No obstante, una ley no escrita del sistema, últimamente impone reservas.
Lo afirma Danny Schechter, cineasta
independiente, bloguero y crítico.
“No hay tolerancia a cualquier
desviación de la línea oficial, por muy orgullosos que estemos de la
libertad de expresión, aquí en Estados Unidos.
Al decir algo incorrecto, uno puede tener problemas como ya ha pasado a muchos artistas, músicos, ahora es Tony.”
El icónico cantante, pacifista y veterano
de la Segunda Guerra Mundial Tony Bennettrecibió severas críticas por
haber sugerido en un programa de radio que Washington provocó los ataques terroristas del 11 de septiembre.
Y enseguida ofreció explicaciones extensas en un show televisivo.
“Pido disculpas si mis declaraciones dieron a entender otra cosa fuera de la expresión de mi amor por mi país”, dijo Bennet.
La destacada reportera Helen Thomas
que pasó más de medio siglo trabajando en la Casa Blanca, también se
vio obligada a pedir disculpas después de decir que los israelíes
deberían desocupar la tierra de los palestinos. Pero a diferencia de la
estrella musical, ella fue despedida.
“Hoy en día todos pierden su trabajo por
decir lo que piensan.
Se puede hablar libremente sobre el presidente
estadounidense, pero una palabra acerca de Israel te hace
automáticamente antisemita”,dijo Thomas.
Y no sólo lo dicho en público sino hasta
lo escrito en blogs y diferentes redes sociales le puede costar el
puesto a los periodistas.
Después de 20 años en la CNN, la editora de Asuntos de Oriente Medio Octavia Nasr tuvo que abandonar la cadena por comentar en Twitter que respetaba al difunto clérigo de Hezbolá con la ocasión de su muerte.
Para el canciller venezolano, Nicolás Maduro, el impacto de esta herramienta habitual usada dentro de las corporaciones mediáticas, traspasa sus fronteras.
“Enfrentamos una dictadura mediática
internacional, si en el mundo existe algo que se pueda denominar
dictadura, es lo que las grandes cadenas de televisión y prensa europea y
estadounidense imponen”,señala Maduro.
Los grandes medios de comunicación no
perdonan términos medios.
Y aunque digan adiós tan fácilmente a sus
redactores y periodistas por ejercer derechos personales y
profesionales, lo más importante es que con ellos, no se despidan
también de los principales valores democráticos.
(Tomado de Russia Today)