Antonio Lafuente desde Washington para Público:..
EEUU creía hasta hace unos días que la paz con los talibanes era posible. Durante meses, sus agentes de inteligencia estuvieron hablando de un futuro acuerdo nada menos que con el número dos del movimiento talibán, el mulá Mohamed Mansour.
Le dieron dinero, escucharon sus peticiones y hasta el máximo responsable de la guerra en Afganistán, el general David Petraeus, expresó confianza en el próximo final del conflicto.
El único problema, según reveló ayer el diario The New York Times, es que el Mohamed Mansour con el que estaban hablando no era el verdadero sino un impostor, al que ahora se ha perdido el rastro.
El diario llega a comparar el “episodio” con una novela de espionaje. Pero dado el fiasco, éste parece más en la línea de un monólogo de Miguel Gila sobre la guerra. O de un tebeo de Mortadelo y Filemón.
Un “montón de dinero”
“Funcionarios estadounidenses confirmaron el lunes que habían abandonado toda esperanza de que el afgano fuera Mansour o, tan siquiera, un miembro del liderazgo talibán”, destaca el diario. Un diplomático occidental declaró: “No es él. Y le hemos dado un montón de dinero”.
Hasta tres veces llegaron a reunirse funcionarios de la OTAN y del Gobierno de Afganistán con el falso mulá. Y en una ocasión llegó, incluso, a volar en un avión de la Alianza Atlántica, que lo trasladó de Pakistán a Kabul, donde se reunió con Hamid Karzai en el palacio presidencial.
Uno de los problemas con los que se topa Washington para entablar conversaciones con los talibanes, según el periódico, es que su liderazgo está compuesto mayormente por clérigos casi analfabetos, surgidos de zonas rurales y que nunca han sido vistos por los negociadores estadounidenses.
Así que nada de los sofisticados sistemas de espionaje e investigación que nos enseñan las películas de Hollywood y los capítulos de CSI. Las dudas sobre Mansour surgieron en la última reunión cuando un hombre que le había conocido años atrás dijo que no se le parecía. La confirmación final de que no era Mansour no se sabe bien cómo se ha hecho.
Para los funcionarios afganos, el episodio puede ser aún más grave, pues creen que el falso Mansour era un verdadero agente talibán: “Los talibanes son más inteligentes que los estadounidenses y que nuestro propio servicio de espionaje”.
La noticia original en The New York Times: