Desde el 1 de diciembre de este año, en los cuatro distritos
militares rusos empezará la preparación masiva de francotiradores para
el Ejército.
Antes del 2016 todas las brigadas de infantería y tanques
tendrán que tener un total de 1.000 francotiradores que sean capaces de
atacar al enemigo desde una distancia de entre uno y dos kilómetros.
Se planea equipar a los de infantería con fusiles de 7,62 y 9
milímetros de producción rusa y también se adquirirán armas importadas y
aparatos láser para el reconocimiento del terreno.
Todos los francotiradores tendrán que superar cursos especiales de
preparación en centros formativos cada tres o cuatro años, mientras que
los instructores encargados de su preparación están terminando
actualmente su propia formación.
En un principio las escuelas de francotiradores se nutrirán de
reclutas y posteriormente contratarán a profesionales.
El nuevo sistema
de selección y enseñanza incluirá numerosos niveles.
Está previsto que
el programa de formación dure solo tres meses, aunque es poco tiempo
para formar a los futuros francotiradores.
No obstante, se espera que
este problema quede resuelto cuando los reclutas sean sustituidos por
profesionales que serán preparados por medio de un programa ampliado.