NIL NIKANDROV – Todos los informes en los medios de prensa norteamericanos de manera persistente insisten en el mensaje de Washington en el sentido que el tiempo de Chávez se acabó.
El verano pasado el ex embajador norteamericano ante la Organización
de Estados Americanos, OEA, Roger Noriega, publicó un artículo titulado
“Estados Unidos debe prepararse para un mundo sin Chávez,” señalando que
“Chávez, enfermo de cáncer” ha perdido el control sobre Venezuela, que
el actual régimen venezolano está condenado y que la lucha por la
Venezuela pos-Chávez ya está ardiendo.
Por lo tanto, Noriega urge a la oposición venezolana a ser más
asertiva en la conformación de un programa para el período de transición
en Venezuela, “de la dictadura a la democracia.”
La actual oposición venezolana encuadrada dentro de la Mesa de la
Unidad Democrática, MUD, tiene la esperanza que el electorado haya
tenido tiempo suficiente para olvidar la antecesora del bloque, la
Coordinadora Democrática, la cual durante el lapso 2001-2004 bajo la
supervisión de la CIA la Agencia de Norteamericana de Inteligencia para
la Defensa y el Departamento de Estado realizó varios atentados contra
Chávez y con regularidad instigó golpes de estado en Venezuela.
No
obstante, el pasado extremista y terrorista no puede ser borrado de la
memoria nacional venezolana a pesar de todas las promesas de adhesión a
la democracia que los líderes del MUD hacen hoy en día. Por el momento,
la oposición tendrá que estar hiperactiva por cuanto las elecciones en
Venezuela están programadas para el 7 de octubre del 2012.
Con las últimas encuestas que le dan a Chávez entre 55 y 60 por
ciento de las preferencias, resulta altamente improbable que Chávez
tenga que enfrentar un desafío serio de parte de sus rivales que son
numerosos: la lista incluye al gobernador de Miranda, Enrique Capriles
Radonski, a María Corina Machado, miembro de la Asamblea Nacional, al
gobernador del Estado Zulia, Pablo Pérez, al Alcalde de Caracas, Antonio
Ledezma, etc.
No será fácil para la MUD nominar un candidato de
consenso para febrero del 2012 ya que todos los nombrados son figuras
poco colaboradoras, son autoritarios y egoístas. En los informes que
envían a Washington los diplomáticos y espías norteamericanos,
rutinariamente mencionan la incapacidad de la oposición para actuar de
conjunto como la principal razón detrás su crónica ineficiencia en sus
propios esfuerzos.
La embajada norteamericana en Caracas se afana en implementar un plan
amplio que se supone ayudará a la oposición alcanzar el poder en
Venezuela. Actualmente hay dos planes en el tapete. El primero incluye
un importante componente “cosmético” ya que el bloque de oposición a
Chávez debe promoverse como una fuerza política incluyente que
represente a toda la población venezolana, en parte asumiendo las
consignas y la agenda del actual gobierno y convenciendo a la población
que en cambio mantendrá los mismos programas sociales al tiempo que
empleará los ingresos petroleros con mayor eficiencia. Indudablemente
que esas promesas no tienen nada que ver con la realidad por cuanto son
expresadas por una coalición como la MUD que es dirigida por un grupo de
neoliberales.
Ir hacia el público con opiniones neoliberales durante una campaña
electoral, que de hecho ya se inició en Venezuela, sería perjudicial
para su propio bando, mientras que por otro lado, las promesas vacías
tienen cierta resonancia en parte del público venezolano que está
cansado de la permanente confrontación política en el país.
El profesor Ramón Guillermo Aveledo, es especialista en política
exterior y miembro de la dirección política de Copei, partido Social
Cristiano de Venezuela y está a cargo de la organización de la campaña
de la oposición.
Aveledo ha sido elegido tres veces como parlamentario, sirvió como
secretario del presidente Luis Herrera Campins y ha escrito una docena
de libros, incluso uno sobre los dictadores del siglo XX entre los
cuales menciona a Fidel Castro junto con Adolfo Hitler, Benito
Mussolini, José Stalin, Francisco Franco y Mao Zedong
Aveledo y sus más estrechos asociados asisten a los patrocinantes
norteamericanos en la inducción de fondos para MUD y manteniendo
vínculos permanentes con la mañosa y activa quinta columna –grupo
encubierto de opositores que mantienen cargos en el gobierno venezolano,
en los servicios de seguridad y las fuerzas armadas.
Los venezolanos lo saben por experiencia propia que en la práctica
las reformas neoliberales exponen a la nación a infinitos dolores y
penurias. Lo qué le espera a Venezuela si gana la oposición es una
dictadura depredadora ejercida por un grupo de oligarcas, se cancelaría
la industrialización y el programa de modernización de la agricultura y
paso a paso se recortaría el apoyo del gobierno a la educación gratuita y
a los planes habitacionales. Del mismo modo que en el pasado, la
plutocracia se introduciría en la administración y tomaría el control de
los niveles de toma de decisiones del presidente.
Bajo este potencial escenario, el país montaría la resistencia contra
el cierre de los programas sociales a los cuales el pueblo ya está
acostumbrado y la MUD en el poder utilizaría al ejército y a la policía
para sostener al régimen por medios represivos. Con toda certeza la MUD
someterá al ejército y a la policía a purgas ideológicas y expulsará a
todos aquellos sospechosos de preferencias comunistas o populistas.
Noriega informa a sus iguales que el “régimen corrupto de Chávez”,
los generales “entrenados por los cubanos” y los ideólogos no se darán
por vencidos sin resistir, lo cual podría ser a través de impedir las
elecciones programadas. En realidad, este conjunto de ideas, demuestra
qué argumentos presentaría la oposición cuando en algún momento le
implorara a Estados Unidos que intervenga, ostensiblemente para
restablecer la democracia.
En este momento es demasiado pronto como para predecir si la
oposición prevalecería sin una revuelta en las elecciones de Octubre del
2012 pero está claro que a menos que Chávez alcance un triunfo
contundente, sus opositores podrían echar mano a un plan B. Dentro de
ese marco, habría un clamor de fraude eleccionario en los medios
controlados por la oposición y entre los grupos radicales entrenados en
la agitación callejera quienes junto a ex guerrilleros de las AUC,
algunas organizaciones estudiantiles y de oficiales retirados,
desestabilizarían la situación a través de todo el país.
Chávez está ciertamente al tanto de los planes de la oposición para
provocar conflictos en toda Venezuela y provocar a su vez la
intervención internacional. Él se refiere con frecuencia al mes de abril
del 2002 cuando la Casa Blanca, el Pentágono y la extrema derecha de
Estados Unidos y Europa sufrieron una espectacular derrota cuando la
nación se alzó contra el golpe de estado y brindó su apoyo al legítimo
presidente de Venezuela y además sostiene que otro ataque podría venir
después de una década de esos acontecimientos.
Ansiosa de ver reventar una crisis la dirección política de la MUD
presentó al congreso norteamericano una solicitud de asistencia
financiera y de todo tipo para la “transición” en Venezuela. Chávez
condenó la movida como lo máximo del servilismo y una violación
desembozada de la Constitución venezolana y advirtió que el escenario
libio no se repetiría en Venezuela.
Siguiendo las instrucciones de Noriega, un grupo de expertos de la
MUD redactó un proyecto de “ley para el período de transición”
definiendo las obligaciones y la autoridad del presidente electo durante
el interregno entre la finalización del recuento de votos y su
inauguración. Los parlamentarios pro-Chávez de la Asamblea Nacional
criticaron el proyecto legislativo como un intento de la MUD por tratar
de interferir con el desarrollo político de Venezuela en vísperas de la
inauguración, pero la MUD interpretó la disposición de los chavistas
para la polémica como una evidencia de que ellos no tenían confianza en
la reelección del presidente en ejercicio.
La victoria de un candidato de la MUD marcaría el regreso del
neoliberalismo en Venezuela y se convertiría en el prólogo para el
desmantelamiento de los avances socioeconómicos que ha registrado
régimen de Chávez. El impacto en la política exterior de Venezuela sería
igualmente alarmante, el país regresaría a su asociación con Estados
Unidos, se retiraría del ALBA y posiblemente revisaría el acuerdo de
Petrocaribe y cancelaría los ambiciosos planes de asistencia financiera
internacional. Venezuela cambiaría las transacciones en la esfera
energética con Cuba hacia un modo ideológicamente neutral y
estrictamente comercial y por lo tanto aplicaría un severo golpe a la
economía de esta última. Así mismo, Caracas suspendería la colaboración
técnico-militar con Rusia.
Algunos dirigentes de la MUD están por un compromiso con China aunque
de proporciones limitadas de manera de no acarrear las iras de
Washington. La cooperación con Brasil continuaría puesto que cultivar
las economías de los estados Bolívar y Amazonas sencillamente es una de
las prioridades de Venezuela. La privatización de las reservas
petroleras de la nación sería nuevamente puesta en la agenda de la
economía nacional.
Chávez ha señalado que espera estar totalmente recuperado para
retomar su activo rol en la política en el mes de diciembre. Tiene nueve
meses para acometer la más importante elección de toda su vida.
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