¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

¿Quién liberó la 'fábrica de la muerte' de Auschwitz?

La esperanza Kirchner


Aterrizé en Buenos Aires la misma semana que murió Nestor Kirchner. Venía de  vivir medio año en Estados Unidos, de conocer gente de todo tipo, como en todos los lugares del mundo, pero con un rasgo común muy presente en casi todos; el orgullo patrio. 

Tanta gente encantada de ser americanos estadounidenses, orgullosos de su ejército, de su poderío, de vivir en el mejor país del mundo y convencidos como nadie de que el resto somos unos “pastores de ovejas”, sin dinero, sin derechos y sin libertad. 

La realidad que yo observé en el primer país del “primer mundo” (y que corroboro en las estadísticas) es que la gente común tiene menos derechos, menos libertad y menos salud que en muchos otros países del mundo desarrollado.

Y si comparamos la salud mental, la felicidad, y el estrés, los Estados Unidos podrían quedar incluso por debajo de muchos países subdesarrollados. 

Pero en fin, se dirá que esa es una de las interpretaciones de un zurdo de vista, que se le va a hacer.

Así que, después de meses trabajando en Estados Unidos, decidí regresar a América Latina. 

Decidí regresar al “tercer mundo” para seguir viviendo experiencias emocionantes, para ver a un pueblo luchando por sus derechos y sus libertades.

Y  aterricé en Buenos Aires, una ciudad en la que, como diría Borges, nunca había estado físicamente, pero literariamente innumerables veces. 

Esa misma semana, murió el ex presidente Néstor Kirchner, un político desconocido para muchos en Europa y Estados Unidos.

La mayoría de la gente conoce la imagen que de él da la prensa de los grandes medios; "un izquierdista autoritario, que reprime a la prensa de su país y se alía con dictadorzuelos como Chávez y Evo Morales". 

Otros habíamos oído otra versión; que es el presidente que está sacando Argentina de la crisis, denunciando la dictadura militar y acabando con la corrupción de los empresarios y la clase política y que forma parte del grupo de gobiernos latinoamericanos que se enfrentan a los Estados Unidos planteando una alternativa y reivindicando un giro a la izquierda en el continente.
 
Ante la muerte del ex presidente me ví obligado a informarme, y al salir a la calle descubrí un pueblo en lucha y una juventud que se agrupaba y se concentraba masivamente en plazas y avenidas reivindicando sus derechos. 

El impacto fue enorme, más teniendo en cuenta que el ambiente ideológico que había vivido en Europa y en Estados Unidos no podía ser más desesperanzador. 

En mi país, España, el pasotismo imperaba, aunque tras el 15M a alguno le cueste recordarlo. 

La gente solo reaccionaba y salía a la calle cuando ganábamos el mundial. 

Incluso en estos tiempos de crisis histórica y de abusos por parte del FMI y las empresas,  era sorprendente  ver como tantos españoles se quedaban en casa sin hacer nada.

La  postura generalizada era un rechazo frontal a  todo lo que sonara a  política.

Pero no debemos olvidar que el camino al que nos llevan los que dirigen el mundo, es a convertirnos en tuercas cansadas, consumistas, resignadas, acomodadas y atolondradas que interesan al sistema capitalista. 

Y la única vía de enfrentarse a ellos directamente, es la vía política.

En América Latina, la vía política está demostrando que puede hacer frente a los grandes poderes económicos.  

La posibilidad de aparezca un presidente progresista y latinoamericanista no puede ser minusvalorada.

El éxito de nuevo Lázaro Cárdenas, un nuevo Jacobo Arbenz, un nuevo Salvador Allende, depende nos guste o no, de la confianza y el apoyo del pueblo a los actuales candidatos de la izquierda latinoamericana.

Y esto es justamente lo que han entendido los argentinos, que hace apenas 8 años estaban desengañados y habían perdido toda esperanza de cambio por la vía política. En 2003 ganó Nestor Kirchner, un candidato casi desconocido y sin demasiado apoyo. 

Su mérito mayor fue devolver el idealismo a la población desencantada.

El resultado se palpa en Argentina y cualquiera que viva allí puede verlo con sus propios ojos. 

Llámese peronismo, kirchnerismo o como quiera que se llame, lo que yo ví el día que murió Kirchner, fueron multitudes apasionadas; los pobres aindiados, los “negros”, los obreros, los grupos de izquierda, los jóvenes, universitarios y trabajadores codo con codo, dejando de lado las discusiones minoritarias y agrupándose masivamente para defender la única política que había apostado por ellos. 

Yo fuí un privilegiado por vivir esos momentos de entusiasmo popular; me dejé arrastrar por ese río de gente apasionada derramando lágrimas, y de jóvenes dispuestos a cambiar el rumbo de las cosas.

Hacía mucho tiempo que no sentía algo parecido.

En los últimos meses meses hemos visto al presidente Zapatero desesperado, dando las gracias al FMI  y a la Unión Europea por su “ayuda” contra la crisis, hemos visto a Obama jactándose de la muerte de Bin Laden y tratando de  demostrar de una vez a su pueblo que es un verdadero patriota yanqui. 

Presidentes que prometieron una política progresista y hoy se alían con el neoliberalismo y el militarismo, ignoran sus promesas y traicionan a quienes creyeron en ellos. Kirchner representa la opción contraria. 

No supuso una esperanza como candidato, pero una vez en el poder, cambió las cosas con hechos, paró los pies a los corruptos, plantó cara a los dictados de  la  Casa Blanca; se ganó al pueblo argentino.

Fue el único gobierno que se enfrentó al FMI, a los bancos y a los empresarios y que dirigió al país a una nueva fase en la que se está consiguiendo avanzar por una vía distinta, verdaderamente latinoamericana.

De Kirchner, los periódicos siguen diciendo que fue autoritario, que reprimía a los periodistas, que ansiaba tanto el poder que se alió con Chávez en contra de Estados Unidos y el FMI. Dicen que hacía todo eso para perpetuarse en el poder. 

Cualquier idiota sabe que precisamente oponerse a los Estados Unidos es la vía difícil para seguir en el poder y que si un gobernante latinoamericano quiere de verdad estar tranquilo en el poder, se dedicaría a obedecer a Washington, ya que optar por un camino distinto conlleva la hostilidad de los amos del mundo, de la prensa y de las multinacionales.

El mismo Kirchner lo dijo en una entrevista concedida a Oliver Stone; cuando un político se lleva muy bien con Estados Unidos, con los bancos y con el FMI es que algo va mal, porque estos señores nunca van a interesarse por mejorar la situación del pueblo sino por el enriquecimiento propio.
 
Lo difícil es oponerse al sistema y hacer frente a las injusticias de los mercados que controlan todo.

En Europa y en Estados Unidos hoy parece imposible que un político se atreviera a plantarles cara. Kirchner lo hizo. 

Y -manipulación mediática a parte- las estadísticas demuestran que en Argentina la pobreza desciende, que el país crece y que la clase media se afianza. 

Y Cristina se presenta a la reelección. 

La esperanza continúa.
 

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