Julio César Gálvez, de profesión mercenario, compareció el lunes en rueda de prensa delante del hostal de Vallecas (Madrid) donde está alojado, junto a varios compañeros de “profesión" desde su llegada a España, para declarar lo siguiente:
"Habíamos firmado delante de un funcionario de la embajada española en La Habana unos compromisos, dos minutos antes de subir al avión, en los cuales el Gobierno español ofrecía información y orientación social y asesoramiento legal, así como la ayuda económica necesaria para la manutención y el alquiler de vivienda". Curioso.
Quiere para sí, todo lo que su idílico capitalismo recorta a los más débiles por culpa de la crisis. ¡Menudo regalito nos han traído a casa!
Asesoramiento, ayuda económica, comida y vivienda gratis... eso no lo ven ni en sueños los millones de pobres, desempleados e inmigrantes que pululan por España.
¡Qué solidario nos ha salido el “demócrata" Gálvez! Un poco más y se deja caer exigiendo un chalet con mayordomo en zona exclusiva de Madrid. Con esta declaración, y las de días anteriores, los mercenarios cubanos han logrado, en tiempo récord, que toda la población hispana (enajenada o no) se haya puesto contra ellos.
La cabra siempre tira al monte. Por eso, prácticamente toda esa escoria se ubicará, más temprano que tarde, en su lugar idóneo: Estados Unidos de Norteamérica, la dictadura capitalista más grande del mundo.