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El informe Rudolf y el mito de la cámara de gas

El Informe Rudolf es un documento publicado en 1993 por el licenciado en química Germar Rudolf, el cual analiza las supuestas cámaras de gas de Auschwitz, determinando la imposibilidad química y física de que estas fueran usadas para el exterminio en masa de la forma en que fue declarada por los testigos.


Hasta la fecha, este trabajo no ha podido ser refutado científicamente, al contrario, ha sido elogiado por historiadores, químicos y expertos de todo el mundo.

El informe no pretende determinar por sí solo si ocurrió o no el Holocausto, sino que es un estudio que se enfoca en responder a la pregunta de si es posible realizar el gaseamiento en masa de la forma en que lo describen los testigos, con las cantidades de gas y métodos descritos por ellos, y acaba desacreditando científicamente sus testimonios, que son la piedra angular de la historia oficial del Holocausto.

Antecedentes

En 1988 el experto en ejecuciones Fred Leuchter viajó a Polonia para investigar las "cámaras de gas", en el marco del juicio al revisionista Ernst Zundel en Canadá.

A su regreso escribió el llamado Informe Leuchter, que pone en evidencia el absurdo de la hipótesis del exterminio en dichas instalaciones, basado en la evaluación de una gran cantidad de evidencia física y los análisis químicos que no muestran trazas significativas del gas Zyklon B.

En 1990 el Instituto Forense de Cracovia realizó una investigación con el propósito de refutar a Leuchter. Sin embargo no fue capaz de explicar la ausencia de las características manchas azules que debería dejar el gas utilizado en las proporciones que alegan los testigos, sobre las paredes de la habitación donde supuestamente tuvieron lugar las ejecuciones.

Comenzó entonces una campaña de acoso y desprestigio sobre Fred Leuchter, desacreditándolo como experto al no poseer un título de ingeniero y resaltando algunos errores que cometió al extraer las muestras. 
Aunque cabe acotar que en virtud de investigaciones posteriores se demostró que estos errores no afectaron a las conclusiones del informe, ya que aplicando correctamente la técnica de extracción y análisis de muestras se llegó a las mismas conclusiones.

Hallazgos

Rudolf confirma algunos de los descubrimientos realizados por Leuchter ya incluidos en su informe, a la vez que profundiza en su estudio y agrega nuevos hallazgos.

Por ejemplo, la historia oficial tropieza a menudo con la pregunta de en dónde quedaron, o qué se hizo con los restos de los millones de personas que no escaparon de los nacionalsocialistas, los cuales, contradiciendo a los censos realizados por los mismos judíos, se afirma que fueron hechos prisioneros y que los alemanes los exterminaron luego.

Introducción

Para la historia oficial -al menos en los países occidentales- es crucial que los muertos desaparezcan, se desvanezcan, porque es la única manera de sostener la teoría del exterminio masivo sin tener que dar mas explicaciones.

A falta de documentos, pruebas físicas o peritajes, sostienen que todo eso fue destruido por una supuesta conspiración nacionalsocialista, invocan supuestos testigos de crueldades por parte de los alemanes, de los cuales nadie o casi nadie vio gasear gente, que es lo que está a discusión, e ignoran a los testigos que habiendo vivido durante años en los ahora llamados "campos de exterminio", dicen que estos fueron simplemente campos de trabajo.

De ahí la imperiosa necesidad de defender cualquier teoría que apunte a la evaporación de millones de cuerpos: convertidos en jabón, cenizas, o hasta fertilizante.


La cremación de cadáveres
Auschwitz-Birkenau en pleno verano. Germar Rudolf introduce su pierna en la zanja hasta llegar al agua, a unos 60 cm. La cremación de cuerpos en fosas no habría sido posible.

Como no habían suficientes hornos para cremar los cuerpos a la velocidad necesaria, la historia oficial sostiene que estos se incineraron al aire libre en fosas comunes.

Sin embargo, ya en la época de los nacionalsocialistas, las autoridades alemanas contaban con documentos en los que se describe la extrema humedad del terreno.

Por ejemplo, la construcción de un subsuelo requeriría un dragado constante porque Auschwitz está cercano a la confluencia de los ríos Sola y Vistula.

Si se cava una zanja de 60 a 70 centímetros de profundidad, brota agua.

Sin embargo, los testigos aseguran que los cuerpos se incineraban en las zanjas de 1,5 a 3 metros de profundidad, en cuestión de minutos y hasta convertirse en cenizas. Michael Gärtner y Werner Rademacher por un lado y el revisionista Carlo Mattogno por otro, han publicado abundante documentación alemana de la época, en la que las autoridades se enfrentan al problema del agua.

Existe en Auschwitz Birkenau un drenaje que permite que no se encuentre agua sino hasta alcanzar un metro de profundidad debajo del terreno.

Sin embargo este efecto solo se produce en las cercanías de los drenajes.

Además en las fotografías aéreas (que evidencian cualquier irregularidad del terreno) no aparecen las fosas comunes como las descritas por los testigos, donde supuestamente se cremaron los cuerpos.
Curiosamente, si se ven claramente las cavadas para enterrar los cadáveres de víctimas del tifus fallecidos unos años antes, los cuales tuvieron que ser exhumados debido a la preocupación de las autoridades alemanas por evitar la contaminación de estas superficiales aguas subterráneas.

No se explica de donde obtuvieron los nazis la madera necesaria para cremar millones de cuerpos (mientras sufrían una carencia de combustible, que era vital para la campaña en el frente ruso) y a pesar de esto logran su objetivo, no dejando rastro alguno visible mediante fotografías aéreas ni el uso de radares.

Las cámaras de gas

Con respecto a la supuesta cámara de gas de Auschwitz, Rudolf confirma las conclusiones de Leuchter en el sentido de que el uso homicida de la supuesta cámara de gas habría dejado los residuos correspondientes en forma de manchas tal cual ocurre en la sala de desinfección. 
Esta apreciación se basa en la periodicidad y las cantidades de gas que los testigos afirman que se usaron, independientemente de que a nivel teórico fuera posible o no, la ejecución de personas con cantidades menores.

Refutación a Jean-Claude Pressac

Jean-Claude Pressac "Auschwitz, Techinique and Operation of the Gas Chambers", publicado en 1988 por la Fundación Klarsfeld con el fin de refutar a los revisionistas.

Para Rudolf, a falta de documentos de cualquier tipo, Pressac habla de "evidencia criminal" refiriéndose a detalles que a su criterio sugieren una intención homicida, con la idea de utilizar este truco semántico al no contar con pruebas reales de lo que está intentando demostrar.

Paso a paso, Rudolf refuta los principales argumentos de Pressac y se apoya en documentos.
Por ejemplo presenta facturas, órdenes de construcción de las duchas del Crematorium II y III, donde se discute el método a utilizar para proporcionar agua caliente a las supuestas "cámaras de gas", etc.

Los hoyos para la introducción del gas

Rudolf sostiene que las llamadas "trazas criminales" de Pressac han sido refutadas basándose en ingeniería estructural de los terrenos; así como también todos los "testigos oculares", quienes han sido desacreditados sin excepción.

Las pretendidas "cámaras de gas" están por tanto refutadas sobre el terreno de la ingeniería de las construcciones.

En resumen, los argumentos relativos a la introducción del Zyklon B son listados en la siguiente tabla.

Alegación Hecho
Las chimeneas por donde se introducía el Zyklon B son visibles en la Morgue 1 ("cámara de gas"), Crematorio II y III en una foto aérea. Un análisis de esa foto aérea prueba que las manchas que se afirma que son chimeneas, no tienen altura espacial (no representan objetos tridimensionales), tienen una forma irregular, tamaño incorrecto (demasiado alargado y ancho), y su orientación irregular difiere de sombras reales. Esas manchas, por tanto, no pueden ser sombras de ningún objeto, ni tampoco las legendarias chimeneas por donde se arrojaba el Zyklon B.

Las chimeneas son visibles en una foto a nivel del terreno, en el Crematorio II.

Esos tres objetos son solo visibles en una fotografía; en las otras no aparecen. Se levantan juntas, una al lado de la otra, tienen diferentes dimensiones y alineación irregular. Las chimeneas de introducción del gas deberían tener el mismo tamaño, una alineación regular e incluso estar distribuidas regularmente por el techo. Los objetos no son acordes con los hoyos realmente hallados, tanto en ubicación como en número.

Para los planeados hoyos de introducción del ácido cianhídrico, habrían de esperarse hoyos correctamente moldeados y reforzados con chimeneas de ladrillos o concreto sobresaliendo del nivel de la superficie, por encima del techo.

Los únicos hoyos que merecen ser llamados como tales, claramente muestran marcas de cincel; la estructura de concreto fue destruida a último momento, no hay nada homogéneo, ni las superficies de los supuestos bordes de los hoyos, las estructura llamadas chimeneas ni siquiera se elevan lo suficiente como para evitar el ingreso de la lluvia del suelo. Toda otra rotura u abertura es altamente irregular, llenas de vigas estructurales y obviamente causadas por el colapso del techo, siendo atravesado por las columnas y dobladas sobre las vigas longitudinales.

Para los hoyos con marcas de cincel, las vigas estructurales deberían haber sido quitadas, los bordes pulidos y construido una chimenea que sobresalga. Esos hoyos habrían sido severamente dañados por una explosión.

En todos los casos, las vigas estructurales aún se proyectan hacia adentro de los hoyos. En un caso, esos fueron solo cortados y doblados hacia adentro. Los bordes no fueron revocados; el aislamiento del alquitrán es claramente visible y no hay ninguna señal de chimenea alguna. El mejor de esos hoyos está en un área no afectada por la explosión que hizo volar la morgue, probando que ese hoyo fue cincelado después de la guerra.

La instalación de mecanismos de introducción operando desde el techo hasta el suelo, requiere tomar medidas a prueba de pánico, como la colocación de pesados tapones durante las ejecuciones o la utilización de aros de acero enlazados.

Ninguna señal de ese tipo de artefactos puede ser encontrada en ninguna parte, de ahí que ninguno de esos dispositivos fue instalado.

Resultado

Análisis químico de las instalaciones

Pared exterior de la cámara de desinfección de Auschwitz I, en la que se aprecian claramente las manchas producidas por el Zyklon B que ha penetrado los muros a lo largo de décadas. Nada parecido se observa en la "cámara de gas".
El análisis químico de las muestras de mampostería de las estructuras procedentes de Auschwitz determinó que:

El cianuro reacciona con la mampostería produciendo un Azul Ferroso (el cual penetra profundamente en los muros) y es estable durante siglos. 
Este se desintegra en la misma medida que la mampostería se desintegra con el paso del tiempo.
Por tanto, las trazas de cianuro deberían ser detectables hoy en día, en casi las mismas concentraciones, a pesar de estar expuestas a los elementos ambientales.
Las paredes externas de la sala de desinfección en Birkenau, que evidencian manchas azules, son un ejemplo de esto.

Bajo condiciones físicas en que fuera posible el gaseamiento masivo de humanos con ácido cianhídrico, trazas de cianuro deberían ser encontradas en el mismo rango de concentraciones en los muros en cuestión, como se las encuentra en las salas de desinfección, y la resultante decoloración de los muros debería asimismo estar presente.

En las paredes de las supuestas cámaras de gas, las concentraciones remanentes de ácido cianhídrico no son mas altas que en cualquier otro edificio del campo, tomado al azar.

Conclusión general

En el terreno físico-químico, el gaseamiento en masa con ácido cianhídrico (gas Zyklon B) en las supuestas cámaras de gas de Auschwitz, tal como lo describen los testigos, no ha tenido lugar.

Análisis físico de las instalaciones

La investigación de los eventos referentes a los alegados gaseamientos en masa en la salas indicadas por los testigos, desde un punto de vista técnico y práctico, incluyendo el análisis físico-químico, mostraron:

La extensa documentación sobre el campo de Auschwitz no contiene una sola referencia a "ejecuciones" en cámaras de gas, mas bien esta refuta esas sospechas. 
La supuesta cámara de gas de Auschwitz, la sala de la morgue del crematorio en el campo principal de Auschwitz y los depósitos de cadáveres I ("cámaras de gas") de los crematorios II y III, no tienen medio alguno para la introducción de mezclas de gases venenosos.

Los hoyos en el techo visibles hoy en día fueron hechos después de la guerra y toda otra rotura es el resultado de la destrucción del edificio al final de la guerra. La liberación de cantidades de ácido cianhídrico a través del vehículo del Zyklon B requiere muchas veces el tiempo que afirman los testigos; la verdadera duración de las ejecuciones sería de varias horas.

El proporcionar la ventilación necesaria a las supuestas cámaras de gas de los crematorios II y III llevaría varias horas, contrariamente a todos los testimonios de los testigos. Habría sido imposible proporcionar ventilación a las supuestas cámaras de gas de los crematorios IV, V, o los cascos I y II.
Los cuerpos no podrían ser retirados de las salas y llevados lejos por los Sonderkommandos sin vestimenta de protección y el uso de máscaras de gas con filtros especiales, que según la versión oficial, no eran utilizados. De acuerdo con el informe: las cantidades del gas que quedarían en el aire e impregnadas en los cuerpos de las víctimas, serían suficientes para anular la capacidad de trabajar de los Sonderkommandos.

Conclusión general

Los procedimientos de gaseamientos en masa como lo declararon los testigos durante los interrogatorios ante varios tribunales de ley, como los citados en las sentencias y los descritos en publicaciones literarias o científicas, en cualquier edificio de Auschwitz, son inconsistentes con la evidencia documental, necesidades técnicas y las leyes naturales.

Repercusiones en la comunidad científica y académica

Criticas

Agencia de prensa alemana

En la primavera del año 2000, Rudolf concedió una entrevista en la que fue consultado sobre su Informe y las críticas de organizaciones judías y gubernamentales en Alemania. 
El periodista le preguntó cuales fueron las peores mentiras que se habían dicho sobre él en los medios, a lo que el químico respondió de la siguiente forma:

"Aparte de decir que soy un Neo-Nazi, podría decir que en relación a mi informe en 1994 la agencia de prensa alemana DPA publicó una falsa nota de prensa diciendo que, de acuerdo a los expertos, los compuestos de cianuro absorbidos por los muros desaparecerían en unas pocas semanas y por ello no podrían ser detectados hoy en día. 
Puedo probar que el periodista que publicó esa nota de prensa se inventó ese (totalmente equivocado) juicio de expertos".

Germar Rudolf

The Holocaust History Project

Tal vez la crítica que más se mencione sobre el Informe Rudolf sea la realizada por Richard Green a instancias de The Holocaust History Project, una organización judía que se dedica a combatir la negación del Holocausto. Sin embargo la misma ha tenido escasa repercusión.

La razón es que el autor admite que de acuerdo a sus hallazgos es prematuro afirmar que ha refutado a Rudolf. Green sostiene que la formación de manchas azules en las paredes es altamente susceptible a condiciones ambientales que afecten a la proporción de hidrógeno o anhídrido carbónico en el aire y que por tanto, incluso el dióxido de carbono exhalado por las víctimas podrían alterar la formación de manchas azules.

Si bien no demuestra que no se formarían manchas en una habitación repleta de personas; afirma que la carga de la prueba recae en los revisionistas, y a su juicio deberían ser ellos quienes demuestren que en cualquier caso las paredes presentarían los correspondientes residuos.

Lo curioso es que sostiene además que en el "campo de exterminio" de Majdanek existe una "cámara de gas" que presenta las famosas manchas azules, con lo cual pone en duda su argumento anterior a la vez que afirma estar presentando evidencia que contradice a Rudolf y Leuchter al existir al menos una cámara de gas con los residuos que se esperaría encontrar en ella.

Sin embargo, los revisionistas han demostrado que lo que hay en Majdanek es una cámara de desinfección, a la que Green llama "cámara de gas" para así poder anunciar las altas concentraciones de Zyklon B que no consigue hallar en Auschwitz I. Una refutación completa a las críticas de Green ha sido incluida en la última versión del Informe Rudolf.


Proyecto Nizkor

Por otra parte Kenneth McVay, del Proyecto Nizkor, presenta una crítica de Brian Harmon el cual sostiene que es posible gasear a cientos de miles de personas con cantidades relativamente bajas de Zyklon B, ya que, según afirma, se requiere mas cianuro para deshacerse de los parásitos que para matar personas.

En su artículo, Harmon intenta refutar el Informe Leuchter y el Informe Luftl, sin embargo al sugerir otros métodos por los cuales pudo ser llevado adelante el exterminio, conviene analizarlo.
El artículo presenta el siguiente cálculo: "(840)*(4)*(548) = 1.841.280 personas muertas sólo con gaseamientos".

Según su cálculo se podrían ejecutar a 840 personas en cada una de las 4 cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau, realizando un gaseamiento al día durante los 548 días en que estuvo en funcionamiento el "campo de exterminio".

Este promedio de ejecuciones dejaría el resto del tiempo para deshacerse de los cadáveres. En primer lugar se asume que sería factible meter a 840 personas en cada habitación y sugiere un ritmo de ejecuciones que no deja tiempo para incinerar los 3360 cadáveres diarios ya que incluso en la actualidad los hornos de las morgues no son capaces de mantener esas tasas de incineración.

Se requerirían hornos industriales, los cuales no solo no fueron hallados, sino que no hay planos, testigos o documentos que apoyen la hipótesis de que pudieron haberse utilizado.

Además esto es solo un promedio diario de cadáveres, asumiendo que cada día desde que el campo comenzó a estar en operación, se lograron "hacer desaparecer" esas cantidades de víctimas.

Para realizar este trabajo Harmon dice que se requerirían máscaras de gas con filtros especiales, a fin de retirar los cadáveres después de las ejecuciones. Incluso va mas lejos al aceptar que aún con esta protección, el cianuro ingresaría al organismo a través de la piel después de una hora de exposición a bajas concentraciones del gas.

Sin embargo las mascaras anti gas no fueron encontradas y, según la versión oficial de los hechos, no fueron empleadas por los Sonderkommandos para retirar los cadáveres de las víctimas. Nizkor sostiene que no importaba demasiado lo que le ocurriera a los Sonderkommandos, porque los nazis podían reemplazarlos con facilidad.

Sin embargo, de acuerdo con la investigación de Rudolf, las cantidades de cianuro remanentes serían suficiente para anular la capacidad de trabajo de los encargados de remover los cientos de cuerpos impregnados de ácido cianhídrico que se alega que quedaban en cada cámara de gas después de una ejecución.

Fuera posible o no la ejecución de cientos de personas con cantidades minúsculas de Zyklon B como argumenta Harmon, según los testigos se utilizaron cantidades mayores.

Si bien en el terreno de la teoría, los alemanes pudieron haber ejecutado a millones de judíos de mil formas diferentes, no se han presentado pruebas de que ocurriera de mil formas imaginables, sino que los testimonios de los que disponemos hablan de métodos concretos (cámaras de gas Zyklon B, gas Diesel, etc) y explican el procedimiento, incluyendo las cantidades de gas utilizadas.

Esa explicación no coincide con lo que propone Harmon. 

El Informe Rudolf demuestra la imposibilidad científica de que el hecho ocurriera como lo declararon los testigos y para sostener que el Holocausto ocurrió de otra forma, haría falta aportar otros testimonios, pruebas o documentos que apunten a que las ejecuciones se realizaron de otro modo. Pero en lugar de esto, se realiza una selección de argumentos de los testigos, tomando en consideración solo los elementos que son útiles para defender la tesis del exterminio e ignorando completamente los otros.

Un ejemplo claro de esta metodología es lo hecho con el Informe Gerstein donde la mayor parte de la declaración, que está plagada de absurdos que todos consideran mas que evidentes, es ignorada totalmente porque no es de utilidad para el propósito que se le quiere dar al documento.

Según esta metodología: nada puede desacreditar la declaración de un "testigo" del Holocausto, ni siquiera lo que el testigo dice en la declaración misma, los absurdos, las imposibilidades técnicas, las contradicciones obvias.

La critica de Nizkor pone en evidencia esta selección apoyada con falacias lógicas de todo tipo. De hecho cualquier lector podría encontrar rápidamente ejemplos concretos del uso de cada falacia enunciada por Nizkor en sus propios escritos.

Elogios

El Informe ha sido verificado por el Instituto Max-Plank que cuenta con un gran prestigio en el terreno del análisis y la investigación científica. El resultado fue que no encontraron ninguna clase de errores técnicos en este trabajo. Además ha sido elogiado por historiadores, profesores y químicos de todo el mundo.

"Todo en uno, él confía en la literatura que fue escrita mucho antes de que el informe fuera completado, y el informe debe ser descrito como científicamente aceptable"

Prof. Dr. Henri Ramuz, Químico, interrogado como testigo experto por la corte suiza en Châtel-St.-Denis, 18 de mayo de 1997

"Estoy extraordinariamente impresionado. Que yo sepa, es usted el primer experto en Alemania que ha tratado este particular tópico desde una impecable y bien fundada perspectiva académica. No es mi intención abrirle camino a su informe experto. Es fácil ver los efectos político-históricos que se originarán de él, aunque su entera repercusión no puede aún ser estimada."

Prof. Dr. Hellmut Diwald, Historiador, 22 de enero de 1992

"Para mí, la importancia de recibir su informe reside en el hecho de que éste contribuye substancialmente a nuestros conocimientos. Como muchos de mis colegas activos en el campo de la historia contemporánea, estoy encantado y agradecido porque haya iniciado usted esta actividad de investigación. Por supuesto, me deleita aún más el resultado de su certera investigación científica."

Prof. Dr. Werner Georg Haverbeck, Historiador, 31 de enero de 1992

"¡He leído lentamente su informe! ¡Me dio esperanza el comprender que un representante de una joven generación valientemente exponga, con rigurosidad científica, notable gran pericia, y la correspondiente curiosidad de investigar para llegar al fondo de una cuestión controversial que es importante a lo largo y ancho del mundo! ¡El resultado es claro e inequívoco! ¡Los hechos reales no pueden ser ocultados para siempre! ¡Deseo que su trabajo derribe las actuales barreras!"

Prof. Emil Schlee, Historiador, 1 de abril de 1992

"Rudolf es un joven científico que intentó probar, en un excelentemente diseñado trabajo, con tablas, gráficos, etc, que las cámaras de gas fueron técnicamente imposibles. Esos análisis científicos son perfectos."

Hans Westra, director de la Fundación Ana Frank, 27 de abril de 1995

Consecuencias
Al haber una investigación criminal en curso contra Germar Rudolf por publicar su informe, el director del Instituto Max Planck le suspendió de su cargo y le despidió expresando lo siguiente.

"Cada tiempo tiene sus tabúes... Ni siquiera nosotros, los científicos tenemos derecho a oponernos a este tema. Tenemos que aceptar que nosotros los alemanes, tenemos menos derechos que otros."

Dr. Simon White
Rudolf está actualmente preso en Alemania por delitos de pensamiento.

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