VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

En Cartagena, Cuba acaba de desbaratar el proyecto imperial


David Urra/ CONTRAINJERENCIA- La tan cacareada Cumbre de las Américas nacieron en 1994 de manos del ex Presidente de EE.UU Bill Clinton para aislar a Cuba y generar una corriente que permitiera a EE.UU y Canadá perpetrar el dominio económico, político y militar sobre Latinoamérica. 
 
Hoy, sin siquiera estar presente, Cuba acaba de desbaratar el proyecto imperial.

Si fuéramos narradores deportivos diríamos que Cuba, sin siquiera presentarse, noqueo en 5 rounds al Gigante norteamericano en una pelea en la que el yanqui empleó todos los recursos a su disposición: golpes bajos, manipulación, palas (pagar para que los jueces cambien de opinión), corrupción, difamación, amenazas y cuanta bajeza usted pueda imaginar.

Los espectadores comenzaron reaccionando tibiamente en el primer round y se fueron activando a medidas que la pelea avanzaba.

EE.UU, por lo prolongado del combate tuvo que emplear varios peleadores. Comenzó la pelea el “Play Boy” Clinton, después lo sustituyo el “Cowboy” Bush, para concluir el “SuperMan” Obama. Todos considerados pesos pesados en lo predios norteamericanos.

Aunque Clinton fue quizás el que menor cantidades de golpes recibió, no salió incólume de la pelea, pues tuvo que soportar que uno de los jueces se le revelara – según dicen un tal Chávez – que le ocasionó cierta perdida de virilidad, lo que para un “Play Boy” como el, es funesto.

Fue indiscutiblemente el “Cowboy” Busch el que mas palos cogió, estando inclusive en varias ocasiones al borde del Nockout. 
 
Durante los dos rounds que combatió, no tuvo defensa para la izquierda cubana, que le entró impunemente en el rostro, a pesar de la diferencia de pesos que tenia con el oponente.

Cuba estuvo obligada a hacer su pelea a distancia, lo que no es su especialidad, debido a las artimañas del contrario estadounidense y la pasividad de algunos jueces que se confabularon en las trampitas, pero no cejo en su empeño llevando una pelea de desgaste que demostró la excelente forma física en que se encuentra.

Al final llegó de reemplazo el “Súper” Obama, antecedido de fama por su buena esgrima “lingüística”, que diga boxística y su condición de boxeador de “color” lo que lo hacían idóneo para este enfrentamiento, donde los blanquitos habían lucido flojitos.

Así las cosas llegaron al quinto Round y todo parecía indicar que la pelea se volvía mas interesante, con la mayoría del público enardecido por la demostración de la pequeña Cuba y la generalidad de los jueces teniendo en sus boletas una amplia ventaja para el púgil cubano. A EE.UU solo le quedaban dos opciones: dar un Nockout o tirar la toalla.

A pesar de su corpulencia no parecía posible que diera nockout, el púgil cubano se le escurría entre las manos y no podía de ninguna manera impactar en su anatomía. Los swings al aire iban y venían, mientras Cuba pegaba a distancia con precisión milimétrica. 
 
El público pedía a gritos que la pelea terminara honorablemente pues el contrincante norteamericano ya nada tenia que hacer en el ring. 
 
Pero el, en su prepotencia clásica de los grandotes del barrio, insistía desesperadamente en imponerse por decisión, a base de prebendas y amenazas.

Para no dar mala impresión y aprovechándose de que sus socios son dueños de las televisoras, interrumpieron la transmisión televisiva cuando el combate estaba mas caliente, privándonos de presenciar la paliza final.

Por fin al concluir, los jueces deciden suspender la pelea por evidente superioridad y declaran vencedor a la pequeña pero aguerrida Cuba.

Dicen las malas lenguas que al salir del recinto el “Súper” hizo declaraciones privadas a sus mas allegados, donde los culpó de cambiarle la Criptonita por Uranio empobrecido, lo que le provocó palpitaciones y perdida de la visión.

No sabemos en que dirección cogió el púgil norteamericano, pero fuentes allegadas comentaron en el anonimato que se dirigía a una playa exclusiva de Miami a encontrarse con parte de su sequito que fue expulsado de la sede por emborracharse y prodigarse con mujeres de mala reputación.

Nada, que no hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor yanqui que el que no quiere perder.

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