Pablo Gonzalez

El ejercicio del poder ¿Desgasta a todo gobierno?


En el programa de opinión de radio Democracia del día miércoles 25 del mes y año en curso, los señores Burbano y Rocha, bajo la premisa de que el ejercicio de poder desgasta a todo gobierno, arribaron a la conclusión de que como el Presidente Rafael Correa había ejercido el poder 6 años, era también objeto de ese, en su opinión, inevitable desgaste.
 
 Apreciación aparentemente inobjetable a la luz de la lógica formal y del ejercicio de los gobiernos del período democrático que se iniciara en 1978, pero insostenible cuando el análisis se asume desde la perspectiva de la política económica que ha guiado el ejercicio del poder, y del grado de coherencia de ésta con las propuestas de campaña que posibilitaron la elección de los diferentes presidentes que ejercieron o ejercen el poder en ese período, variables que determinan, en última instancia, el grado de gobernabilidad de todo gobierno.

Efectivamente, si recordamos que en los países capitalistas con democracias representativas, es el proceso electoral el que formalmente legitima a un gobierno, y sus acciones y decisiones lo legitima en términos reales, hemos de aceptar como procedente la aseveración de Confucio cuando, hace casi siete siglos, sostenía que:
 
 “Para que haya buen gobierno debe haber abundancia de comida, un ejército suficiente y confianza de los súbditos en el gobernante”, ya que, “Si el pueblo perdiera la confianza en los que lo rigen, el gobierno carecerá de toda estabilidad” [1]. 
 
Afirmación que introduce una nueva variable que no forma parte de la reflexión lineal de Burbano y Rocha: la orientación de las acciones y decisiones de un gobierno, esto es en favor del pueblo (de las clases dominadas en la concepción de Marx), o de los grupos dominantes.

Las premisas anteriores, permiten entonces sostener que el desgaste de un gobierno no depende del ejercicio del poder en sí mismo como se expresara en radio Democracia, sino y fundamentalmente de la orientación social que el gobierno en el poder imprima a sus decisiones de política económica y a sus acciones. 
 
Aseveración que induce a la necesidad de considerar otro aspecto, igualmente obviado en el posicionamiento de Burbano y Rocha, la estructura cuantitativa de la pirámide social, puesto que en tanto en la punta de la misma se ubican las minoritarias clases dominantes, en la base se localiza las mayoritarias clases dominadas, el pueblo. 
 
Variable de gran importancia, ya que cuantitativamente el desgaste será menor o mayor, si la política económica y las acciones favorecen a los dominados, y viceversa, incluso en el presupuesto de que quienes se ubican en la mitad de la pirámide social se adhiriesen a la dominación.

Así planteado el problema, es evidente que no es posible generalizar para un conjunto de gobiernos el desgaste político que han sufrido por el solo hecho de ejercer el poder, si antes no se procede al análisis cualitativo de la política económica y de las acciones ejecutadas. 
 
Enfoque que es especialmente importante para determinar, las diferencias entre aquellos y el gobierno del Presidente Correa que para explicar el por qué del desgaste de los gobierno anteriores al del Presidente Correa; y, para reconocer, en términos cualitativos, el grado de aceptación y credibilidad del gobierno del Presidente Correa y sus perspectivas electorales.

Nadie alejado de posiciones ideológicas o partidistas que siempre obnubilan, deja de reconocer que los gobiernos que se sucedieron en el período democrático con antelación del Presidente Correa, se caracterizaron por el irrespeto a los contenidos propuestos en la campaña electoral. 
 
Los ejemplos más patéticos seguramente son: la renuncia a la justicia social enarbolada por el demócrata cristiano Osvaldo Hurtado cuando se inclino ante los grupos dominantes a través de la aceptación de los condicionamientos del FMI y la sucretización; el "Pan, Techo y Empleo" de Febres Cordero que terminaron en una clara defensa de los intereses de los grupos de poder económico con la segunda sucretización; el populismo de barricada de Abadala Bucaram no pasó de ello y concluyó en la política antipopular que pretendía reiterar el "corralito" argentino; la justicia social del igualmente demócrata cristiano Yamil Mahahuad, la destrozó con el congelamiento bancario; los pronunciamientos anti imperialistas de Lucio Gutiérrez termina

ron con su conversión en el mejor amigo de los Estados Unidos; y, así sucesivamente. Comportamiento dual, contrario a los intereses de las clases dominadas, que explica el por qué del acelerado desgaste político que les acompañó. 
 
Comportamiento que, por cierto, explica también los ejercicios de democracia real que se concretaron en masivas luchas sociales como las registradas en el gobierno de Osvaldo Hurtado, e incluso en la destitución de los ex Presidentes Bucarám, Mahahuad y Gutiérrez.

La historia brevemente referida, no se registra, no se observa en el gobierno de Rafael Correa, puesto que no replica igual conducta que los gobiernos anteriores, como todos lo reconocen, puesto que en tanto la política social se orienta a la satisfacción de las siempre preteridas necesidades de los sectores dominados, la política económica propende a la creación de una sólida infraestructura económica. 
 
Comportamiento que no genera, por las diferencias anotadas, un desgaste político como lo plantean Burbano y Rocha, con el beneplácito y aplauso de Gonzalo Rosero. 
 
Desgate ilusorio que más sabe a sueños de perro. 
 
A ilusiones que se las sabe pérdidas pero que se las expone como recursos para tratar de manipular la opinión pública a favor de los partidos y movimientos del centro derecha, del Cauce Nacional de los Hurtado, Landázuri, Pachano, y de la Concertación Nacional Democrática de los Montufar y Solines.
 
 En la ilusión desde ya frustrada de derrotar a Rafael Correa en las próximas elecciones.

http://www.argenpress.info/2012/07/el-ejercicio-del-poder-desgasta-todo.html

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