El 6 de agosto de 1945, el gobierno terrorista de EEUU arrojó la primera bomba atómica sobre Hiroshima.
A las pocas horas lanzó otra en Nagashaki matando a cientos de miles de personas inocentes.
La masacre de tantos civiles indefensos no se olvidará nunca.
Este atentado jamás fue condenado por la comunidad internacional, pero permitió a los gobiernos estadounidenses que pudieran actuar militarmente contra cualquier nación, violando todos los acuerdos de Ginebra y las disposiciones de los diferentes organismos internacionales que regulan los conflictos armados.