Científicos de la Universidad del Sur de Dinamarca y de la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas descubrieron que las grandes fosas marinas tienen un papel importante en la regulación del clima en la Tierra. Resulta que esos precipicios son gigantescos sumideros de carbono.
“Esto significa que se está produciendo un almacenamiento de carbono en estas fosas que es mucho más activo de lo que pensábamos y esto quiere decir que existe un sumidero de dióxido de carbono en el océano profundo del que no se tenía ninguna información”, dijo a la BBC Ronnie Glud, responsable de la investigación.
El dato curioso para ientonces.com es: Nicaragua tiene uno de esos sumideros.
Se trata de la ya conocida línea de choque entre las placas tectónicas Coco y Caribe, ubicada a una distancia de entre 100 y 120 kilómetros de las costas del Pacífico de Nicaragua.
Son acantilados formados por las enormes placas tectónicas que flotan como hielo sobre el magma. La Coco se hunde bajo la Caribe frente a las costas de Nicaragua, formando precipicios que superan los 5,000 metros de profundidad, considerado en 2010 por el investigador estadounidense Kerry Key como un récord mundial.
Parece que en el Pacífico Noroccidental hay fosas más profundas, pero lo importante no es el récord, sino el hecho de proteger los mares y océanos.
Una sola bolsa plástica, o un embase descartable, puede tener el mar como destino lógico si cae en una corriente de agua sin control.
Millones de millones de estos productos encontraron morada común. Todos forman una “mancha” tan grande como Alemania y Japón juntos en el Océano Pacífico.
Eso disminuye la capacidad de los océanos para captar carbono.
Puede que nuestro aporte individual no aporte mucho, pero las prácticas son contagiosas, incluso las que son buenas.
La zona de subducción nos ha traído tsunamis como el que en 1992 mató a casi 200 personas. Pero aparentemente también pueden protegernos de la desaparición de la especie a causa del cambio climático.
Al final, las fosas marinas son nuestras aliadas.
Tenemos una ahí en frente.
Hay que protegerla.
