Todos estamos aliviados de que él está a salvo en Irlanda.
Esperamos que su familia, que sabemos estuvo muy preocupada por su
salud, puede estar tranquila ahora y celebrar su regreso. "
Así
recibían en el aeropuerto de Dublín en Junio de 2010 al que hasta ese
momento no era más que un activista pacifista por la causa palestina. Se
llama Al Mahdi Al Harati y participó de la Flotilla de la Libertad en
el Mavi Mármara.
Pero la historia no acaba aquí. Al Mahdi Al
Harati, es un libio de nacionalidad irlandesa que vive hace años en
Irlanda, está casado con una irlandesa y tiene 4 hijos.
¿Libio?
No solo eso. También fue, para sorpresa de muchos, jefe adjunto de la comandancia “rebelde” que dirigió la toma de Trípoli.
Para ese entonces el activista pacifista se había transformado en
mercenario con responsabilidad en el genocidio libio que dio como
resultado la muerte de más da 60.000 libios entre niños, mujeres y
ancianos, la destrucción de todo un país y el establecimiento del
AFRICOM en ese suelo.
¿Algo más?
Por supuesto. Cuando
hablamos de mercenario, no lo decimos con ligereza. Actualmente hay un
escándalo en Irlanda.
Parece que hace más de un mes, Al Mahdi Al Harati
viajó a Francia, Estados Unidos y Qatar.
Entre esos viajes, una agencia
de inteligencia norteamericana le había entregado 200.000€ con el fin de
derrocar a Gadafi y tomar Trípoli.
Pero resulta que entregó una
buena parte de ese dinero a su esposa en Irlanda por si lo asesinaban y
se fue con otra parte para Libia.
Ahora resulta que entraron en su casa y le robaron el dinero de dos sobres que contenían billetes de 500€.
¿Qué
hacía este sujeto en el Mavi Mármara?
Esa es una pregunta que nos
hacemos todos. ¿Es el único? Eso no lo sabemos.
Pero sí sabemos la
actuación que tuvo Turquía en el genocidio libio, como miembro de la
OTAN, y también sabemos que la Organización Humanitaria turca IHH envió un barco a Benghazi y estuvo con el mismísimo Abdeljalil del CNT libio.
Hasta un certificado le dio a quien anunció la Sharia hace pocos días.
Información
sensible si las hay que debe hacer reflexionar a muchos compañeros que
con las mejores intenciones solidarias y humanas se embarcan con otros
compañeros de ruta que no parecen tener las mismas intenciones.
Desde
luego, en ciertas ocasiones todo esto puede ser incontrolable.
Lo que sí
debería ser un deber en el frente internacional palestino y
antisionista es tener más ojo, no dejarse llevar por las emociones
infantiles y empezar a armar un colectivo intachable, coherente y
cohesionado.
No es una buena noticia saber que uno camina al
lado de cómplices de un genocidio, o al lado de mercenarios de la
inteligencia imperial-sionista.