¿Cuál es la recompensa por prestar servicios a la Patria? Para muchos
estadounidenses es el abandono y la indigencia. Los veteranos que
arriesgaron la vida y la salud en las numerosas guerras de EE. UU. por todo el mundo ahora están desempleados y sin medios de subsistencia.
Joe Mangione sirvió en las Fuerzas Armadas del país durante 16 años,
pero en vez de agradecimiento ahora tiene sentimientos encontrados de
frustración y tristeza. Desempleado y con problemas de salud, a sus 55
años de edad no tiene a donde ir.
“Tengo un montón de decepciones. Siempre acaba tratándose de cifras.
Mientras mantengan un número de reclutas en el contingente, el jefe
recibe dinero, premios y promociones.
Sólo piensan en sí mismos.
Nosotros no les importamos nada. Están obsesionados con el dinero”,
asegura.
Al regresar a su Patria muchos de estos vetranos sufren de estrés
postraumático a causa de las escenas de violencia que atestiguaron. Las
autoridades apenas les proporcionan asistencia.
Se quedan solos con los
fantasmas de su pasado. Algo que confirma la triste estadística del
gobierno: diariamente 18 ex combatientes intentan suicidarse, la cifra
asciende a cientos por mes.
Mangione pide limosna en la calle y sabe que “estar sentado aquí no es
nada fácil. Es humillante. Esto desmoraliza. No tengo ningún tipo de
recursos.
No me pagan el subsidio de desempleo por haber sido herido,
antes lo cobraba en efectivo. Y de todas formas los fondos para los
desempleados se desvanecen”.
Los que tomaron parte en los operativos bélicos figuran entre los más golpeados por la recesión económica.
Según un informe del Departamento del Trabajo, el desempleo afecta más a
los que participaron en la Guerra del Golfo. Actualmente, más de 850
mil veteranos están sin trabajo, entre ellos 35 mil hispanos.
Otros regresan a casa para enfrentar desalojos y ejecuciones
hipotecarias. En el 2010, unos 75 mil veteranos de las guerras en Irak y
Afganistán quedaron en la calle, durmiendo a la intemperie.
La situación en torno al desempleo se agrava aún más porque muchos de
los que sirvieron en el ejército no obtuvieron un diploma de secundaria o
de la Universidad.
Es por eso que el columnista Ted Rall opina que
“alistarse en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos es probablemente una
de las decisiones más estúpidas que un ser humano puede tomar con
respecto a su carrera”.
Los ex combatientes comprueban que las estructuras gubernamentales
fallan cuando se trata de prestarles ayuda.
"El sistema que tenemos en
el Departamento de Asistencia de los Veteranos es incapaz de
proporcionarnos los servicios que necesitamos. Servicios previstos por
haber firmado un contrato y poner en juego nuestras vidas por el bien
del país”, destaca la veterana de guerra, Eli Wright.
Estas experiencias hacen que los ex militares sospechen de los anuncios
de mejoras en los programas de asistencia sanitaria y de reinserción
presentados por la administración del presidente Obama.
Una de estas
iniciativas proponía introducir estímulos fiscales para aquellas
empresas que contrataran a veteranos de guerra.
Pero la propuesta fue
rechazada por los republicanos en ambas cámaras y ni siquiera llegó a
someterse a votación.
Y mientras se libran las batallas políticas, la cruda realidad para
quienes regresan de la guerra es seguir combatiendo en su propia tierra.
Pero esta vez por un simple puesto de trabajo en una sociedad que
parece haberlos dejado en el olvido.