RT – Washington ha aumentado el gasto en Defensa en un 81% en
2011, que ahora representan el 43% de los gastos totales de esta
índole a escala mundial.
Además de las operaciones militares fuera del país durante los
últimos diez años, una gran cantidad del presupuesto se destinó a
reforzar la seguridad dentro de EE. UU.
La reorganización del Gobierno
para crear una agencia especial para combatir el terrorismo, se ha
convertido en la más importante desde el final de la Segunda Guerra
Mundial.
Hasta el año 2001, el costo de la prevención de ataques terroristas
era de 17.100 millones de dólares, y al final del año fiscal 2011,
ascendió a (ajustado por inflación) 69.000 millones de dólares.
En
total, durante diez años para estos fines, se gastaron 649.000 millones
de dólares.
Los acontecimientos de 11-S tuvieron graves consecuencias económicas.
Según el profesor de City University de Nueva York, Ryan Edwards, si no
fuera por esta tragedia, la deuda nacional de EE. UU
-que es actualmente casi el 100% del PIB- podría ser un 10% menor,
porque la guerra se libra principalmente a cuenta de los préstamos.
Los
ciudadanos de EE. UU. también tuvieron que pagar por la seguridad,
debido al aumento de las tasas de interés en el período 2004-2006 y, en
consecuencia, un aumento en el precio de los préstamos hipotecarios.
Los
compradores de vivienda, que tomaron una hipoteca por 30 años al 5%
anual, se han visto obligados a pagar 600 dólares anuales más.
¿Quién se benefició?
La única ventaja para la economía de EE. UU. generada por el
incremento del gasto militar es la creación de puestos de trabajo
adicionales.
Para el gobierno de Barack Obama el desempleo es un dolor de cabeza agudo.
De acuerdo con expertos de la Universidad de Brown, cada millón de
dólares gastado en la industria de defensa, permite crear 8,3 puestos de
trabajo en EE. UU.
Al mismo tiempo hay ámbitos donde estos fondos
darían mayor rentabilidad en ese aspecto.
Con una cantidad similar,
destinada a la educación, se pueden crear 15,5 puestos de trabajo, en la
salud pública 14,3 y en la construcción 11,1.
Las corporaciones militares son las grandes vencedoras,
económicamente hablando, de la guerra contra el terrorismo.
Incluso en
los tiempos de crisis financiera, los gigantes del sector funcionaban
exitosamente, aumentando sus beneficios y obteniendo más contratos
gubernamentales.
Desde 2001 hasta 2010 el líder mundial del sector, Lockheed Martin,
casi duplicó sus ingresos pasando de 24.000 millones a 45.800 millones,
mientras que el beneficio operativo se cuadruplicó, de 1.000 millones a
4.000 millones.
Tampoco salieron perjudicadas las empresas de diversos sectores
responsables de la seguridad pública.
Por ejemplo, un fabricante de
escáneres para los aeropuertos, OSI Systems, aumentó sus ingresos para
el año 2008, casi seis veces, en 623 millones de dólares.
En 2012 se
prevé que los índices alcancen los 700 millones de dólares.