
Hacía rato –lo cual es inusual– que El Vaticano no provocaba polémica por sus declaraciones.
De nuevo es Gabriel Amorth, quien antes declarara que el diablo reside en El Vaticano y
es el cuplable de los escándalos de pederastia, el que ha dado de qué
hablar, al decir que el yoga es una obra del diablo y que leer Harry
Potter tambíen tiene consecuencias diabólicas.
Amorth lleva 25 años en su cargo como el
Exorcista en Jefe del Vaticano y más de 70 mil exorcismos realizados.
El religioso dijo: “Practicar yoga lleva al mal, así como leer Harry
Potter. Parcen inocuos pero ambos lidian con la magia y eso lleva al
mal”. Anadió que “El yoga es obra del Diablo, crees que estás estirando
tu mente y cuerpo pero te lleva al hinduismo.
Estas religiones
orientales están basadas en la creencia falsa de la reencarnación”.
La
reencarnación evidentemente amenaza las bases sobre las que está
construida la religión católica, especialmente la penitencia del pecado
en esta vida para poder ser admitido en el Reino de los Cielos o, en su
defecto, arder en la tortura eterna del infierno.
El padre Amorth advirtió: “Satán siempre
está oculto y lo que más desea es que las personas piensen que no
existe. Estudia a cada uno de nosotros y nuestras tendencias hacia el
bien y el mal y luego nos tenta”.
El exorcista mayor tuvo también
recomendaciones para los jóvenes que se acercan a la vida lasciva:
“Mi
consejo a los jóvenes es que tengan cuidado de asistir a los clubes
nocturnos porque es ese siempre el mismo camino: sexo, alcohol, drogas y
culto satánicos”, (Amorth parece acuñar un interesante slogan, en vez
de rock & roll: sexo, drogas y cultos satánicos. No suena mal).
Un vocero de la Asociación Italiana de
Yoga lógicamente contestó a las declaraciones de Amorth, considerándolas
ridículas y sin conocimiento de lo que es el yoga.
Por otro lado dentro de la visión a
veces maniqueista del catolicismo se puede entender que el yoga sea
asociado con el diablo, o más precisamente con el deamon, los
genios o espíritus creativos de la naturaleza.
No sabemos si el padre
Amorth en sus declaraciones tiene en mente la leyenda hindú del dios
Shiva como el fundador del yoga… Shiva que ha sido en numerosas
ocasiones asociado con el diablo, en tanto que se le representa con la
serpiente kundalini –cuyo ascenso energético es la base del yoga– y se
le considera la personalidad destructiva de la divinidad.
Esto nos hace
dudar si la Iglesia Católica no ha reemplazado en general el arquetipo
de la serpiente y de las energías sexual de la naturaleza con la figura
del diablo como ente represor, de esta manera poniendo una especie de
candado a la autoliberación a través del cuerpo y no de meramente el
alma.
También se puede especular que esta
añeja prohibición de las técnicas corporales que llevan al éxtasis y a
la elevación de la conciencia –como el sexo y el yoga— en la Iglesia
Católica no es solamente por considerarlas profanas o diabólicas, sino
por una estrategia de poder.
Lo cual puede inferirse por su uso de
símbolos como el cono de pino en el bastón de mando del Papa y en la
Plaza de San Pedro; un símbolo que claramente hace referencia a la
glándula pineal, el asiento del terecer ojo u ojo espiritual y el cual,
según los principios del yoga y del misticismo oriental, se activa al
desenrollar la energía vital o kundalini y permitir su flujo hacia sin
obstáculos o bloqueos.
¿Es la Iglesia una institución que
sistemáticamente ha arrebatado el poder que tiene cada persona como
partícipe de la divinidad y no solo como súbdito de una voluntad
insondable?