La historia de la socialdemocracia es un engendro que se nutre en todas sus etapas por las circunstancias coyunturales y que da pasos, en su práctica oportunista, al engaño y la traición a los obreros para satisfacer sus apetitos de subirse a la tarima capitalista y gobernar falsificando el socialismo.
La socialdemocracia internacional en las tres etapas de su historia de traiciones al marxismo-leninismo, se caracteriza en lo ideológico, político y organizativo por haber nacido y mantener un fundamento burgués y pequeño burgués.
El pensamiento y la práctica de estas clases fueron conducidos ideológicamente por el revisionismo de Eduardo Bernstein que avasalló a los obreros del mundo con engaños y prédicas para sembrar en ellos la ilusión de su emancipación mediante el liberalismo económico y político.
El individualismo, egocentrismo, pacifismo y gradual ismo fueron formas de ser y actuar que impulsó el revisionismo para minar el espíritu revolucionario de los obreros.
Estratégicamente se les inculcó la sustitución de la lucha revolucionaria para la destrucción del Estado burgués y la toma del poder, por la vía pacífica, gradual y reformista en el marco del mismo sistema capitalista.
En las tres etapas de la traición socialdemócrata se sustituye la ley de la lucha de clases por la colaboración de clases y filosóficamente se niega el carácter científico del materialismo dialéctico e histórico, convirtiéndose en un conjunto de falsos y anticientíficos planteamientos que riñen con la realidad y su dialéctica.
La historia de la socialdemocracia es un engendro que se nutre en todas sus etapas por las circunstancias coyunturales y que da pasos, en su práctica oportunista, al engaño y la traición para satisfacer sus apetitos de subirse a la tarima capitalista y gobernar falsificando el socialismo.
Esta historia de la socialdemocracia de fraudes y engaños comprende tres paradigmas o modelos: el Originario de 1869 a 1945, el Clásico de 1945 a 1973 y el de la denominada Tercera Vía o Socialdemocracia Renovada de 1998 hasta nuestros días.
El modelo originario planteó la instauración del socialismo en el marco del mismo Estado capitalista, contrariando el carácter científico del marxismo sobre la destrucción del Estado Burgués y la instauración de la Dictadura del Proletariado como Estado Socialista.
En sus propósitos por ilusionar a los trabajadores sobre su emancipación por vía pacífica, reformista y electoral, pretendió dejar a un lado la tesis de Marx de que “la violencia es la partera de toda vieja sociedad que lleva en sus entrañas una nueva”, principio que garantiza la insurrección como vía para la instauración del socialismo.
Partidaria en lo económico del sistema de economía de mercado con una leve intervención del Estado, falsificó la necesidad de la socialización de los medios de producción y una economía centralizada socialista.
Mientras el marxismo defendía la necesidad de un partido de la clase obrera para organizar y hacer la revolución; el modelo originario de la socialdemocracia planteaba un partido poli clasista.
El segundo modelo o paradigma es el clásico que se inicia en 1959, con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial. Crece con la consolidación y ampliación del capitalismo y bajo el objetivo de humanizar y reformar el Estado Burgués. Lo inaugura el Congreso del Partido Socialdemócrata Alemán que declara la caducidad del marxismo con la intención de llegar al gobierno siendo leal al sistema capitalista (1945 a 1973).
Las dos décadas de “éxitos” en la traición al marxismo finalizan con la crisis del sistema capitalista y la instauración de neoliberalismo en 1970. En la década de los 80 son los gobiernos conservadores de derecha: Margaret Thatcher en Gran Bretaña, Ronald Reagan en Estados Unidos y Helmut Kohl en Alemania los que propician el derrumbe de la socialdemocracia clásica.
La tercera etapa conocida como el paradigma de la “tercera vía” surge como respuesta al nuevo panorama económico y político mundial y para ponerse a tono con el neoliberalismo, la globalización y la ola neoconservadora.
En Europa y Estados Unidos los gobiernos de esta tendencia son el de Tony Blair en Inglaterra, con su “Nuevo Laborismo”; el de Alemania con Gerhard Schröder y su “Nuevo Centro”; y, el del demócrata norteamericano William Clinton. Todos ellos aceptan la disciplina fiscal, la estabilidad macroeconómica y reformas políticas neoliberales para poder convivir con él. Es el “neoliberalismo disfrazado” que actúa una vez más con su empaque oportunista y de servicio al capitalismo y al imperialismo.
Esta trayectoria de oportunismo y de falsificación de los principios y leyes científicas del marxismo-leninismo; su habilidad para ubicarse en posiciones estelares dentro de la política mundial sin importarle la traición al propio desarrollo y progreso de los pueblos le sitúan, a la socialdemocracia mundial, como parte de los engendros nocivos que ha producido la humanidad para mantener la explotación.
PCMLE
La socialdemocracia internacional en las tres etapas de su historia de traiciones al marxismo-leninismo, se caracteriza en lo ideológico, político y organizativo por haber nacido y mantener un fundamento burgués y pequeño burgués.
El pensamiento y la práctica de estas clases fueron conducidos ideológicamente por el revisionismo de Eduardo Bernstein que avasalló a los obreros del mundo con engaños y prédicas para sembrar en ellos la ilusión de su emancipación mediante el liberalismo económico y político.
El individualismo, egocentrismo, pacifismo y gradual ismo fueron formas de ser y actuar que impulsó el revisionismo para minar el espíritu revolucionario de los obreros.
Estratégicamente se les inculcó la sustitución de la lucha revolucionaria para la destrucción del Estado burgués y la toma del poder, por la vía pacífica, gradual y reformista en el marco del mismo sistema capitalista.
En las tres etapas de la traición socialdemócrata se sustituye la ley de la lucha de clases por la colaboración de clases y filosóficamente se niega el carácter científico del materialismo dialéctico e histórico, convirtiéndose en un conjunto de falsos y anticientíficos planteamientos que riñen con la realidad y su dialéctica.
La historia de la socialdemocracia es un engendro que se nutre en todas sus etapas por las circunstancias coyunturales y que da pasos, en su práctica oportunista, al engaño y la traición para satisfacer sus apetitos de subirse a la tarima capitalista y gobernar falsificando el socialismo.
Esta historia de la socialdemocracia de fraudes y engaños comprende tres paradigmas o modelos: el Originario de 1869 a 1945, el Clásico de 1945 a 1973 y el de la denominada Tercera Vía o Socialdemocracia Renovada de 1998 hasta nuestros días.
El modelo originario planteó la instauración del socialismo en el marco del mismo Estado capitalista, contrariando el carácter científico del marxismo sobre la destrucción del Estado Burgués y la instauración de la Dictadura del Proletariado como Estado Socialista.
En sus propósitos por ilusionar a los trabajadores sobre su emancipación por vía pacífica, reformista y electoral, pretendió dejar a un lado la tesis de Marx de que “la violencia es la partera de toda vieja sociedad que lleva en sus entrañas una nueva”, principio que garantiza la insurrección como vía para la instauración del socialismo.
Partidaria en lo económico del sistema de economía de mercado con una leve intervención del Estado, falsificó la necesidad de la socialización de los medios de producción y una economía centralizada socialista.
Mientras el marxismo defendía la necesidad de un partido de la clase obrera para organizar y hacer la revolución; el modelo originario de la socialdemocracia planteaba un partido poli clasista.
El segundo modelo o paradigma es el clásico que se inicia en 1959, con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial. Crece con la consolidación y ampliación del capitalismo y bajo el objetivo de humanizar y reformar el Estado Burgués. Lo inaugura el Congreso del Partido Socialdemócrata Alemán que declara la caducidad del marxismo con la intención de llegar al gobierno siendo leal al sistema capitalista (1945 a 1973).
Las dos décadas de “éxitos” en la traición al marxismo finalizan con la crisis del sistema capitalista y la instauración de neoliberalismo en 1970. En la década de los 80 son los gobiernos conservadores de derecha: Margaret Thatcher en Gran Bretaña, Ronald Reagan en Estados Unidos y Helmut Kohl en Alemania los que propician el derrumbe de la socialdemocracia clásica.
La tercera etapa conocida como el paradigma de la “tercera vía” surge como respuesta al nuevo panorama económico y político mundial y para ponerse a tono con el neoliberalismo, la globalización y la ola neoconservadora.
En Europa y Estados Unidos los gobiernos de esta tendencia son el de Tony Blair en Inglaterra, con su “Nuevo Laborismo”; el de Alemania con Gerhard Schröder y su “Nuevo Centro”; y, el del demócrata norteamericano William Clinton. Todos ellos aceptan la disciplina fiscal, la estabilidad macroeconómica y reformas políticas neoliberales para poder convivir con él. Es el “neoliberalismo disfrazado” que actúa una vez más con su empaque oportunista y de servicio al capitalismo y al imperialismo.
Esta trayectoria de oportunismo y de falsificación de los principios y leyes científicas del marxismo-leninismo; su habilidad para ubicarse en posiciones estelares dentro de la política mundial sin importarle la traición al propio desarrollo y progreso de los pueblos le sitúan, a la socialdemocracia mundial, como parte de los engendros nocivos que ha producido la humanidad para mantener la explotación.
PCMLE
