VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

Con la Iglesia católica hemos topado

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Joan Petrás |..
Resulta curioso en los tiempos que corren el revuelo que sigue provocando las complejas relaciones existentes entre el Estado español y la Ciudad del Vaticano/Iglesia católica romana.

Tenemos a Benedicto XVI, Joseph Alois Ratzinger, un P. pastor alemán que es recibido con todos los honores de un gran emperador, ante el que se postran con reverencia/pleitesía las autoridades patrias y qué, en agradecimiento, compara la ante sus anfitriones la situación actual de España con la que existía en 1936, criticando el laicismo y estableciendo proclamas de índole político-moral sobre el aborto o el matrimonio homosexual donde se confunde pecado (transgresión de un precepto religioso ante un dios) con delito (infracción de la ley civil o militar de un Estado soberano).

Con ese daltonismo cronológico amnésico que caracteriza a este autoproclamado vicario de Cristo en la Tierra, en su ejercicio de memoria histórica, se olvidó de remarcar que por esas mismas fechas era militante de las Juventudes Hitlerianas (Hitler-Jugend), la versión más vital y espontánea del Partido Nacional-Socialista Obrero Alemán, que coetáneamente a la Guerra Civil española anatemizaba a judíos, gitanos, liberales, homosexuales o comunistas en nombre de la raza aria y la Europa cristiana/pagana, salvando sus almas y purgando sus cuerpos en planificados campos de concentración, donde la tecnología y la ciencia alemanas se pusieron al servicio de la fe en la Providencia –como justificaba Adolf Hitler en Mein Kampf– y de la “gente de bien”.

José Luís Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno de España, ha sido criticado durante la anterior visita del Papa por no recibir al máximo pontífice romano de manos de los voceros de la Derecha que, desde la COPE o Intereconomía, proclaman en otros foros un nacionalismo dialéctico, como cuando se acusa(b)a a los comunistas de robar el oro de las arcas republicanas para llevarlo a Moscú o se declaran defensores de la libertad religiosa sólo para los cristianos en los países árabes/islámicos pero no para cualquiera en nuestra nación.

Los mismos que claman contra las mujeres musulmanas por llevar el hiyab, el niqab o el chador en su discurso feminoide, hacen mutis por el foro cuando salen monjas católicas en actitud servil ante un jefe de Estado integrista y representante supremo de una multinacional de la fe que las relega a un papel secundario. Aunque el actual Sr. Presidente no es “santo de mi devoción” por razones varias, reconozco que aquí ha obró de manera inteligente al viajar a Afganistán para visitar a las tropas militares españolas: se libró de los probables abucheos y silbidos que hubiera recibido de parte de quienes proclaman el amor cristiano (obras son amores y no buenas razones); evitó las críticas internas de los sectores más laicistas y secularizadores del PSOE si se hubiera sometido expresa y públicamente a los dictámenes morales de un teólogo que se proclama poseedor de la “Verdad Absoluta” frente al relativismo rampante; le supuso una válvula de escape ante las críticas que su Gobierno está recibiendo justamente por su gestión de la crisis económica y por la reforma laboral emprendida.

Supongamos, por un momento, que la visita se hubiera producido alrevés, y que José Luís Rodríguez Zapatero, como Presidente del Gobierno de España, hubiera viajado   a la Ciudad del Vaticano. 

Habría que imaginar que reacciones provocaría que Zapatero lo hiciera como miembro de la Internacional Socialista, y que esta organización convocara una reunión en la Basílica de San Pedro. 

Que bajo las pinturas de Miguel Ángel, el “cónclave” de la socialdemocracia mundial con Zapatero como portavoz, arengara a la Santa Sede a conceder igualdad de derechos a la mujer, con la posibilidad de que entre las féminas se ejerciera el cargo de sacerdotisa, obispa, cardenal(a) o Mama, en elecciones con sufragio universal no sexista, acabando con la monarquía teocrática, absoluta, censitaria y masculina actualmente existente; que se produjera una democratización efectiva en la que el dios cristiano/católico concurriera a las elecciones periódicas cada cuatro años junto otros candidatos al dominio universal como Yahveh, Allah, con sus partidos monoteístas cristiano, judío e islámico, o Júpiter/Zeus resucitado con su gabinete grecorromano, Odín y Brahma/Vishnú/Shiva, con sus alianzas politeístas germánica e hindú; qué hubiera una separación efectiva de los tres poderes legislativo (Parlamento), ejecutivo (Gobierno) y judicial (Tribunales) para evitar abusos de un dios único o de sus representantes.

Tal como propugnaban John Locke en su obra Dos tratados sobre el gobierno civil (S. XVII) o Montesquieu en El Espíritu de las leyes (S. XVIII); que se reconozca la laicidad en la Ciudad del Vaticano separando los ámbitos civil y religioso; que la Iglesia católica abriera el corazón de Cristo a los homosexuales reconociéndoles igualdad de derechos civiles y religiosos (salvación) en materias como el matrimonio o la adopción; que repartiera su amplio patrimonio económico de este mundo entre los pobres; que reconociera la libertad individual permitiendo a las personas salvarse o condenarse según su conciencia por su militancia comunista o sus prácticas sexuales (P.Ej. Masturbación) o quedar fuera del Juicio Final, en el caso ateo; que se dejara a los dioses el castigo o la salvación de las abortistas, ya que finalmente son ellos quienes permiten o no esta práctica; que se deje a los humanos en manos del relativismo y que únicamente dios muestre su verdad absoluta a quien se lo pida expresamente; que se establezca un concordato donde se establezca la financiación con el 0,7% de la declaración del IRPF de los súbditos de la Ciudad del Vaticano el mantenimiento de partidos políticos como el comunista, socialista o liberal; que se contemple tanto en la Santa Sede como en todos los templos católicos del mundo la elección de una asignatura optativa a la catequización para aquellos fieles o infieles que opten por la filosofía y la ciencia, con temas como la evolución biológica, la Teoría de Cuerdas o el pensamiento de Nietzsche y que los que impartan estas especialidades sean nombrados por las facultades correspondientes de la Universidad y su magisterio sea financiado por las arcas pontificias; que en las escuelas católicas se incluyan símbolos feministas, marxistas, pacifistas, etc.

Por último, supongamos que José Luís Rodríguez Zapatero leyera ante Barak Hussein Obama, Lula da Silva y otros miembros de la socialdemocracia mundial en una “homilía” televisada extractos de La esencia de la religión de Feuerbach, en donde se reivindica al hombre corporal y se afirma que dios es una creación humana, o de El porvenir de una ilusión de Freud, donde se considera a la religión como una forma de neurosis colectiva.

No obstante, y siendo realista, esto sería mucho imaginar en un mundo donde no existen relaciones de reciprocidad entre los Estados y el concepto de soberanía (ejercicio del poder) no lo marcan las constituciones o el tamaño, si no el poderío religioso, económico y militar.

http://www.hazteoir.org

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