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Honduras: ¿Golpe de estado planificado por dos empresas norteamericanas?

por John Perkins, para Global Research



Mientras escribía mi nuevo libro Hoodwinked (Random House, fecha de publicación noviembre de 2009), visité recientemente América Central. Todo el mundo con el que hablaba estaba convencido de que el golpe militar que había derrocado al presidente democráticamente electo de Honduras, Manuel Zelaya, había sido planificado por dos empresas de EE.UU. con el apoyo de la CIA. Y que los EE.UU. y su nuevo presidente no apoyaban la democracia.

A principios de año, Chiquita Brands International Inc. (antes United Fruit) y Dole Food Co habían criticado duramente a Zelaya por defender un aumento del 60% en el salario mínimo de Honduras, alegando que la medida podría reducir las ganancias corporativas. A ellos se unieron una coalición de fabricantes y exportadores de textiles, empresas que dependen de la mano de obra barata para trabajar en sus fábricas de explotación.

La memoria es corta en los EE.UU., pero no en América Central. Yo seguía escuchando a personas que decían que se tenía constancia de que Chiquita (United Fruit) y  la CIA habían derrocado al presidente democráticamente electo de Guatemala Jacobo Arbenz en 1954 y que la International Telephone & Telegraph (ITT), Henry Kissinger y la CIA derrocaron a Salvador Allende, de Chile en 1973. 

Estas personas estaban seguras de que el presidente de Haití Jean-Bertrand Aristide había sido derrocado por la CIA en 2004 porque propuso un aumento del salario mínimo, como el de Zelaya.

Me dijo el vicepresidente de un banco panameño, "Cada multinacional sabe que si Honduras aumenta su tarifa por hora, el resto de América Latina y el Caribe le tendrán que seguir. Haití y Honduras han marcado siempre la referencia más baja de los salarios mínimos. Las grandes empresas están decididas a evitar lo que llaman una "revuelta de izquierdas en este hemisferio. Al derrocar a Zelaya están enviando mensajes amedrentadores a todos los otros presidentes que están tratando de mejorar el nivel de vida de sus pueblos".

No hacía falta mucha imaginación para imaginar la confusión que barrería todas las capitales de América Latina. Había habido una señal de alivio con la elección de Barack Obama en los EE.UU., un sentimiento de esperanza de que el imperio del Norte finalmente mostraría compasión hacia sus vecinos del sur, que los acuerdos de comercio injusto, las privatizaciones, los draconianos Programas de Ajuste Estructural del FMI, y las amenazas de intervención militar podrían ralentizarse e incluso desaparecer. Ahora, ese optimismo se está agriando.

La íntima relación entre los líderes del golpe militar de Honduras y de la corporatocracia se confirmaron un par de días después de mi llegada a Panamá. El The Guardian inglés publicó un artículo comentando que "dos de los principales asesores del gobierno de facto de Honduras tienen estrechos vínculos con el secretario de Estado de los EE.UU. Uno de ellos es Lanny Davis, un influyente miembro de un grupo de presión que fue abogado personal del presidente Bill Clinton y que también hizo campaña a favor de Hillary. 

El otro sicario del gobierno del golpe de Estado que tiene profundos lazos con Clinton es (miembro de un grupo de presión) Bennett Ratcliff”.

DemocracyNow! dio la noticia de que Chiquita fue representada por una poderosa firma de abogados de Washington, Covington & Burling LLP, y su asesora, McLarty Associates.

El Procurador del presidente Obama Eric Holder había sido socio de Covington y  defensor de Chiquita, cuando la compañía fue acusada de contratar a "escuadrones de la muerte" en Colombia (Chiquita fue declarada culpable, admitiendo que había pagado a   organizaciones calificadas por el gobierno de EE.UU. como grupos terroristas " para protección " y estando de acuerdo en 2004  con una multa de 25 millones de dólares). 

El embajador de George W. Bush ante la ONU, John Bolton, ex-abogado de Covington, se había opuesto ferozmente a los líderes latinoamericanos que luchaban por los derechos de su gente a obtener una mayor proporción de beneficios derivados de sus recursos, después de dejar el gobierno en 2006, Bolton se involucró en el Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNAC), el Consejo de Política Nacional, y un número de otros programas que promueven la hegemonía de las empresas en Honduras y otros lugares. 

El Vicepresidente de McLarty John Negroponte, que fue Embajador de los EE.UU. en Honduras de 1981-1985,  ex- subsecretario de Estado, Director de Inteligencia Nacional y Representante de los EE.UU. ante las Naciones Unidas, desempeñó un papel importante en el respaldo por parte de Estados Unidos a la guerra secreta de la Contra contra el gobierno sandinista de Nicaragua y se ha opuesto sistemáticamente a las políticas de los presidentes pro-reformistas latinoamericanos elegidos democráticamente. 

Estos tres hombres simbolizan el poder insidioso de la corporatocracia, su composición por gente de los dos partidos, y el hecho de que la Administración de Obama ha sido absorbida.

Los Angeles Times fue al corazón de este asunto cuando llegó a la conclusión:

Lo que ocurrió en Honduras es un clásico golpe de estado latinoamericano en otro sentido: el general Romeo Vásquez, quien lo dirigió, es un antiguo alumno de la "Escuela de las Américas de los Estados Unidos (rebautizada Instituto del Hemisferio Occidental para la Seguridad y la Cooperación). La escuela es mayormente conocida por producir militares latinoamericanos que han cometido graves violaciones de los derechos humanos, incluidos golpes militares.

Todo esto nos lleva de nuevo a la conclusión inevitable: usted y yo debemos cambiar el sistema. El presidente - ya sea demócrata o republicano – nos necesita para hablar.

Chiquita, Dole y todos sus representantes necesitan escucharle. Zelaya, debe ser restablecido.

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