Juan Barahona, sub-coordinador del Frente Nacional de Resistencia Popular, analiza las diferentes etapas que ha vivido el movimiento de resistencia en Honduras, y señala los escenarios posibles de un futuro gobierno, del partido que recientemente se ha constituido para participar en la contienda electoral.
La resistencia hondureña se prepara para una nueva etapa de lucha: la
disputa del poder político a través de la participación electoral en
2013.
El 30 de octubre pasado, miles de personas se concentraron frente a
las instalaciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE) del país para
acompañar la entrega de más de 80.000 firmas – el doble de la cantidad
requerida – para inscribir al recién creado partido Libertad y Refundación (Libre).
Juan Barahona, sindicalista y sub-coordinador del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), explica que el partido Libre será el brazo político de esta organización, que surgió de la movilización popular contra el golpe de Estado de 2009.
El dirigente, que estuvo al frente de ella durante el exilio del
presidente Manuel Zelaya, confía en que la izquierda hondureña ha
madurado después de más de dos años de lucha, y advierte: el pueblo
tiene sed de venganza.
Usted está en la Coordinación del FNRP desde su inicio ¿Cómo
evalúa el desempeño de esta organización después de más de dos años del
golpe de Estado?
En Honduras, antes del golpe, teníamos un movimiento social
organizado, fuerte y articulado a nivel nacional, aglutinado en la que
se llamaba la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular.
El 28 de junio, cuando ocurrió el golpe, todas estas bases fueron
llamadas para que se incorporaran de inmediato a la lucha contra el
golpe de Estado.
En los días sucesivos al golpe, organizamos el Frente
Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado, que luego se llamó
Frente Nacional de Resistencia Popular.
A partir de ahí, empezamos a
convocar a todas las fuerzas y sectores que, en su momento, no habían
integrado a la Coordinadora, y nos fijamos dos objetivos: la restitución
del ex Presidente Zelaya y la convocatoria a una Asamblea Nacional
Constituyente – que fue el motivo que originó el golpe de Estado.
¿Y por qué no lograron estos objetivos?
Pese a todo lo que hicimos no logramos la restitución. Estuvimos 161
días de forma ininterrumpida en las calles, porque nos propusimos
derrotar el golpe con una movilización y una protesta pacífica. No
teníamos otra forma.
Pero como izquierda, partidos y movimientos
sociales, no estábamos preparados para enfrentarnos a un golpe de
estado.
No lo conseguimos porque el imperio norteamericano le brindó apoyo
económico al gobierno. Porque para un país pobre como Honduras, mantener
las fuerzas represivas en las calles tiene un costo enorme.
Eso fue
posible sólo a través de la ayuda externa.
Sin este apoyo hubieramos
logrado derrotar al golpe. La represión fue muy fuerte.
Todos los días
nos reprimían, mataban a la gente, además de los toques de quedas y el
estado de sitio. Pero, aún así, la gente siguió en las calles.
¿Y que lograron?
Logramos que el golpismo no se consolidara. Ellos no pudieron
gobernar. Y políticamente, derrotamos al golpe de Estado, ya que lo que
querían hacer aquí era montar un laboratorio para aplicar la misma
receta en otros países, especialmente en América del Sur, para detener
toda esta ola de cambios progresistas que se están dando en la
actualidad.
Ellos querían implementar el golpe de Estado como modelo de
democracia, desarrollo económico, que fue justo lo que nos vendieron
durante mucho tiempo: el modelo de desarrollo producto de una dictadura.
Logramos que el golpe no se convirtiese en un modelo para ningún otro
país del mundo.
¿Hay cambios? ¿La resistencia ha madurado?
Mantuvimos en alto la bandera de la Asamblea Constituyente y eso
permitió que el pueblo fuera apropiándose del concepto y entendiera su
importancia. Continuamos organizando al Frente en todo el país, en los
en 18 departamentos y 298 municipios, articulando toda esta fuerza a
nivel nacional.
Para que el Frente tuviese una conducción representativa en el país,
en julio de 2010 la Asamblea Nacional del FNRP eligió a nuestra
Coordinación. Fue un proceso de organización y capacitación, y el Frente
fue tomando la agenda social de los movimientos, fortaleciéndose desde
la base durante ese período en que Zelaya estaba fuera del país.
¿Qué cambios hay en el FNRP a raíz de la decisión de participar en el proceso electoral?
El movimiento social en Honduras nunca había participado en procesos
electorales. Las organizaciones nunca habían discutido la conquista del
poder político con sus bases. Inclusive, algunas organizaciones hasta
prohibían en sus Estatutos la participación en la política.
Ahora, estas organizaciones están en el Frente y están participando
en la construcción del partido. Ahí se da un salto cualitativo en el
desarrollo político de esta fuerza social. Además, hubo un cambio en la
visión de la conquista del poder.
Es decir, que ya no se trata solamente
de la lucha para reivindicaciones sociales y económicas, como por
ejemplo los sindicatos luchando para la negociación colectiva, el
magisterio para defender el Estatuto del Docente, los campesinos
luchando para recuperar un pedazo de tierra.
Este proceso nos llevó a comprender que sin la conquista del poder
político no vamos a poder solucionar muchos de los problemas a los que
nos venimos enfrentando desde hace años. Y que, para cambiar esta
situación en Honduras, tenemos que gobernar fuera del modelo neoliberal.
Tenemos que cambiar el modelo económico y el sistema.
¿Por qué el Frente decidió crear un partido político y participar en el proceso electoral?
Hay un gran interés de las bases por participar en las próximas
elecciones generales en noviembre de 2013, porque el pueblo quiere
vengarse del golpe de Estado y la forma de conseguirlo es en las urnas.
En la Coordinación, algunas personas estaban en contra de la
participación electoral del FNRP, pero al final llegamos a un acuerdo.
Hay una diversidad ideológica y política muy grande dentro del Frente.
Esto no nos permite tener un pensamiento único.
Pero lo que nos une son
los objetivos estratégicos comunes: la convocatoria de la Asamblea
Nacional Constituyente y la conquista del poder político. Y entonces, ya
estando en el poder, convocar a la Constituyente y hacer las
transformaciones políticas, sociales, culturales, que la gente necesita.
Ya estamos organizando las corrientes dentro del partido para
participar en las elecciones internas que se celebrarán en noviembre de
2012, para elegir a las instancias de conducción del partido y a los
candidatos a cargos de elección popular.
¿Cuál es el proyecto de país que propone Libre?
Aún no hemos discutido el proyecto de país, pero algunos puntos de
nuestros Estatutos ya definen como sería un gobierno de nuestro partido:
somos anti-imperialistas, queremos cambiar el modelo neoliberal y que
el desarrollo económico y social sea en función del pueblo hondureño.
En los Estatutos también aprobamos que las mujeres deberán ocupar el
50 por ciento de los cargos internos del partido y el 50 por ciento de
los cargos de elección popular.
Además de eso, el 25 por ciento de estos
mismos cargos serán ocupados por jóvenes.
Queremos democratizar esta sociedad. La sociedad hondureña fue
gobernada por más de 120 años por dos partidos tradicionales, que son
los representantes de las oligarquías de este país.
Ellos nunca
gobernaron en beneficio del pueblo, y nos proponemos cambiar esta
situación.
Hay problemas que sólo pueden resolverse desde el Estado. Y uno de
estos problemas es la cuestión agraria. Porfirio Lobo gobierna en el
modelo neoliberal, donde la reforma agraria no cabe.
Por lo tanto, hay
una gran desigualdad social que sólo se puede sanar impulsando un modelo
diferente, alternativo.
¿Qué otros problemas abordaría un futuro gobierno del partido Libre?
El problema de la educación es enorme. Hoy en día, los maestros son
mal pagados y el Estado tiene años de no construir nuevas escuelas y
aulas. Y las que existen ya se están cayendo. Al Estado no le interesa
esta situación.
Por el contrario, mejor que se quede así, en ruinas,
para que el pueblo hondureño piense que sea mejor privatizar. Lo mismo
pasa con el sector Salud. Son sistemas totalmente deteriorados.
¿Cómo evalúa el desempeño del gobierno de Porfirio “Pepe” Lobo?
Es un gobierno elegido sin el consenso popular, deslegitimado, ya que
sólo el 30 por ciento de la población fue a votar. Quien manda en
Honduras es el “núcleo duro” del golpismo.
Las estructuras del Estado
golpista son intactas.
Aquí tenemos un Ministerio Público golpista intacto, un poder
judicial intacto, el poder legislativo, en su mayoría golpista, intacto,
las fuerzas armadas intactas.
A tal grado que el general que encabezó
el golpe de Estado es ahora el gerente de la empresa pública más
rentable de Honduras, la de telecomunicaciones (Hondutel). Entonces me
pregunto: ¿Quién manda en el país?
Si fuera un gobierno interesado en desvincularse del golpe de Estado, ese General no estaría en Hondutel, estaría preso.
La represión con el gobierno de Porfirio Lobo está siendo más brutal
que con el gobierno de Micheletti. Este gobierno asesinó a muchas más
personas que en los meses de Micheletti. Reprimen las movilizaciones, el
Valle del del Aguán está militarizado, enviaron batallones, no para
proteger a los campesinos, ni para detener las masacres, sino para
cuidar las propiedades de los terratenientes.
¿Cómo evalúa usted el “Acuerdo de Cartagena”, que permitió el regreso de Zelaya al país?
Uno de los puntos del acuerdo es el respeto de los derechos humanos y
esto no se está respetando.Continúan matando a compañeros de la
resistencia, criminalizando la lucha social.
Ese acuerdo no se ha
cumplido y se sigue violentando.
Otro punto importante, que está en proceso, es el reconocimiento del
Frente como partido político. Estamos cumpliendo con todos los
requisitos que pide la ley.
Vamos a ver que pasa (al momento de redactar
esta nota el TSE aún no había dado una respuesta definitiva sobre la
oficialización de Libre como partido político).
¿Quién será el (la) candidato (a) a la presidencia para el partido Libre?
Como no se logró cambiar la Constitución a través de una Asamblea
Nacional Constituyente, y como la actual Constitución no permite la
reelección, Manuel Zelaya Rosales no puede ser candidato.
Hay casi un consenso de que la esposa del ex presidente Zelaya, la
señora Xiomara Castro, sea la candidata.
Pero aún no es oficial.
En
primer lugar tenemos que legalizar el partido y luego hacer elecciones
internas.