Por primera vez en la historia de la Iglesia católica, un Papa justificó, “en casos particulares”, el uso del preservativo, dijo la prensa ayer.
CEREMONIA. El Papa presidió ayer, en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, el Consistorio en el que nombró a 24 nuevos cardenales (Foto: TONY GENTILE REUTERS )
En un libro de entrevistas, que saldrá a la venta este martes, y del que el diario L’Osservatore Romano difundió extractos, el papa Benedicto XVI dijo que “puede haber casos individuales, como cuando una persona que se prostituye utiliza un preservativo, donde puede ser un primer paso hacia una moralización, un debut de responsabilidad que permita tomar una nueva conciencia de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que uno quiera”.
La respuesta del Pontífice a la pregunta que le hiciera el periodista Peter Seewald sobre si la Iglesia católica está fundamentalmente en contra del uso de los condones, marca un viraje no sólo con respecto a la postura tradicional del Vaticano, que sólo admite como método contraceptivo la abstinencia, sino a la del propio Pontífice, quien el año pasado, durante una gira por países africanos, dijo que el uso de los preservativos estaba “agravando” el problema del sida.
Francia, Alemania y la agencia de las Naciones Unidas a cargo de combatir el sida condenaron tal declaración y la calificaron de irresponsable y peligrosa.
Sin embargo, Benedicto XVI aclaró en la entrevista con Seewald que “el preservativo no es la forma apropiada de vencer la infección del VIH (el virus que causa el sida)”, y abogó por una “humanización de la sexualidad”. “Concentrarse solamente en el preservativo significa banalizar la sexualidad”, insistió el Pontífice, según el diario vaticano.
Christian Weisner, del grupo alemán Somos la Iglesia, dijo que las declaraciones de Benedicto XVI sobre los condones eran “sorprendentes”, y que si realmente estaba justificando su uso, “uno podía estar feliz por la capacidad de aprendizaje del Papa”. Pero William Portier, teólogo de la Universidad de Dayton, en Ohio, dijo que sería erróneo concluir que la Iglesia católica ha cambiado de posición sobre los anticonceptivos.
En el libro, titulado Luz del Mundo, y conformado por las entrevistas que Benedicto XVI concedió a Seewald durante un mes de reuniones en la residencia papal de verano, el jerarca también abordó el tema de los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes. “Las dimensiones del escándalo me impactaron. Ver cómo la institución del sacerdocio acababa ensuciada, y con ella la misma Iglesia católica, ha sido difícil soportar”, dijo.
Sobre Pío XII, el Pontífice acusado por muchos de no haber enfrentado con más dureza al nazismo de Hitler en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, Benedicto XVI aseguró que fue un “justo, que salvó a más judíos que nadie”.
Las palabras del Papa se publicaron el mismo día en que éste ordenó a 24 nuevos cardenales, durante una ceremonia en la Basílica de San Pedro.
Ante más de cinco mil personas, el Pontífice presidió el Consistorio en el cual los purpurados hicieron una profesión de fe y un juramento, tras lo cual recibieron la imposición del birrete, un sombrero colorado de cuatro puntas.
Cada uno de los 24 juró lealtad al Papa, a los futuros pontífices y a la Iglesia, incluso si ello implica dar su vida. Veinte de los nuevos cardenales tienen menos de 80 años y, por tanto, según las normas de la Iglesia, pueden formar parte del cónclave que elegirá al sucesor tras la muerte o dimisión de Benedicto XVI. Entre los nuevos cardenales están el arzobispo emérito de Quito, Raúl Eduardo Vela Chiriboga, y el de Aparecida, en Brasil, Raymundo Damasceno Assis.
En China, en tanto, la Iglesia católica ordenó ayer obispo a Guo Jincai, pese a no contar con la aprobación del papa Benedicto XVI, uno de cuyos asesores calificó el acto de “ilegítimo”. China obligó a los católicos del país a terminar sus vínculos con el Vaticano en 1951 y sólo permite practicar esa religión en iglesias respaldadas por el Estado.
En un libro de entrevistas, que saldrá a la venta este martes, y del que el diario L’Osservatore Romano difundió extractos, el papa Benedicto XVI dijo que “puede haber casos individuales, como cuando una persona que se prostituye utiliza un preservativo, donde puede ser un primer paso hacia una moralización, un debut de responsabilidad que permita tomar una nueva conciencia de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que uno quiera”.
La respuesta del Pontífice a la pregunta que le hiciera el periodista Peter Seewald sobre si la Iglesia católica está fundamentalmente en contra del uso de los condones, marca un viraje no sólo con respecto a la postura tradicional del Vaticano, que sólo admite como método contraceptivo la abstinencia, sino a la del propio Pontífice, quien el año pasado, durante una gira por países africanos, dijo que el uso de los preservativos estaba “agravando” el problema del sida.
Francia, Alemania y la agencia de las Naciones Unidas a cargo de combatir el sida condenaron tal declaración y la calificaron de irresponsable y peligrosa.
Sin embargo, Benedicto XVI aclaró en la entrevista con Seewald que “el preservativo no es la forma apropiada de vencer la infección del VIH (el virus que causa el sida)”, y abogó por una “humanización de la sexualidad”. “Concentrarse solamente en el preservativo significa banalizar la sexualidad”, insistió el Pontífice, según el diario vaticano.
Christian Weisner, del grupo alemán Somos la Iglesia, dijo que las declaraciones de Benedicto XVI sobre los condones eran “sorprendentes”, y que si realmente estaba justificando su uso, “uno podía estar feliz por la capacidad de aprendizaje del Papa”. Pero William Portier, teólogo de la Universidad de Dayton, en Ohio, dijo que sería erróneo concluir que la Iglesia católica ha cambiado de posición sobre los anticonceptivos.
En el libro, titulado Luz del Mundo, y conformado por las entrevistas que Benedicto XVI concedió a Seewald durante un mes de reuniones en la residencia papal de verano, el jerarca también abordó el tema de los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes. “Las dimensiones del escándalo me impactaron. Ver cómo la institución del sacerdocio acababa ensuciada, y con ella la misma Iglesia católica, ha sido difícil soportar”, dijo.
Sobre Pío XII, el Pontífice acusado por muchos de no haber enfrentado con más dureza al nazismo de Hitler en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, Benedicto XVI aseguró que fue un “justo, que salvó a más judíos que nadie”.
Las palabras del Papa se publicaron el mismo día en que éste ordenó a 24 nuevos cardenales, durante una ceremonia en la Basílica de San Pedro.
Ante más de cinco mil personas, el Pontífice presidió el Consistorio en el cual los purpurados hicieron una profesión de fe y un juramento, tras lo cual recibieron la imposición del birrete, un sombrero colorado de cuatro puntas.
Cada uno de los 24 juró lealtad al Papa, a los futuros pontífices y a la Iglesia, incluso si ello implica dar su vida. Veinte de los nuevos cardenales tienen menos de 80 años y, por tanto, según las normas de la Iglesia, pueden formar parte del cónclave que elegirá al sucesor tras la muerte o dimisión de Benedicto XVI. Entre los nuevos cardenales están el arzobispo emérito de Quito, Raúl Eduardo Vela Chiriboga, y el de Aparecida, en Brasil, Raymundo Damasceno Assis.
En China, en tanto, la Iglesia católica ordenó ayer obispo a Guo Jincai, pese a no contar con la aprobación del papa Benedicto XVI, uno de cuyos asesores calificó el acto de “ilegítimo”. China obligó a los católicos del país a terminar sus vínculos con el Vaticano en 1951 y sólo permite practicar esa religión en iglesias respaldadas por el Estado.
FUENTE:
http://www.eluniversal.com.mx/internacional/70614.html