De acuerdo a un reciente estudio de la Universidad de Kansas (EEUU), los ateos tienen una vida sexual mucho mejor que las personas religiosas, ya que estas últimas se sienten culpables al momento de intimar e incluso semanas después de haber tenido relaciones.
Asimismo, los no creyentes están más satisfechos con sus experiencias y más dispuestos a discutir sus fantasías eróticas.
Para conocer detalles sobre las vidas íntimas de ateos y religiosos, los psicólogos Darrel Day y Amanda Brown de la citada casa de estudios encuestaron a más de 14 mil 500 personas, a quienes se les dividió en dos grupos según sus creencias para luego efectuarles diversas preguntas sobre el tema.
Tras analizar los resultados, los investigadores descubrieron que pese a que ambos grupos tenían sexo en cantidades similares y hacían las mismas actividades como la masturbación, el sexo oral y ver pornografía, los religiosos no las disfrutaban tanto como los ateos debido a los estigmas formados por su sistema de creencias.
Al respecto, se indicó que según una escala del 1 al 10 los integrantes de la religión mormona son los que más sienten culpa sexual con 8.19 puntos, seguidos por los Testigos de Jehová, los pentecostales, los adventistas y los baptistas.
Los católicos, en tanto, alcanzaron un 6.34 en dicha medición.
Además de lo citado, el estudio permitió sacar interesantes conclusiones sobre las personas criadas en hogares religiosos y aquellas que crecieron en hogares ateos.
Por ejemplo, el 22.5% de las personas de familias muy creyentes se sentían avergonzados por masturbarse, y el 79.9% se sentía culpable sobre alguna actividad sexual que realizaran o algún deseo que tuvieran, comparado con el 26.3% de los jóvenes de familias ateas.
Más preocupante aún, de acuerdo a los investigadores, fue hallar que la mayoría de los niños de familias religiosas se educaban sexualmente con pornografía, ya que no tenían la confianza necesaria para hablar con sus padres.
Pese a estos resultados, lo más llamativo fue conocer qué ocurría con las personas que pasaron de creer en alguna religión a dejar de hacerlo.
En su caso, reportaron un significativo mejoramiento de su satisfacción sexual al poco tiempo de dejar su religión de lado.
En palabras de Darrel, “Nosotros pensamos que la religión tenía efectos residuales en las personas luego de que éstas las dejaban, pero nuestros datos no mostraron eso.
Ésta fue una sorpresa muy placentera.
La gran mayoría parecen sacudírsela (la religión) y seguir adelante con sus vidas sexuales de una buena manera”.
“Nuestra información muestra que las personas se sienten culpables de su comportamiento sexual cuando son religiosos, pero eso no los detiene: sólo los hace sentir mal.
Por supuesto, deben volver a su religión para obtener el perdón.
Es como si la iglesia les diera la enfermedad, y luego les ofreciera una falsa cura”, concluyó el experto.