2000 años de asesinatos, orgías y conspiraciones papales… entre otros delitos.
Una dama católica me dijo el otro día que debería estudiar lo que ha hecho la iglesia católica y romana en el mundo, para que no la desprestigie con lo que escribo.
Y es que yo me he dedicado a presentar y a denunciar las violaciones y abusos sexuales que han cometido en Guatemala, sacerdotes católicos.
Así que para conocer un poco más de la historia católica, busqué varios libros que objetivamente me presentaran lo que en los pasados 2000 años han hecho los miembros de la curia católica, especialmente los que se han sentado en la “silla de San Pedro”.
Porque según el árbol así son los frutos.
Yo ya sabía de la maldad del vaticano, ya conocía de su hipocresía y su iniquidad, pero los casos específicos, concretos, validados e históricos que encontré, me pararon los pelos; hicieron que abriera los ojos desmesuradamente y la boca-quijada se me abriera en asombro.
Unos casos me hicieron reír por su estupidez, otros me pusieron a reflexionar cómo esta organización ha logrado hechizar al mundo por tanto tiempo y otros simplemente me llenaron de asco y desprecio.
El “papado” ha sido siempre ocupado por los hombres más bajos, inmorales y malos que ha habido. No ha habido uno bueno. Ni uno solo.
Falsa apariencia de piedad pero con los instintos más bajos y más carnales.
El dinero y la corrupción han corrido en el vaticano. También la sangre y los venenos. El sexo, la pedofilia y el incesto tienen lugar preferente en la capilla Sixtina. ¿No me creen? Entonces a continuación, algunos de los ejemplos que encontré
(la reacción emocional ante estos casos, es responsabilidad del lector):
. Esteban VII, hijo de un sacerdote, hizo exhumar el cadáver de su antecesor (el Papa Formoso, que ya llevaba nueve meses muerto) para juzgarlo en el famoso “Sínodo del Cadáver”.
Hizo vestir al muerto con sus ornamentos pontificios y lo hizo sentar en la silla de Pedro. Lo juzgó por tres días y lo condenó “por ambición desmedida” del papado. Le arrancaron las vestiduras papales, lo vistieron con harapos, le cortaron tres dedos para que se curara del vicio de bendecir, lo arrastraron por las calles entre risotadas y burlas, lo volvieron a enterrar (ahora en una cueva), lo desenterraron de nuevo, lo desnudaron, y así, desnudo, mutilado, vejado y putrefacto, lo tiraron al río Tíber… sin embargo, Teodoro II (que sólo estuvo en el pontificado 20 días, porque murió “sospechosamente” como sus dos antecesores) logró sacar el cadáver de Formoso y lo enterró (por tercera vez) de nuevo con sus galas pontificias.
. A Juan X lo depusieron y lo encarcelaron en el castillo de San Ángel y después lo asfixiaron con un cojín por instigaciones de Marozia, la hija de Teodora la Vieja, que había sido su amante y la que lo elevó del obispado de Ravena al papado. Dos grandes méritos tiene este papa: Hizo arzobispo de Reims a Huguito, un niño de 5 años hijo del conde Heriberto; y tuvo con Teodora la Vieja una hija, Teodora la Jóven, madre de Juan XIII.
. Benedicto V deshonró a una doncella y salió huyendo a Constantinopla (con el poco dinero que Juan XII no se alcanzó a robar). Cuando regresó a Roma –sin un centavo- León VIII le desgarró las vestiduras, le arrancó las insignias papales y el báculo y tras hacerlo arrodillar le rompió la cabeza a baculazos.
No murió, sin embargo por los baculazos. Murió cuando el marido vejado de una de sus amantes lo cosió a puñaladas (más de cien) y luego lo arrastró por las calles y lo tiró a un pozo.
. Julio III (Giovanni Maria del Ciocchi del Monte) se levantó a un jovencito de 15 años y a su hermanito (a quien hizo cardenal). Se los llevó a Roma y vivieron muy felices los tres.
. El más asesino de todos los papas fue el italiano Lotaria da Segni, alias Inocencio III, quien con sus tres cruzadas (la de los albigenses, la cuarta contra los infieles y la de los niños) fue el que más mató o empujó a la muerte.
La inquisición –el invento más deplorable de los hombres- se le debe a Ugolino da Segni (Gregorio IX) y a su tío, Inocencio III. De Gregorio IX, el emperador Federico II decía que “era un fariseo sentado en la silla de la pestilencia y ungido con el óleo de la iniquidad”.
Inocencio IV autorizó la tortura en la inquisición. Inocencio VIII persiguió a las “brujas” (a quienes les pinchaban los ojos con agujas o las empalaban por la vagina o el recto, hasta desmembrarlas como castigo por haberse “ayuntado” con el diablo.
Las arrastraban, tiradas por caballos hasta despedazarlas o las asfixiaban…
. El fraude más desvergonzado fue en el año 752. Los escribas de Esteban III falsificaron el documento llamado “Donación de Constantino” y que el Vaticano utilizó hasta el siglo XX como “título de propiedad” en donde se hacía constar que el emperador Constantino –el 30 de marzo del año 315- le otorgó al Vaticano toda Italia y el Occidente (omnes Italiae occidentalium regionum provincias, loca et civitates).
Y hasta el Acuerdo Laterano de 1929 entre Pío XI y Mussolini, la Gran Ramera pretendió ser dueña de medio mundo con el cuento que el emperador Constantino se lo había dado al papa Silvestre en agradecimiento porque éste lo había curado milagrosamente de la lepra.
. La papisa Juana gobierna el vaticano entre los años 855 y 857. Algunos dicen que tomó el nombre de Benedicto III y otros que Juan VIII (aunque la papisa ni su nombre están en la lista oficial de papas, su existencia no puede ser negada).
Por seguir a un amante, Juana se disfrazó de hombre y así pudo estudiar y relacionarse en el ámbito religioso, a tal punto que llegó a ser pontífice, apostólica, católica y romana… hasta que se le ocurrió convertirse en la amante del embajador Lamberto de Sajonia y quedar embarazada… y en medio de una procesión inició las contracciones y la labor de parto; pariendo en público.
Según Martín el Polaco, murió por el parto, otras versiones dicen que la muchedumbre engañada la lapidó.
A partir de ese capítulo bochornoso –como muchos otros- la iglesia católica se ha visto en la necesidad de verificar manualmente la “virilidad” de los nuevos pontífices, usando una silla especialmente diseñada –con un hoyo en el asiento- para meter la mano y… Adicionalmente, la calle (entre el Coliseo y la iglesia de San Clemente) en donde se dice que la papisa parió, es evitada por todos los papas.
Y así podría poner innumerables ejemplos más de lo que ha sido el Vaticano en los últimos 2000 años, pero para muestra un botón.
Como escribí al inicio de este artículo, fui acusado de desprestigiar a la iglesia católica. Eso es una rotunda mentira, esa organización criminal y corrupta se desprestigia por sí sola. Hasta la próxima…
Por Jorge De Jesús Batres
Colaborador de Jesucristo Hombre.
Email: amatitlan@creciendoengracia.com
Guatemala