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¿Se recordará Posada de Brenda Esquivel que torturó y a quién hizo perder el bebé?

  Brenda y Marlene Esquivel.

JEAN-GUY ALLARD – “¡Acaba con esa semilla antes de que nazca…!”, lanzó Luis Posada Carriles, alias Comisario Basilio, a uno de sus hombres que interrogaba a la venezolana Brenda Esquivel, en julio de 1972, en los locales de la policía política (DISIP) de Maracay, Venezuela. 


Posada acababa de tener conocimiento de que la joven detenida estaba embarazada de ocho meses.

El patético testimonio de esa valiente mujer, grabado en video, es parte del importante dossier que han constituido, en Venezuela, víctimas de torturas y familiares de personas asesinadas por Posada. A finales de la década de los sesenta, ese terrorista se radicó en Venezuela, por orientación de la Agencia Central de Inteligencia, y a partir de 1967 integró la dirección de Inteligencia de la DISIP.

En su narración de los eventos, Brenda Esquivel explica cómo el hecho ocurrió en el curso de un interrogatorio que sufrió después de su dramático arresto, en una casa de La Victoria, a unos 50 kilómetros de Caracas.

“Recuerdo cómo, el día anterior —eso fue el 2 de junio de 1972— mataron en El Paraíso a Botini Marín junto con Ramón Antonio Alvarez, que para aquel entonces era mi compañero… Hicieron un simulacro de que ellos estaban implicados en el secuestro del industrial Domínguez. 

Los habían hecho prisioneros unos días antes. Entonces, ya torturados y sedados, los llevan hasta ese lugar, hacen el simulacro, y los matan ahí…”

Brenda vive entonces en La Victoria en la casa familiar. “Al día siguiente, mi hermana y yo llegamos y salimos a las afueras a comprar la prensa… y vimos mucha movilización de personas extrañas… Nosotras entramos a la casa y les decimos, mira, hay algo raro por ahí…”

“Llegaron unos funcionarios haciéndose pasar por trabajadores de la luz eléctrica. Entonces nos dimos cuenta que eran funcionarios policiales. Llegaron otros más. Tocaron la puerta y dijeron: “¡Abran esta vaina!” Inmediatamente empezaron a disparar hacia dentro”.

La operación policíaca, dirigida por Luis Posada Carriles, se convirtió en masacre.

“Recuerdo que llegó la Policía Uniformada, estaban el Ejército, la PTJ, la DISIP, un helicóptero del Ejército disparando hacia abajo, hacia el patio de la casa. Cuando cayeron nuestros compañeros… El primero fue un camarada, un muchacho jovencito, al que le decíamos Freddy…”

“Luego, el esposo de mi hermana, que también muere allí”, dice: ‘Vamos a hacer una pausa para salvar a los niños’. Porque había dos niños de Edmundo: Edmundito y ‘Nené’, y mi hermana tenía 20 días de haber dado a luz. 

Ya eran tres niños. Y yo que estaba embarazada… Y él hace una voz de alto, para que paren el fuego, que van a salir dos mujeres y tres niños.

Entonces, de afuera, dijeron que sí y paran… Pero en el momento que vamos saliendo nos empiezan a disparar y nos tuvimos que tirar en el suelo. La idea era matarnos a nosotras también…”
De repente, se interrumpe el tiroteo y un oficial de la Policía grita: “Salgan las mujeres, salgan los niños, no les vamos a hacer nada”.

“COMISARIO, ¿QUE HACEMOS CON LAS MUJERES Y LOS NIÑOS?”

Continúa Brenda Esquivel: “Cuando vamos saliendo, uno de los muchachos, el más jovencito, un español, le decíamos Fidel, agarra a mi hermana, y me agarra a mí y nos abraza, en cuestión de salir también con nosotras y salvar su vida. 

Pero cuando llegamos afuera, lo primero que hicieron fue pararnos contra la pared. Y a él le dieron un tiro en la cabeza… ¡Delante de los niños, delante de nosotras!”

Un funcionario grita entonces a Posada: “Comisario, ¿qué hacemos con las mujeres y los niños?” El esbirro contesta de inmediato: “¡Mátenlos también!”

“Cuando dice así, toda la gente, la gente que estaba ahí alrededor, empieza a gritar: “¡Asesinos, no maten a las mujeres, a los niños!” Si no hubiese sido por esas personas y la comunidad, nosotras estuviéramos muertas. La gente fue la que nos salvó la vida.”

“A Edmundo Hernández lo sacan herido. Tenía heridas por todas partes del cuerpo, pero aún estaba vivo. Lo sacan, lo tiran en el piso, y delante de sus dos hijos le empiezan a dar patadas por la cara, todos le dieron.”

De ahí las dos mujeres y los niños son trasladados, en un Jeep, a distintas Comisarías de Policía hasta terminar en las oficinas de la DISIP de Maracay.

“Ahí fue, como se dice, el vía crucis… Fuimos torturadas, tanto física como mentalmente…Vimos cómo torturaban psicológicamente a niños, ofreciéndoles comida si decían dónde estaba la mamá, dónde estaban los otros amigos del papá…”

Brenda recuerda con emoción a su sobrina de 20 días de nacida. “Mi hermana, con el impacto de toda la situación que había pasado, no podía producir leche, la niña entonces estaba ahí… deshidratada por completo… y a ellos eso no les importaba”.

“SE VOLTEA Y ME DA UNA PATADA EN EL VIENTRE…”

El relato del momento donde se le anuncia a Luis Posada Carriles, el Comisario Basilio, que una de las dos presas está embarazada da la medida del cinismo del personaje, hoy detenido en las celdas de Inmigración de El Paso, Texas, bajo la protección de la Casa Blanca.

“Me subieron a un primer piso, y fue entonces cuando oí que le dijeron: ‘Comisario Basilio… ¡está embarazada!’ Y entonces un funcionario me preguntó: “¿Cuántos meses tienes de embarazo?” Yo le digo: “Ocho”. Entonces preguntó (a Posada). “¿Qué hacemos con ella, Comisario?” (Posada), entonces le dice: “¡Acaba con esa semilla antes de que nazca…!”
“Entonces el funcionario se voltea y me dio una patada en el vientre… Ahí fue donde yo sentí… Esa patada fue la que mató a mi hijo…”

La mujer empieza a sangrar abundantemente: “Lo que hacían era reírse, más nada. Yo iba caminando, iba sangrando, y botando líquido y ellos lo que hacían era reírse…”

“Esa orden la dio el Comisario Basilio. Más adelante, con los años, yo sé que el Comisario Basilio era, es Posada Carriles. Para mí, era el que dirigía toda la operación.”

Pero la tortura continúa: “Después que me dieron la patada, entonces me llevaron a un baño. Tenían una bañadera y trataban de introducirme la cabeza pero no lo terminaban de hacer. ‘¿Vas a hablar?’ Y me metían la cabeza ahí y volvían otra vez a levantarme”.

SALVADA POR JOSE VICENTE RANGEL

El infierno de Brenda Esquivel, torturada con su hijo muerto en el vientre, fue interminable.

“No sé, no recuerdo, cuántos días duramos nosotros ahí. Yo calculo, aproximadamente, como diez, doce días, algo así. Hasta que mi mamá se comunicó con el Comité de los Derechos Humanos.”

El hoy comunicador de la television venezolana, ex vicepresidente del Gobierno bolivariano de Venezuela, José Vicente Rangel, se consagraba entonces a defender víctimas de violaciones de derechos humanos. Interviene de inmediato.

“Mi mamá tuvo una comunicación con él y una entrevista, y le notificó todo lo que estaba pasando. Ellos llegaron allá a la DISIP… Mi hermana le dijo a José Vicente Rangel en qué condiciones yo estaba… Lo primero que hizo fue dar la orden de que me trasladaran a un puesto policial, y que me hicieran ver a un médico. Igualmente, mandó a que un médico viera a mi hermana, porque ella también estaba en malas condiciones”.

—¿Tú tenías el niño muerto dentro?, le preguntan a Brenda en el video.

—Muerto, sí, contesta la mujer. Yo estaba con fiebre. Yo no coordinaba muy bien. Estaba, bueno… y era un olor…

Brenda Esquivel continúa su relato: “En el momento que me sacan de la DISIP, José Vicente Rangel da la orden de que no me saquen esposada. Y ellos no me sacaron esposada. Pero en cuanto estaba en el carro, inmediatamente me esposaron. 

Y me introducen en la Maternidad Concepción Palacios esposada…” “Recuerdo que me pasaron a un consultorio a examinarme y el doctor me dice, acuéstate. 

‘No, no, no, no tengo necesidad de examinarte, nada más con el olor ya sé qué te afecta…’ Y entonces dice: ‘Pásala a quirófano. Y me pasaron inmediatamente a quirófano.”

Ese terrible testimonio se prosigue con otras descripciones de situaciones de una increíble crueldad, ocurridas durante la detención que se extendió por más de cuatro meses.

Más torturas, ejecuciones y chantaje.

El grupo de las víctimas de Luis Posada Carriles en Venezuela dispone ya de decenas de 80 testimonios grabados en video que documentan de manera implacable las actividades criminales del terrorista y agente de la CIA en Venezuela. 

Tienen también en su poder documentos de los archivos policiales que demuestran la responsabilidad criminal de este protegido de la Administración norteamericana.

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