profunda Crisis que vive Colombia.
Una segunda consecuencia, no menos importante en la precipitación de los hechos, es la gran movilización social que la Gente del Común ha emprendido masiva y unitariamente en pos de una Solución Política y Democrática al llamado conflicto colombiano y por la segunda independencia de nuestra patria, cuyo impacto también ha confundido a la camarilla electorera que hegemoniza la dirección del Polo Democrático (en especial al pávido Perestroiko consorte de Clara López) llevándolos a la cascada de torpezas que están cometiendo y, que bien merece un análisis posterior sobre la ineficaz y corruptora táctica electoral de la izquierda democrática de Colombia.
Y una tercera consecuencia, es que Uribe Vélez, quien está haciendo el “mandado ajeno” de desestabilizar al gobierno venezolano lanzando el infundio, mil veces repetido por todos los medios de comunicación nacionales y extranjeros a su servicio, de que el presidente Hugo Chávez protege a terroristas; ha quedado sin habla ante el hecho de que su muy cercano e intimo jefe de seguridad y protegido desde los oscuros y olvidados años de su gobernación en Antioquia, se acaba de declarar ante la justicia estadounidense como el más grande Terrorista Oficial de Colombia.
(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano.
Una primera consecuencia, es que al haberse percibido la fractura de la cúpula dominante; todos los partidos de garaje o mejor los grupos políticos de Colombia, sin excepción, han percibido la grieta por donde pueden introducir sus intereses y han comenzado con una prisa extraña y una torpeza inimaginable, a hacer apresuradamente sus cálculos mezquinos y a preparar su aparato electoral para tratar de desenroscar el grueso tornillo Trasnacional que asegura a JM Santos a la silla presidencial de Colombia: Vargas Lleras, Clara López, Navarro, Marta Lucía Ramírez, Oscar Iván Zuluaga, Fajardo, Mokus y hasta el fanático e intolerante procurador Ordoñez, han medido sus nombres en profusas encuestas de opinión como posibles candidatos presidenciales, mientras esperan con una evidente agonía, los desenlaces a las múltiples incertidumbres maduradas por la grave y profunda Crisis que vive Colombia.
Una segunda consecuencia, no menos importante en la precipitación de los hechos, es la gran movilización social que la Gente del Común ha emprendido masiva y unitariamente en pos de una Solución Política y Democrática al llamado conflicto colombiano y por la segunda independencia de nuestra patria, cuyo impacto también ha confundido a la camarilla electorera que hegemoniza la dirección del Polo Democrático (en especial al pávido Perestroiko consorte de Clara López) llevándolos a la cascada de torpezas que están cometiendo y, que bien merece un análisis posterior sobre la ineficaz y corruptora táctica electoral de la izquierda democrática de Colombia.
Y una tercera consecuencia, es que Uribe Vélez, quien está haciendo el “mandado ajeno” de desestabilizar al gobierno venezolano lanzando el infundio, mil veces repetido por todos los medios de comunicación nacionales y extranjeros a su servicio, de que el presidente Hugo Chávez protege a terroristas; ha quedado sin habla ante el hecho de que su muy cercano e intimo jefe de seguridad y protegido desde los oscuros y olvidados años de su gobernación en Antioquia, se acaba de declarar ante la justicia estadounidense como el más grande Terrorista Oficial de Colombia.
(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano.