Vivir sin acceso a la fuente de agua potable que había pertenecido al vecindario durante siglos es una realidad para el poblado palestino de Nabi Saleh.
Hace meses los soldados israelíes invadieron la zona para proteger de cualquier ataque a un asentamiento en construcción y se quedaron.
Ahora el mando militar considera oportuno no admitir que la tribu árabe Banu Tamim, que vive aquí desde el siglo XVII, se acerque al manantial cuando quiera, sino solo diez horas a la semana.
Dichos hechos suceden en Cisjordania, a más de diez kilómetros al Este del borde que debía de separar territorio palestino con Israel.
El asentamiento judío también cuenta ya con casi tres décadas de existencia, pero el problema es que está avanzando poco a poco sobre el viejo pueblo árabe con ayuda del Ejército.
“Es muy frustrante ver como se expanden en nuestro territorio y como nos quedamos sin acceso a él”, confiesa un concejal de la localidad, Bashir Tamimi.
“Es parte de un plan y me temo que llegará el día cuando llamarán a mi puerta y dirán que esta casa no es mía sino suya”.
Hoy en día un tercio de lo que solía ser la tierra de los Tamimi está controlado por los colonos.
El único manantial de la zona ya se lo apropiaron, aunque ni siquiera es una necesidad vital para ellos, sino están haciendo dinero con el manantial al convertirlo en un sitio turístico.
“El 84% por ciento de estos manantiales se encuentran en terrenos que eran de los palestinos”, relata el jefe de una misión humanitaria de la ONU Ramesh Rajasingham.
“Se puede imaginar la desesperación de esta gente que de repente pierde una tierra con una fuente como ésta, en una zona donde el agua es un bien escaso, después de tenerla durante décadas y generaciones.
Y lo pierde porque vinieron los nuevos colonos y ampliaron sus asentamientos”.
Pero los palestinos creen que el problema del agua del manantial es tan sólo la cima del iceberg, porque mientras el mundo se enfoca en la primavera árabe, los israelíes aprovechan la situación para dedicarse a lo que están acostumbrados a hacer: ocupar las tierras ‘aun no exploradas’.