El 19 de julio de 1976 caía luchando junto a un pequeño grupo de sus compañeros el líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejército Revolucionario del Pueblo.
El 19 de julio de 2012, en una avenida en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires y otras localidades se realizaron actos.
Santucho encarna, como representante de su época, y en profunda reflexión con su realidad, el proyecto político que pensó, ideó, propuso, trabajó y planteó una verdadera estrategia de poder para la Argentina.
Hace cuatro décadas la sociedad argentina expresaba en sus organizaciones revolucionarias la madures para presentar una alternativa al sistema capitalista, dando la batalla en todos los terrenos e insertadas en frentes sindicales, estudiantiles, culturales y barriales.
Más allá de la tendencia política a la que se perteneciera, el Socialismo se presentaba como única variable para resolver los problemas de raíz para los trabajadores y el pueblo de nuestra patria.
Aunque hoy esos valores se encuentran tan distorsionados y hasta parte de nuestro pueblo en lucha ha dejado de creer en la posibilidad de una revolución argentina, creemos fundamental rescatar las experiencias para dar un salto ideológico que cuestione al sistema de raíz.
¿Dónde está Santucho? es mucho más que a encontrar los restos físicos del compañero, sino que es la necesidad de revalorar el guevarismo en la Argentina.
Reivindicamos con Santucho mucho más que un nombre y un hombre. Reivindicamos mucho más que su memoria y su tarea. Reivindicamos la vigencia de aquellas urgencias, que son también las nuestras.
El desarrollo de un plan integral, que es también nuestra tarea.
La voluntad y convicción de creer en la revolución y ponerse a trabajar en ello, que es también nuestro convencimiento y la misión que asumimos.
La decisión de poner su ser al servicio de su pueblo, que es también nuestro ideario revolucionario.
La firmeza de una sentencia que es mucho más que una declamación, y que hacemos también nuestra.
A vencer o morir por la argentina! por un gobierno de los trabajadores y el pueblo.
A 36 años de su caída en combate, el único camino sigue siendo la lucha anticapitalista, antimperialista y por el socialismo.
La vigencia de un compañero. La revaloración de una organización.
El lunes 19 de julio de 1976 un grupo de tareas del ejército irrumpió en un departamento de Villa Martelli, caen heridos Mario Roberto Santucho y Benito Urteaga y capturados Liliana Delfino, Fernando Gértel, Ana Lanzillotto y Domingo Menna, estos últimos asesinados en Campo de Mayo. Todos miembros de la dirección del Partido Revolucionario de los Trabajadores.
Nuestra reivindicación no es un homenaje, es un compromiso con su pensamiento, con su acción, con su praxis revolucionaria, con su organización.
El enemigo los llama terroristas, y con la legislación vigente hoy les sería incluso más fácil. Los que temen su sombra se desentienden o se llaman a silencio para no agitar el fantasma.
Nosotros lo llamamos, tan simple como honoríficamente, compañeros.
Santucho es. Santucho vive.
Como Guevara, Santucho y el PRT se plantearon la toma del poder a partir de una praxis revolucionaria, transformando el presente para cambiar el futuro. Recorriendo el país, visitando a los compañeros, acercándose a la realidad misma de nuestra clase para interpretarla y poder transformarla.
Y sí creían en la potencialidad del hombre, en que el momento histórico era favorable, en la necesidad humana, no era para declamar revoluciones por venir o crisis terminales del capitalismo que sirven de teorías infalibles para cuando, efectivamente, llegue el momento.
Santucho trabaja por la revolución, vivía por ella.
Artífice fundamental de la experiencia organizativa más acabada de nuestra historia, el PRT, trabajó incesantemente en el impulso de diferentes ámbitos de organización del pueblo.
Con la claridad siempre presente de no confundir el núcleo político con los frentes de masas, la estrategia con la táctica, la vanguardia con la proclamación.
Se fundaron experiencias que calaron profundamente en el pueblo, porque expresaban sus mismos anhelos y convicciones: el Frente Anti imperialista por el Socialismo – FAS-, el Frente de artista y trabajadores de la cultura –FATRAC-, el Movimiento Sindical de Bases –MSB-, Comisión de Familiares de Presos Políticos y Gremiales –Cofapeg-, entre otras, instancias donde convivían incluso corrientes diversas pero no por ello antagónicas, constituyéndose en ejemplos de cómo lograr construcciones organizativas para los miles, los millones, y de que éstas sirvan realmente como herramientas de participación.
Así, este militante cabal, caminador de su tierra, conocedor de su realidad que era espejo de sus semejantes, asume también la lucha armada como extensión de la lucha política.
La necesidad de enfrentar al enemigo de clase hasta las ultimas consecuencias, generó necesariamente la confrontación contra el Estado patronal y su ejercito, por esto impulsó la creación del Ejercito Revolucionario del Pueblo, y con éste la coordinación con otros partidos de pueblos hermanos que luchaban contra el mismo enemigo.
Pero para llegar hasta aquí, antes de llegar al PRT, había iniciado un camino que entonces se llamó el Frente Revolucionario Indo americano y Popular –FRIP- y que ya retomaba como principio no sólo la idea de unidad obrero-campesina sino también la reivindicación fundamental de saberse heredero de una tradición ancestral que pobló nuestra América, y se nutrió de ella.
El PRT se planteó un programa de transformación social que puso en práctica con todas sus fuerzas, con todos y cada uno de sus militantes.
Una transformación que se pensaba en términos de sociedad pero que conllevaba como no podía ser de otra forma, la transformación personal: el énfasis en la formación, el compromiso con las tareas asumidas, el respeto ante lxs compañerxs, la responsabilidad como norma, en fin, la construcción de un ser humano integral, aquí y ahora, no imaginario y para más adelante.
Hoy, nos parece imprescindible movilizarnos contra el mismo régimen de explotación, que el PRT enfrentó, porque ellos como nosotros, eran trabajadores, estudiantes, campesinos, obreros, médicos, maestros e intelectuales que dejaron su vida para defender los intereses de nuestra clase, la clase trabajadora.
Es así que tenemos la necesidad de recuperar este pasado revolucionario, levantando las banderas, corrigiendo errores e impulsando un fuerte movimiento unitario con el fin necesario de tomar el poder,
¡HACIA LA SEGUNDA Y DEFINITIVA INDEPENDENCIA!
Breve biografía de un compañero:
Santucho nació el 12 de agosto de 1936en Santiago del Estero. De muy joven formó parte del Centro de Estudios e Investigaciones de Santiago del Estero y participó en su revista Dimensión.
Fue a estudiar Ciencias Económicas a Tucumán, donde integró la agrupación Movimiento Independiente de Estudiantes de Ciencias Económicas y fue electo representante al Consejo Académico.
Se graduó de Contador Público. Abrazó desde muy joven la causa de los trabajadores y las etnias oprimidas, formando parte del Frente Revolucionario Indoamericano y Popular.
Al lado de los hacheros santiagueños y los azucareros tucumanos, reafirmó un punto de vista clasista, siendo asesor de sindicatos de la F.OT.I.A.
En 1961 presenció la Segunda Declaración de La Habana, cuando la Revolución Cubana proclamó su carácter socialista.
A partir de allí, Santucho asumió el marxismo-leninismo como su ideología. En 1963, integra el frente único que el FRIP concreta con la agrupación Palabra Obrera, a la sazón autodefinida como "corriente trotskysta del peronismo obrero revolucionario".
Ese frente, que el 31 de enero elige un Comité Central dejando constituido el Partido Unificado de la Revolución.
El 25 de mayo de 1965, en Avellaneda, Santucho es uno de los principales delegados al 1° Congreso del Partido Revolucionario de los Trabajadores, nombre que adopta el Partido Unificado, que se plantea la organización de la clase obrera para la lucha por el socialismo.
En 1967 y escribe con otros compañeros “El único camino hasta el poder obrero y el socialismo” (el Librito Rojo) que será la base teórica de la futura estrategia revolucionaria. En ese ensayo, hace una reflexión histórica acerca del marxismo y la cuestión del poder.
En 1968 presencia en París el mayo francés del ‘68, regresa y se pone al frente de las nuevas tareas. Encabeza una gran expropiación al Banco de Escobar para financiar las publicaciones y la educación militante.
En octubre de 1969 es apresado en Tucumán. Se fuga meses después.
En julio de 1970 se realiza el 5º Congreso del PRT que funda el Ejército Revolucionario del Pueblo y, en octubre su Comité Central lo elige Secretario General.- Impulsa la creación de Escuelas de formación política de los militantes, la apertura de nuevos frentes de trabajo sindicales, destacamentos armados y de propaganda.
El 15 de marzo de 1971 participa activamente del Viborazo o segundo cordobazo, con una fuerte influencia del PRT en medio de las movilizaciones.
En agosto de 1971 es capturado y torturado en Córdoba.
El 15 de agosto de 1972 encabeza la fuga de prisioneros de la cárcel de Rawson en acción conjunta con FAR y Montoneros.
El 29 de mayo del 73, en el aniversario del cordobazo, Santucho participa en Córdoba de actos en las puertas de las fábricas Perkins y Fiat. En el multitudinario acto central de la CGT encabezado por Tosco y el presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós, Domingo Menna -fugado junto a Santucho de Rawson- lleva la voz del PRT.
Para 1974 escribe “Poder burgués y poder revolucionario”, donde plantea consolidar las nacientes expresiones de poder obrero y popular a nivel territorial y fabril y la necesidad de sostener las insurrecciones parciales con un ejército popular, ampliando su perspectiva política con un frente antiimperialista.
Durante 1975 Santucho permanece un breve período al frente de la guerrilla rural.
El 24 de marzo del ‘76, el golpe instala la dictadura militar terrorista. Santucho convoca al pueblo a la resistencia en la declaración Argentinos a las armas. El Roby hace una reflexión autocrítica sobre la insuficiencia en el conocimiento del marxismo y la dirección política.
El 19 de julio de 1976 es sorprendido en Villa Martelli. En desigual combate caen heridos él y Benito Urteaga y capturados Liliana Delfino (su compañera), Fernando Gértel, Ana Lanzillotto y Domingo Menna, siendo todos asesinados en Campo de Mayo.