Tras la expulsión del embajador de Estados Unidos, quien fogoneaba un
proceso de conspiración desde Santa Cruz y cuyas finalidades incluían la
separación del departamento de Santa Cruz hasta su “independencia”, el
gobierno boliviano anunció la próxima expulsión de la agencia para el
desarrollo, más conocida como USAID.
El
anuncio nunca se cumplió y hoy los gobernantes estarán arrepentido, pues
sus actividades se aceleraron junto a numerosas Ong’s organizadas en
Pando y Beni, aparentando promocionar programas de medio ambiente y
derechos indígenas, que en realidad son líneas de subversión contra el
gobierno del proceso de cambio.
La USAID, es en
realidad, la “cara visible de la CIA”, cuyos métodos y enormes sumas de
dinero están dirigidos a crear oposición interna, fragmentar la
sociedad y ofrecer falsas imágenes de Bolivia en el exterior. Estos
trabajos, también se ejecutan en Cuba, donde fueron descubiertos y
denunciados por fuentes que lograron penetrar al organismo
norteamericano.
Las Ong’s creadas por USAID, se
mueven construyendo trabajos en red creando Grupos de Sociedad Civil
(GSC), ofreciendo iniciativas de autoempleo, abriendo posibilidades para
promocionar la información política agresiva que conviene a los
intereses norteamericanos.
La marcha por el
Tipnis, será un caso típico de la conspiración norteamericana que más
temprano que tarde será puesto al descubierto, pues sus preparativos
datan de varios años, pero se aceleraron a partir de julio pasado con la
llegada de tres norteamericanos contratados por la embajada de Estados
Unidos.
Los expertos norteamericanos en temas
indígenas, Lindsay Robertson (Universidad de Oklahoma), Stephen Greetham
(Asesor legal de la nación Chicklasaw de Oklahoma) y la historiadora
Amanda Cobb, se reunieron con estudiantes, docentes y representantes de
la sociedad civil en La Paz y Sucre. Tales expertos enfatizaron en las
supuestas “bondades” legislativas estadounidenses respecto de los
derechos de sus pueblos indígenas.
Las
reuniones se llevaron a cabo del 9 al 14 de julio y en ellas los
enviados por la embajada enfatizaron que en Estados Unidos los pueblos
indios tienen propiedad sobre los recursos naturales, renovables y no.
“En Estados Unidos, las tribus tienen derecho y son dueñas de los
recursos que están sobre y debajo de ella, como el gas natural”, dijo
Stephen Greetham.
Robertson, no se quedó atrás
al señalar que “cada tribu es soberana con poderes inherentes y la
constitución reconoce que los indígenas son pueblos distintos y la ley
federal lo desarrolló en más de dos siglos, pero no es tan exacta como
las leyes en Bolivia”. El mensaje era claro: donde hay gas, es de los
pueblos indígenas y no de toda la población. Si comparamos, el discurso
es el mismo que están promocionando los líderes marchistas.
El
“especialista” Greetham, dijo que la tribu Chicklasaw tiene problemas
de acceso al agua y que su gobierno tendrá que solucionar, sin afectar
sus intereses, ya que de lo contrario “se estaría en una posición
similar al gobierno boliviano respecto de la construcción de la
carretera por el Tipnis. Sus “comparaciones” conducen a hacer creer que
el gobierno de Evo Morales está afectando los intereses indígenas.
Las
intencionalidades de los “expertos” eran claras, pero lo que no dijeron
respecto a los derechos indígenas norteamericanos es que de todas
maneras viven acorralados en “reservas” y que sus recursos naturales son
entregados a transnacionales por su dirigentes, a cambio de poder y
dinero, para generar sus propias élites. En Bolivia también surgieron
denuncias contra dirigentes que venden pedazos de sus TCO a
inversionistas privados.
La llegada de los
“especialistas” un mes y medio antes del inicio de la marcha indígena
desde Trinidad, fue organizada por la embajada a través del Agregado de
Cultura y Prensa, Benjamín G. Hess, jefe de Eliseo Abelo, un boliviano
que sirve a Estados Unidos y es encargado de asuntos indígenas y cuyos
contactos son operadores, antes radicales indianistas.
Fue
precisamente Abelo, quien mantuvo profusa comunicación por celular con
dirigentes como Adolfo Chávez (Cidob) y Rafael Quispe (Conamaq), poco
antes de iniciarse la marcha que terminó en La Paz. Hess y Abelo, suelen
ofrecer cursos en Estados Unidos con el argumento de interrelación con
dirigentes indígenas de ese país.
El trabajo
subversivo de la “cara visible de la CIA” está fortalecido desde febrero
2006, es decir un mes después que Evo Morales asumiera, tras la paliza
electoral que diera a los partidos neoliberales, hoy reducidos a
pequeños grupos opositores.