
Acto seguido, Martínez dio a entender
que la mujer que aborta "mata a un niño indefenso" y, por tanto, "da a
los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar" de su cuerpo.
Martínez
considera el aborto "un genocidio silencioso", y cree que la humanidad
está involucionando al aprobarse los últimos cambios a la ley que
permite interrumpir el embarazo.
"Matar a un niño indefenso, y que lo
haga su propia madre, da a los varones la licencia absoluta, sin
límites, de abusar del cuerpo de la mujer, porque la tragedia se la
traga ella", dijo el obispo.
La oficina de información de los Obispos
del Sur, que distribuyó ayer su homilía del domingo, explicaron que esta
frase de Martínez apunta primero "al abuso que la mujer comete primero
con su cuerpo y con su hijo", y que la deslegitima para negarse a que el
hombre abuse de ella "como si fuera un objeto".
"El arzobispo se
refería a que si la madre es capaz de matar a su propio hijo, el varón
tiene entonces autoridad absoluta para hacer lo que quiera con ella y
con su cuerpo".
Además, Martínez asegura que "es de cobardes matar
al débil", dijo Martínez, que se refirió a la Edad Media, esa época
"que nadie se atreve a recordar porque tampoco es políticamente
correcto", para señalar que hubo una orden militar cristiana en la que
los caballeros hacían el juramento de no combatir nunca con menos de dos
enemigos a la vez porque para ellos era "indigno combatir de igual a
igual" con quien no era cristiano.
Para el prelado, esta "licencia para matar no es más que un primer paso de la pérdida de libertad" de la sociedad y el primer paso, "gravísimo, que anuncia que estamos ya en una nueva y terrible dictadura".
Para Martínez, es la humanidad "la que retrocede con este genocidio silencioso al que se nos invita y que ahora se promueve", genocidio que se impone, dijo, a ciertos profesionales "como si fuera una obligación, el mismo tipo de obligación que las que tenían los oficiales en los campos de concentración".
Para el prelado, esta "licencia para matar no es más que un primer paso de la pérdida de libertad" de la sociedad y el primer paso, "gravísimo, que anuncia que estamos ya en una nueva y terrible dictadura".
Para Martínez, es la humanidad "la que retrocede con este genocidio silencioso al que se nos invita y que ahora se promueve", genocidio que se impone, dijo, a ciertos profesionales "como si fuera una obligación, el mismo tipo de obligación que las que tenían los oficiales en los campos de concentración".